El Gremio de Artistas Falleros, 80 años de tradición e industria en las Fallas
Ubicada en el popular barrio de Benicalap -al noroeste de la ciudad de Valencia-, la Ciutat Fallera es un complejo único que nació en la década de 1960 con el objetivo de convertirse en el epicentro de la industria fallera. Talleres, artistas falleros y sus familias…todo ello habría de reunirse en un polígono industrial compuesto por 50 naves y bloques de viviendas colindantes.
Antes de contar con esta ubicación, los artistas falleros se dispersaban por diferentes talleres a lo largo de la ciudad, a menudo con condiciones precarias y espacio limitado. La Ciutat Fallera les brindó un espacio centralizado y moderno, con naves diáfanas, equipadas con las herramientas y recursos necesarios para dar vida a las monumentales fallas.
En Economía 3 buscamos realizar un recorrido a través de la historia de todas aquellas empresas e instituciones de larga trayectoria, que han ayudado con su trabajo y esfuerzo a crear el tejido industrial del país durante generaciones. Por ese motivo, y con motivo de la cercanía de Las Fallas, queremos poner en valor la labor del Gremio Artesano de Artistas Falleros de Valencias, una asociación profesional que agrupa a los artistas falleros de la ciudad.
Los primeros pasos hacia la creación del Gremio se dieron en 1932 con la fundación de la Asociación de Artistas Falleros. Sin embargo, no sería hasta la década de 1940, en un contexto marcado por la posguerra y la necesidad de unir y fortalecer al sector fallero, cuando se constituiría el actual gremio.
Tradición e industria valenciana
Tal y como explica Francisco Pellicer Brell, maestro mayor del Gremio Artesano de Artistas Falleros de Valencia, en el caso de esta organización, la actividad relacionada con la creación y construcción de las fallas, así cómo las de carrozas y otros elementos utilizados en los diferentes actos de las comisiones, influyen directamente sobre la economía del profesional.
«Resulta complicado hablar de cifras, ya que los presupuestos de las fallas no suponen el 100% de los ingresos de un taller, pero la gran mayoría de las fallas de la ciudad de Valencia y de las diferentes poblaciones falleras están realizadas por artistas falleros profesionales, agremiados o no», explica Pellicer.
Tradicionalmente, los artistas del gremio han compaginado la actividad de realización de fallas con la construcción de estands, decoraciones para interiores, escenografías, decorados de televisión… todo un abanico de diversificación que ayudaba a sostener en el tiempo los negocios. En los últimos años, explica, el maestro mayor, a esta actividad se han sumado la producción de escenografías para grandes festivales musicales.
El expertise de estos artista se prolonga, por tanto, más allá de las fronteras autonómicas. De hecho, explican desde la institución, la industria fallera valenciana se ha encargado de construir tradicionalmente el decorado de los carnavales de Tenerife.
El oficio de las fallas, en la actualidad
Vivimos años de digitalización y transformación acelerada de todos los sectores. De forma similar, durante los últimos años hemos visto evolucionar significativamente las actividades económicas que rodean a una fiesta tan icónica como las fallas.
Acerca del impacto directo que las nuevas tecnologías han tenido en el sector, Pellicer asegura que «la digitalización se ha utilizado para el diseño, modelado directamente con programas de ordenador y sobre todo, el corte de piezas, ya sea a con hilo o con troqueles».
El oficio de artista fallero a nivel tecnológico ha evolucionado mucho en las últimas décadas. Según explica Xavi Serra, artista fallero y fundador de Valua, «a esa evolución solo le faltaba un aspecto que mejorar y potenciar, la visibilidad de su gran potencial en los canales digitales. En ese sentido, buscamos contribuir a poner en valor a los artistas falleros a través de las nuevas tecnologías y la innovación».
Con respecto a la sostenibilidad, explican desde el Gremio de Artistas Falleros, los artistas falleros dependen de los materiales que se comercializan, homologados y cumpliendo todas las normas que se les puedan exigir.
Y concluye Pellicer al respecto: «Cuanto más sostenibles sean los materiales, más sostenibles serán las fallas. El uso de ese tipo de productos encarece el coste de la falla. Siendo un presupuesto cerrado de antemano, es necesario ajustar el presupuesto teniendo en cuenta el coste de los materiales».
Las Fallas también acusan la inflación
Como la mayoría de sectores, la industria fallera también está acusando la inflación y el aumento de costes durante los últimos años. El maestro mayor del gremio explica que la mayor dificultad para los artistas falleros en la actualidad consiste en presupuestar su trabajo sobre la cantidad fija que ofrecen las comisiones.
«Debemos tener en cuenta que la subida de precio de las materias primas afectan directamente al sector . El futuro de la fallas se me antoja infinito, la cuestión es cómo adaptarse a los cambios que nos provoca la economía, sobre todo el encarecimiento de los materiales. Habrá que adaptar el trabajo que se ofrece al presupuesto que se destina a la falla», asegura Pellicer.
El Gremio de Artistas Falleros se afana en buscar nuevos contratos y recibe propuestas de diferentes sectores relacionados con las artes plásticas para poner a disposición de los Artistas Falleros. Se pretende abrir al máximo el abanico de posibilidades que nuestra certificación profesional nos permita.
El futuro de la Ciutat Fallera
Más allá de su función como espacio de trabajo, la Ciutat Fallera se ha convertido en un enclave cultural y turístico de referencia. Durante las Fallas, el complejo se abre al público, permitiendo a los visitantes conocer de cerca el proceso de creación de las fallas y disfrutar de un ambiente único.
Con respecto al futuro del espacio, desde el Gremios de Artistas Falleros manifiestan que existen muchos intereses alrededor de «un espacio tan particular». El Ayuntamiento de la ciudad aprobó en 2015 un acuerdo de todos los grupos municipales para dinamizar la Ciutat Fallera y convertirla en distrito cultural.
«Hay proyectos, pero poca intención de ejecutarlos. Mientras tanto, los artistas que se jubilan y dejan la actividad, venden sus talleres a empresas que destinan el espacio a otro uso que nada tiene que ver con la actividad fallera», concluye Pellicer.