La dependencia europea en la producción de semiconductores ha sido un tema de preocupación y debate en los últimos años. Los semiconductores son componentes esenciales en una amplia gama de productos electrónicos, desde teléfonos inteligentes y computadoras hasta automóviles y dispositivos médicos. Sin embargo, la capacidad de Europa para producir semiconductores en cantidad y calidad suficientes ha estado rezagada en comparación con otras regiones, lo que ha generado inquietudes sobre la seguridad de suministro y la competitividad tecnológica.
Tradicionalmente, Europa ha dependido en gran medida de la importación de semiconductores de regiones como Asia, donde países como Taiwán, Corea del Sur y China tienen una fuerte presencia en la fabricación de estos componentes. Sin embargo, los conflictos geopolíticos han dejado a las empresas europeas vulnerables a interrupciones en las cadenas de suministro globales, como se evidenció durante la escasez de semiconductores en los últimos años.
Consciente de esta situación, la Unión Europea (UE) ha comenzado a tomar medidas para reducir la dependencia en la producción de semiconductores. La Ley Europea de Chips es un ejemplo de esto, con el objetivo de fortalecer la capacidad de producción de semiconductores en Europa y aumentar la inversión en investigación y desarrollo en este campo.
Independencia de semiconductores
La situación de dependencia europea, sin embargo, podría estar cercana a su fin. La empresa taiwanesa de semiconductores TSMC ha escogido Dresde, ciudad al este de Alemania, para establecer una empresa de semiconductores. El desafío será conjunto y en el proyecto participarán las compañías alemanas Bosch e Infineon, y la holandesa NXP Semiconductors. Está previsto que estas empresas inviertan una suma de 10.000 millones de euros y generen 2.000 puestos de trabajo directos altamente tecnológicos.
Como consecuencia, abrirá sus puertas la European Semiconductor Manufacturing Company (ESMC), con el propósito principal de esta entidad será ofrecer servicios avanzados de fabricación de semiconductores y contribuir «sustancialmente» al suministro europeo.
ESMC desempeñará un rol clave en el progreso hacia la construcción de una planta de producción de obleas de 300mm (equivalentes a 12 pulgadas). La gestión operativa estará a cargo de TSMC. La relevancia de este paso radica en su contribución a las necesidades de chips para el sector automotriz e industrial en los años venideros.
Crece la tensión en Asia
El proyecto se enmarca en la Ley Europea de Chips, con la que la UE quiere abordar la escasez de semiconductores y reforzar el liderazgo tecnológico de Europa. Además, la creciente tensión geopolítica ha llevado a algunos expertos a pronosticar posibles conflictos entre China y Taiwán en un futuro.
Esta situación ha llevado a la Unión a movilizar más de 43.000 millones de euros de inversiones públicas y privadas para responder rápidamente a cualquier futura interrupción de la cadena de suministro porque la reciente escasez mundial de semiconductores desde la pandemia obligó a cerrar fábricas en diversos sectores, desde los automóviles hasta los dispositivos sanitarios.
La fábrica de Dresde tendrá una capacidad de producción mensual de 40.000 obleas de 300mm (12 pulgadas). ESMC prevé comenzar la construcción de la fábrica en la segunda mitad de 2024 y comenzar la producción a finales de 2027.
Alemania, a la vanguardia en semiconductores
La inversión de TSMC convierte a Alemania en un jugador global más del sector de semiconductores. El diario económico Handelsblatt ha informado de que el Gobierno alemán aportará 5.000 millones de euros, pero la decisión de las ayudas públicas la debe tomar la Comisión Europea.
Alemania «se está situando como probablemente la mayor plaza para los semiconductores de Europa», ha afirmado al respecto el canciller Olaf Scholz, a través de un comunicado. La nueva planta es «importante para la resiliencia de las estructuras de producción en todo el mundo», ha añadido.
Y es que la locomotora europea se está convirtiendo en un reclamo para la inversión internacional en este tipo de tecnología. Por su parte, la norteamericana Intel va a adjudicarse una nueva fábrica de semiconductores en la ciudad alemana de Magdeburg (este). Se prevé una inversión de 30.000 millones de euros, de ellos 10.000 millones de euros de ayudas del Gobierno alemán.
Una inversión de 10.000 millones
La taiwanesa TSMC, que es el mayor fabricante de chips por contrato del mundo, tendrá una participación del 70 % e invertirá 3.500 millones de euros en la sociedad de riesgo compartido y Bosch, Infineon y NXP tendrán un 10 % cada una e invertirán 500 millones de euros respectivamente.
La nueva fábrica construirá chips de 22 y 28 nanómetros y de 12 y 16 nanómetros, que usa la industria automovilística alemana. La transacción todavía debe ser aprobada por las autoridades reguladoras alemanas y también debe cumplir otras condiciones.
La inversión de 10.000 millones de euros consiste en una inyección de capital, deuda y un fuerte apoyo de la UE y del Gobierno alemán. «Europa es un lugar muy prometedor para la innovación de semiconductores, especialmente en las áreas automovilística e industrial», ha declarado el consejero delegado de TSMC, CC Wei.