El reciente pronunciamiento del CEO de Stability AI, que vaticina un futuro sombrío para los programadores a causa del papel protagónico de la inteligencia artificial, ha encendido las alarmas en el mundo tecnológico. Por otro lado, las continuas noticias sobre la alta demanda de profesionales con habilidades en programación pintan un panorama diametralmente opuesto. Entonces, ¿cómo es posible que coexistan estas dos visiones sobre el destino de la programación?

Para entender esta aparente dicotomía, primero debemos analizar la evolución de la programación en los últimos años. Históricamente, el papel del programador ha sido esencial para dar vida a las soluciones tecnológicas. Cada avance, cada innovación, requería la intervención directa de un humano que tradujera las necesidades en código. Pero con la irrupción de la IA, la programación ha ido incorporando elementos autónomos que permiten a las máquinas aprender y adaptarse por sí mismas.

La IA, por su naturaleza, puede automatizar tareas repetitivas y optimizar procesos. Sin embargo, es crucial entender que la inteligencia artificial no «piensa» como un humano. Se alimenta de datos, aprende patrones y los replica. Por lo tanto, es posible que tareas más mundanas o rutinarias de la programación puedan ser reemplazadas por la IA, pero las tareas de diseño, arquitectura y creatividad seguirán siendo dominio humano. La IA no puede, al menos en el futuro previsible, reemplazar la inventiva, el pensamiento crítico y la capacidad de innovar de un programador.

Por otro lado, la creciente demanda de profesionales con habilidades en programación se debe a la digitalización acelerada de diversas industrias. La tecnología ha dejado de ser un sector aislado para convertirse en el núcleo de casi todas las industrias, desde la salud hasta el entretenimiento. Cada industria requiere soluciones adaptadas a sus necesidades, lo que implica una constante necesidad de programadores especializados.

A día de hoy, es muy probable que el rol de programador evolucione. En lugar de escribir líneas y líneas de código desde cero, los programadores podrían centrarse más en supervisar, ajustar y guiar a la IA en la construcción de soluciones. Además, es probable que se requieran habilidades más interdisciplinarias, donde la programación se combine con conocimientos de otras áreas, como la biología, la física o la economía, por ejemplo.

Aunque las plataformas que permiten desarrollar aplicaciones con poco o ningún conocimiento en programación se volverán más populares (se conocen como plataformas low-code o no-code), más que reemplazar a los programadores, permitirán que se centren en tareas más complejas, valorando las soft skills y la educación continua.

Los lenguajes y herramientas evolucionarán para ser más integrativos y facilitar la interacción con sistemas inteligentes. Aunque es difícil predecir con exactitud qué lenguajes serán los más prominentes en 5 años, es probable que lenguajes flexibles y versátiles como Python continúen siendo relevantes, dado que ya juegan un papel crucial en el desarrollo de IA y aprendizaje automático. Además, surgirán nuevos lenguajes y herramientas específicas para la inteligencia artificial.

Por otro lado, y en este contexto, instituciones educativas como 4Geeks Academy están asumiendo un papel vital. Además de sus programas de formación en desarrollo web y programación, 4Geeks Academy ha demostrado su adaptabilidad al incluir bootcamps centrados en inteligencia artificial y ciencia de los datos. Estos programas están diseñados no solo para enseñar las habilidades técnicas necesarias para trabajar con IA, sino también para capacitar a los estudiantes en cómo la programación y la IA pueden coexistir de manera efectiva y complementaria.

La misión de 4Geeks es clara: preparar a la próxima generación de programadores para un futuro donde la IA no es una amenaza, sino una aliada. Su enfoque proactivo en la educación refleja la necesidad de una formación que va más allá del código, abarcando la comprensión del impacto y las posibilidades de la IA en el mundo tecnológico.

No es posible negar que la inteligencia artificial cambiará el panorama de la programación, pero esto no significa la desaparición de la figura del técnico, desarrollador o programador. En lugar de ver a la IA como un adversario, los programadores deberían verla como una herramienta que puede complementar y potenciar sus habilidades.

La clave será adaptarse, aprender y crecer junto con estas tecnologías emergentes, y aprovechar las oportunidades que presentan.