La economía de Países Bajos, la quinta potencia de la eurozona, ha entrado en recesión técnica, al registrar una contracción del 0,3% en su PIB durante el segundo trimestre del año. Esta reducción sigue a una inicial durante los tres primeros meses de 2023 que alcanzó el 0,4%.
La recesión técnica hace referencia a una situación en la que una economía experimenta dos trimestres consecutivos de contracción económica. En otras palabras, se trata de una medida cuantitativa basada en el producto interno bruto (PIB) que muestra una disminución en la producción económica que se alarga durante seis meses.
Sin embargo, este concepto se basa en criterios numéricos y no necesariamente implica que la economía esté experimentando una recesión grave o prolongada. Puede haber situaciones en las que la contracción sea leve y no tenga un impacto significativo en el empleo o en otros indicadores económicos.
¿Qué ha ocurrido?
Paralelamente a la confirmación de la recesión holandesa, la oficina de estadística comunitaria, Eurostat, ha confirmado también este miércoles que la actividad económica de la eurozona se expandió un 0,3 % en el segundo trimestre del año, mientras que el PIB del conjunto de la Unión Europea se mantuvo estable en el mismo periodo.
Según el economista jefe de la oficina nacional de estadísticas CBS, Peter Hein van Mulligen, citado en la televisión pública neerlandesa NOS, la reducción del PIB se debe en parte a la caída del gasto de los consumidores.
El medio cita también el retroceso de las exportaciones, así como la política de subida de tipos de interés del Banco Central Europeo para tratar de frenar la inflación, la cual se situó en el 4,6 % en julio en Países Bajos.
La ministra en funciones de Asuntos Económicos y Política Climática de Países Bajos, Micky Adriaansens, dijo también en NOS que el Gobierno -que no puede emprender nuevos planes al estar en funciones- se compromete a «garantizar suficiente poder adquisitivo para los consumidores y un clima de negocios estable».
Problemas de fondo
La economía neerlandesa se había comportado con solvencia hasta la fecha, siendo una de las que mejor había resistido el envite de la pandemia de Covid-19. Sin embargo, son varios los problemas que, más allá de la inflación y la subida de tipos de interés, atraviesa un país que vio dimitir al gobierno dimitir en bloque en julio.
Aunque la recesión de los Países Bajos ha cogido por sorpresa a los expertos, no se espera que resulte en «una recesión profunda con altos niveles de desempleo». Hay que tener en cuenta que una de las dificultades que enfrenta el país europeo es precisamente la falta de mano de obra, por lo que la falta de empleo no debería suponer un problema.
No obstante, es relevante destacar que el panorama político en los Países Bajos podría ejercer freno sobre el aumento del gasto público, el cual ya incrementó un 0,7% durante el segundo trimestre del año. En una nota positiva, se destaca que «el crecimiento de los salarios ha superado la tasa de inflación».
En este contexto, los Países Bajos elevaron su salario mínimo en julio del presente año en un 3,1%, llevándolo a un total de 1.995 euros brutos al mes.