Los ingresos del Canal de Suez, uno de los principales generadores de divisas del país, han caído entre un 40% y un 50% desde principios de año debido al aumento de los ataques de los rebeldes Houthi yemeníes, apoyados por Irán.
Se trata de un duro golpe para Egipto, que atraviesa su peor crisis económica en años. Mientras que el Canal de Suez había aportado al país alrededor de 8.600 millones de euros durante el ejercicio 2022-2023, un 35% más que el ejercicio anterior y un nuevo récord, los ingresos de uno de los principales generadores de divisas del país se han desplomado.
Estos ingresos en divisas están siendo vigilados de cerca en un país donde los importadores y cambistas tienen ahora dificultades para encontrar dólares.
Los armadores evitan el paso
Esto es consecuencia directa de las tensiones en el Mar Rojo y del creciente número de ataques de los rebeldes Houthi de Yemen contra buques comerciales que creen vinculados a Israel. Los Houthis forman parte del «eje de resistencia» proiraní y antiisraelí.
Como consecuencia, muchos armadores están evitando el Mar Rojo y el Canal de Suez, por donde suele pasar entre el 12% y el 15% del tráfico mundial, y están desviando sus buques al Cabo de Buena Esperanza, frente a Sudáfrica, una ruta que está experimentando un aumento de los volúmenes transportados.
Hasta finales de 2023, Egipto no se ha visto demasiado afectado. En diciembre, los ingresos del Canal de Suez alcanzaron los 749 millones de dólares, frente a los 737 millones de diciembre de 2022.
Los antecedentes del canal
El aumento de ingresos del año pasado se debió a un incremento del tráfico como consecuencia de una nueva sección excavada durante 2014 y 2015, que ahora facilita el paso de convoyes y reduce el tiempo de tránsito de los buques.
Este desarrollo fue el primero de los «megaproyectos» del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sissi, que se han tragado gran parte de las finanzas del país en los últimos años. La obra faraónica ha absorbido casi ocho mil millones de euros, pero no ha generado un aumento masivo de ingresos, que sólo se consigue cada año aumentando las tasas de tránsito.
Como recordatorio, en marzo de 2021, el «Ever Given», un portacontenedores gigante cuya proa se incrustó en la orilla oriental del canal, bloqueó la ruta entre Europa y Asia durante varios días.
La operación de rescate duró seis días, y las aseguradoras estimaron las pérdidas para el comercio marítimo mundial en varios miles de millones de dólares por día de impacto.
¿Qué ingresos genera el canal?
Los ingresos procedentes del canal son sólo una parte de los ingresos en divisas de Egipto. Combinados con los ingresos del turismo, un sector que también está sufriendo las tensiones en la región, representan sólo la mitad de la verdadera ganancia inesperada del país: el dinero que envían a Egipto los trabajadores egipcios en el extranjero.
No obstante, son una fuente de ingreso crucial para un país que está viendo dispararse el servicio de su deuda: más del 60% de los ingresos públicos en 2023 y el 70% en 2024.
Los ingresos del Canal también sirven para mantener a raya la «olla a presión social» de Egipto, donde dos tercios de la población son pobres o están al borde de la pobreza. Se pagan directamente al Estado, que los reinvierte en el ejército y en «pan social».
La respuesta de occidente
Frente a los ataques de los Houthis, Estados Unidos y la Unión Europea crearon en diciembre una fuerza multinacional de protección marítima en el Mar Rojo. Desde enero, han lanzado varios ataques contra objetivos houthis en Yemen, país en guerra con los rebeldes apoyados por Irán desde 2014, a veces con la ayuda de Reino Unido.
A pesar de la respuesta internacional a los ataques rebeldes, un carguero británico se hundió frente a las costas de Yemen tras ser alcanzado por misiles houthis el 19 de febrero. Las cerca de 21.000 toneladas de fertilizante de sulfato de fosfato de amonio que transportaba el barco suponían un riesgo medioambiental en el Mar Rojo y un riesgo de impacto para otros barcos.
Estados Unidos y Gran Bretaña han anunciado su intención de sancionar a un comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, así como a un oficial houthi.
Dado que los Houthis amenazan constantemente la seguridad del comercio marítimo internacional pacífico, Estados Unidos y el Reino Unido están tomando medidas contra los canales de financiación que permiten estos ataques desestabilizadores.
Mohammad Reza Falahzadeh, actual subcomandante de la Fuerza Qods, el brazo de operaciones en el extranjero de la Guardia Revolucionaria iraní, es uno de los objetivos de estas sanciones. El Tesoro estadounidense acusa a los Houthis y a la élite de la Fuerza Qods de vender materias primas iraníes a actores extranjeros para financiar las operaciones militares de los Houthis.
En este contexto, el miércoles 6 de marzo pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) concedió a Egipto un préstamo adicional de 5.000 millones de dólares. Aplastado por su deuda externa -cerca de 165.000 millones de dólares-, el gobierno cuenta con la inversión extranjera para intentar resolver su crisis de divisas.
Además, los megaproyectos (nuevas ciudades, incluida la nueva capital, puentes y carreteras) no han hecho, en su opinión, más que desviar las arcas del Estado sin crear nuevos ingresos.
Egipto es actualmente el segundo país con mayor riesgo de impago de su deuda, sólo por detrás de Ucrania, asolada por la guerra, y los expertos han señalado nuevos motivos de preocupación. Los ingresos en divisas procedentes del turismo llevan años cayendo, tras Covid y la guerra de Ucrania. Y el país sufre ahora las consecuencias de la guerra en la vecina Gaza.
Acerca del autor
Frédéric Mertens de Wilmars es profesor y director del Departamento jurídico en la Universidad Europea de Valencia.