El año 2022 fue un año duro para las grandes empresas de Silicon Valley. Por primera vez todas las grandes tecnológicas americanas, a excepción de Apple, realizaron varias rondas de despidos masivos que llegaron a los más de 200.000 a finales de ese mismo año.

Entonces se podía intuir que estos despidos llegarían, de alguna manera u otra, a España. Y llegaron. El sector más afectado ha sido el de las startups más grandes del país, aunque también han tenido un impacto significativo en las sedes que las grandes tecnológicas americanas tienen en España, caso de Meta o de Microsoft.

Los perfiles más afectados han sido cargos intermedios, perfiles de Marketing, Ventas y algunos programadores, lo cual es una novedad en el sector IT en España que no sucedía desde la crisis financiera.

Los despidos se han producido por una combinación de factores que algunos llamarían una ‘tormenta perfecta’.

En primer lugar, el final oficial de la pandemia descubrió la sobrecontratación que habían llevado a cabo muchas de estas empresas. Al creer que el mundo poscovid ya sería completamente digital, la mayoría se prepararon para soportar la misma demanda para sus productos que habían tenido durante la pandemia. Sin embargo, al finalizar las restricciones, la gente volvió a sus antiguos hábitos más ‘analógicos’.

En segundo lugar, la subida de los tipos de interés de los bancos centrales ha significado un cambio radical en lo que respecta al acceso a la financiación, mucho más costosa que en los últimos 10 años. Eso ha afectado a las startups en etapas de maduración más avanzadas, que suelen necesitar grandes rondas de financiación para continuar su crecimiento.

Y, en tercer lugar, la situación geopolítica marcada por la salida de la covid, la guerra Ucrania, una inflación disparada, la tensión comercial China-EE.UU. y ahora una guerra en el medio oriente, con los avisos de posible recesión en el mundo occidental. Todo esto ha hecho que las empresas hayan optado por actitudes más conservadoras en cuanto a la contratación.

A pesar de todo esto, no hay motivos para el pesimismo todavía. La recesión parece que no llegará, la economía presenta indicadores robustos, parece que el peor momento de los despidos ha pasado, y las empresas vuelven a recuperar sus planes de contratación para final de año y el 2024.

Desde Prosperity Digital hemos sido testigos durante más de 20 años de un sector como es el tecnológico, que da sustos de manera cíclica, pero que crece con fuerza – significativamente más que la media de la mayoría de sectores, especialmente si miramos el medio-largo plazo. Además, es uno de los principales generadores de empleo hoy, y más en el futuro.

Desde la perspectiva de los trabajadores que han sufrido despidos, a veces puede costar ver el lado positivo de las cosas, pero por experiencia creo que es en estos momentos donde pueden nacer buenas oportunidades.

Es una oportunidad para reorientar nuestro camino, aprender nuevas habilidades (algo clave en un sector cambiante), lanzar algún proyecto al que nunca habíamos podido dedicarle tiempo, o incluso reforzar el inglés (que puede parecer trivial, pero es uno de los mayores factores de empleabilidad en el sector en España).

De media un profesional senior puede tardar entre 3 y 6 meses en encontrar trabajo según nuestros datos, así que es un tiempo que hay que aprovechar al máximo, más allá de la búsqueda activa de empleo.

Para las empresas que siguen contratando, este escenario que estamos viviendo desde hace un año, ha significado la novedad de acceder a un pool de talento más amplio y experimentado que antes habría sido inalcanzable. Además, al equilibrarse puntualmente la oferta con la demanda, la subida de salarios ha sido más moderada que en otros años, por debajo del 3%.

Con lo cual, aquellas empresas que han capeado bien la ‘crisis’ se encuentran en una posición óptima para ir al mercado y encontrar lo que buscan, a precios más competitivos que anteriormente.

En cualquier caso, lo más probable es que volvamos a una situación de gran demanda de perfiles digitales, y más todavía con el empuje que llevará la adopción de la IA en una parte mayoritaria de las empresas. Al menos en los próximos 5-10 años, la AI será un factor de creación de empleo, no de destrucción.