Jueves, 02 de Mayo de 2024
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C. González, Feique: «La caída de los suministros químicos afectaría a todos”

C. González, Feique: «La caída de los suministros químicos afectaría a todos”

Las materias primas se sitúan al principio de todas las cadenas de valor industriales, incluidas aquellas necesarias para la transición energética y digital a la que nos enfrentamos. Litio, cobalto, níquel, galio, boro, titanio o wolframio son sólo algunos de los elementos fundamentales para desarrollar productos como baterías, paneles solares, turbinas eólicas o semiconductores, entre otros. Todos ellos, fundamentales para el cambio que debemos abordar.

Según diversos estudios, se espera que la demanda de este tipo de materias primas crezca para dar respuesta a las numerosas necesidades que genera la actividad humana. Sectores como las renovables, la generación de hidrógeno renovable, la movilidad eléctrica, la defensa o el espacio se verán influenciados por la escasez de estas materias primas.

De ahí la importancia de fortalecer las cadenas de suministro, desde la extracción hasta el procesado y posterior reciclado e invertir en I+D+i para desarrollar tecnologías disruptivas y ser capaces de buscar alternativas. Asimismo, es necesario invertir en formación para poder disponer de los conocimientos, cualificaciones y competencias profesionales necesarias que nos permitan abordar nuevos desarrollos.

El objetivo actual marcado por la UE es acabar con el uso de los combustibles fósiles. Sin embargo, el cuidado del medioambiente implica el empleo de nuevas materias primas como el níquel o el litio, que se utilizan para fabricar baterías. ¿Tenemos suficientes recursos para nuestra industria? ¿Qué industrias se pueden ver afectadas por su falta? Hablamos con Cristina González, directora de Estrategia, Advocacy y Competitividad de Feique.

Objetivo: climáticamente neutros

– ¿Conseguiremos cumplir los compromisos con la UE? ¿2030-2050?

El Pacto Verde Europeo marca objetivos muy concretos y las materias primas juegan y jugarán un papel fundamental para llegar a ser el primer continente climáticamente neutro en 2050 y que el crecimiento económico esté disociado del uso de recursos.

La Comisión Europea publicó la Ley de Materias Primas fundamentales para garantizar un suministro seguro y sostenible de materias primas esenciales para la industria europea, reforzando las capacidades en las distintas etapas de la cadena de valor y aumentar nuestra resiliencia reduciendo la dependencia de Europa de las importaciones de proveedores de un solo país.

Esta ley marca propuestas de actuación a implementar por los Estados miembros que, junto con otras iniciativas y leyes que se están promoviendo en el ámbito nacional y europeo, como la Net Zero Industry Act, están generando un clima adecuado para alcanzar los objetivos deseados.

Actuar sobre la cadena de valor

– La falta de materias primas o su escasez provoca además que suban sus precios… ¿Cómo crees que va a evolucionar esta situación?

Uno de los criterios que determina el carácter crítico o fundamental de una materia prima es el riesgo o garantía de suministro, que examina la concentración a escala nacional de la producción mundial de materias primas fundamentales y el abastecimiento a la UE, la gobernanza de los países proveedores —incluidos aspectos ambientales—, la contribución del reciclaje (es decir, de las materias primas secundarias), la sustitución, la dependencia con respecto a importaciones de la UE y las restricciones del comercio en terceros países.

Por todo ello, la Comisión Europea lleva más de una década analizando este carácter crítico de las materias primas, publicando un listado que se actualiza cada tres años y que, actualmente, recoge treinta materias primas consideradas fundamentales o críticas.

Para poder minimizar riesgos es importante actuar sobre todas las etapas de la cadena de valor y mejorar la trazabilidad de estas materias primas. Para ello, la Comisión Europea propone, en su Ley de Materias Primas Fundamentales, medidas que aumenten la capacidad de supervisión mediante pruebas de resistencia, promueven la coordinación para la constitución de reservas estratégicas y fomentan la inversión y el comercio sostenibles.

Reducir la dependencia

– El litio, por poner un ejemplo, las mayores reservas se encuentran en América Latina y México. Los gobiernos de estos países están dando un paso al frente en este sentido como nacionalizaciones… ¿esto puede dar lugar a que las empresas deslocalicen sus producciones?

La garantía de suministro es uno de los aspectos que determina el carácter crítico o fundamental de una materia prima concreta y, con cierta frecuencia, muchas de ellas están concentradas en un reducido número de terceros países, con China a la cabeza, pero también en Brasil, Perú, Chile o México.

Medidas demasiado proteccionistas, como las nacionalizaciones, impactarán en los sectores industriales aguas abajo y dificultarán futuras inversiones. En este contexto, es importante reducir la dependencia de un único proveedor, diversificar…

Para ello, el comercio internacional y los acuerdos comerciales son esenciales porque apoyan la producción mundial, por un lado, y garantizan la diversificación de la oferta, por otro.

Hablar de deslocalizaciones, en el caso de una industria de procesos, como la química, es más complejo por la propia naturaleza de sus instalaciones, pero sí podríamos llegar a asistir a desinversiones que nos hagan perder competitividad.

Dependemos de la química

– Con la pandemia, nos dimos cuenta de que los recursos no están a nuestro alcance y la logística nos jugó una mala pasada.

En términos generales, el 98 % de las actividades productivas requieren de la química en algún punto del proceso de fabricación. Por lo que si se interrumpe la cadena de suministro de la química, el impacto será incalculable sobre el resto de sectores.

En cuanto a materias primas fundamentales, según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), nuestro país cuenta actualmente con producción de estroncio, espato flúor, tántalo, silicio y wolframio, así como depósitos identificados de antimonio, barita, bismuto, cobalto, litio, tierras raras, entre otros.

Y es vital que tanto España como Europa aprovechen su potencial para aumentar sus capacidades de extracción, procesamiento o reciclado de materias primas, pues sólo así podremos mejorar nuestra autonomía estratégica.

Un modelo circular

– ¿Qué materias primas pueden desaparecer y qué productos?

Es difícil predecir qué materias primas pueden desaparecer. La transición hacia la neutralidad climática en 2050 hará que se desarrollen tecnologías que hoy en día no existen o que se encuentran en fases muy tempranas de desarrollo y estas pueden precisar (o no) de materias primas fundamentales, que irán marcando la demanda.

Dicho esto, las empresas del sector químico, conscientes de la necesidad de disponer de materias primas, lleva años trabajando en garantizar una menor dependencia de terceros, garantizando una mayor contribución al modelo circular.

Esta contribución mejora la competitividad y la autonomía estratégica, a la vez que aporta soluciones sostenibles como el desarrollo de procesos de recuperación o de sustitución de materias primas para diferentes procesos y productos.

Lo que está por venir

– ¿Qué nos depara 2024?

Desde el sector químico esperamos en 2024 una ligera recuperación respecto a 2023, con un crecimiento productivo del 1,2 % y del 2,4 % en el caso de la cifra de negocios, basado en un mejor comportamiento previsto de la economía y de la demanda. No obstante, se vislumbra un año complejo con diferentes factores geopolíticos relevantes abiertos que condicionarán la evolución de la economía en general y de la industria, en particular.

La industria química juega un papel vital para lograr los objetivos de reducción de emisiones a la mayor velocidad. Además, se encuentra al inicio de la cadena de valor de todas las actividades productivas, por lo que es vital para garantizar la estabilidad del conjunto de actividades económicas y de producciones esenciales como las agroalimentarias, las sanitarias o de movilidad.

Esperamos, tanto del nuevo gobierno nacional como del próximo europeo, su apoyo al desarrollo competitivo industrial con políticas efectivas que no pongan en riesgo la continuidad de la industria básica europea y garanticen la autonomía estratégica, una prioridad para Europa.

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