En la noche del sábado 13 de abril, Irán lanzó un ataque contra una base aérea en el desierto israelí. Desde entonces, la amenaza de una escalada militar se cierne sobre la región, ya marcada por la guerra de Gaza.
Tras el ataque de Irán contra Israel en la noche del sábado 13, todas las miradas están puestas en Oriente Próximo y Oriente Medio. En plena guerra entre Israel y Hamás, el mundo entero contiene la respiración ante la amenaza de una conflagración regional y sus posibles consecuencias.
Cualquier nuevo deterioro tendría un gran impacto económico a escala mundial. Ya se trate de los acontecimientos en el Mar Rojo, del riesgo de escalada en Oriente Próximo y Oriente Medio o de la continuación del conflicto en Ucrania, todos estos acontecimientos geopolíticos están teniendo un terrible impacto en el crecimiento económico. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en Washington señalan que los verdaderos riesgos económicos son los riesgos geopolíticos.
El precio del petróleo contiene la respiración
Por el momento, sin embargo, el ataque a Israel con 300 drones y misiles de crucero iraníes ha tenido muy pocas consecuencias económicas. El precio del barril de petróleo está bajando y la bolsa va bien. Sin embargo, el precio del oro, activo refugio, se mantiene alto: los inversores recurren a esta seguridad en caso de escalada militar.
Si la situación en Oriente Próximo y Oriente Medio se recrudece, las consecuencias para la economía mundial serán bastante dramáticas. Irán es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El país posee las terceras mayores reservas de petróleo del mundo y las segundas de gas, según la Agencia de la Energía de Estados Unidos (EIA). En caso de escalada militar, los precios del petróleo y las materias primas se dispararían.
Irán podría prever un ataque contra Arabia Saudí, el país con las mayores reservas de petróleo del mundo. Arabia Saudí, junto con Jordania y Egipto, adoptó una postura favorable a Israel tras el ataque iraní. Los dirigentes iraníes también podrían decidir bloquear el acceso al estrecho de Ormuz, una ruta estratégica para el comercio internacional por la que circula alrededor del 20% del consumo mundial de petróleo líquido (21 millones de barriles diarios en 2022).
Es una de las principales rutas marítimas que unen los países ricos en petróleo de Oriente Próximo con los mercados de Asia, Europa y Norteamérica. Muy estrecho (50 kilómetros) y poco profundo (60 metros), se encuentra entre Irán y Omán. Un bloqueo iraní podría provocar problemas de abastecimiento mundial, un aumento del precio del barril de petróleo y una subida de la inflación.
¿Cómo reaccionarán las potencias?
Es difícil predecir lo que harán las principales potencias económicas del mundo, como China, Estados Unidos y Rusia. Sin embargo, la inflación podría ir seguida de una recesión mundial como las crisis del petróleo de 1973 y 1979, o incluso la crisis económica de 2008. Cuando el precio del barril de petróleo sube demasiado, la actividad económica se resquebraja. La economía española y la europea ya están mal, con un crecimiento cercano a cero, y es seguro que no podrán soportar otro disparo de advertencia global.
Aun así, Irán tiene poco margen de maniobra. El país demostró que se ponía en fuera de juego, al margen de las normas internacionales, al atacar una base aérea israelí en respuesta al bombardeo de la embajada iraní en Damasco (Siria) el 1 de abril de 2024. Los países árabes apoyaron a Israel. Tanto más cuanto que Irán se encuentra en una situación económica muy difícil, con una inflación y un desempleo elevados.
Así pues, es donde la economía puede tomar el relevo de la política. Internamente, los iraníes, impactados económicamente, podrían cambiar el curso de los acontecimientos y provocar el fin del régimen de los mulás. En ese caso, las consecuencias para la economía mundial serían bastante positivas. Por su parte, los jefes de Estado y de Gobierno del G7 (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón), reunidos el domingo 14 de abril, se declararon dispuestos a tomar medidas contra Irán.
Entonces, ¿cómo evitar el peor de los escenarios? Por la vía diplomática. Los iraníes han declarado que, militarmente, su misión está cumplida. No tienen intención de ir más lejos. Los países árabes suníes no tienen intención de dejar que el Irán chií se salga con la suya. Los amigos de Israel, como Francia y el Reino Unido, intentan calmar los ánimos. En cuanto a Joe Biden, que está pensando en su reelección, está presionando a Israel para que no inicie una guerra más amplia con Irán. Entre otras cosas, porque la cuestión de los precios del combustible es crucial para la economía estadounidense.
Acerca del autor
Frédéric Mertens de Wilmars es profesor y director del Departamento jurídico en la Universidad Europea de Valencia.