Siempre que termina un año, es el momento de reflexionar sobre todo lo ocurrido en los últimos meses, y, por supuesto, sobre cuál puede ser el camino que seguiremos en el nuevo año que comienza. En el caso del sector textil, aunque el 2022 no ha sido el año de la recuperación que esperábamos, sí que me gustaría destacar la tendencia positiva de los últimos meses.
Según el barómetro de ACOTEX, el acumulado anual de las ventas se sitúa en un incremento del 13,5% respecto al año pasado. Una cifra que, aunque quizás se queda corta respecto a lo esperado a principio de año, nos ayudan a afrontar los próximos meses con cierto optimismo.
Reflexionando sobre cuál debe ser el futuro de la industria en el nuevo año que comenzamos, sin duda, el camino es el de la sostenibilidad. Aunque esto no es algo nuevo, las instituciones parece que se han puesto «serias» y han comenzado a legislar al respecto.
En España, ya contamos con una Ley de Residuos que obliga al sector a reutilizar los residuos textiles. En esta misma línea, en el marco del Pacto Verde Europeo, la Comisión Europea adoptó en marzo de 2022 la Estrategia de la UE para la circularidad y sostenibilidad de los productos textiles. Uno de los objetivos es que la moda rápida deje de «estar de moda» y los consumidores opten por comprar prendas de mayor calidad y aplicar los principios de la economía circular a la producción de los productos, el consumo y la posterior gestión de residuos.
Con todo ello, es el momento que el sector textil español de un paso al frente y recupere el papel que ha jugado años atrás la industria de la moda en nuestro país. De puertas para fuera, nuestros productos son reconocidos por su calidad y creatividad. Según datos de ICEX España Exportaciones e Inversiones, en los siete primeros meses del 2022, las exportaciones de moda en España alcanzaron los 17.841 millones de euros. Queda demostrado, sin duda, que somos un referente en cuanto a calidad para el resto del mundo.
Y, sin embargo, ¿por qué no potenciamos la moda española dentro de nuestro propio país? Actualmente, hay una gran variedad de marcas que producen sus prendas a miles de kilómetros, con unos costes de producción con los que las fábricas españolas no podemos competir. Apostar por la fabricación y producción española, no solo beneficia a una multitud de empresas, sino que contribuye a reducir enormemente la huella de carbono derivada de la producción y transporte de las prendas y potenciar la economía circular.
Además del factor sostenible, no podemos olvidarnos de que la fabricación local contribuye también a generar empleo y regenerar el tejido empresarial textil en nuestro país.
Debemos apostar por la sostenibilidad y debemos apostar por lo nuestro, por nuestra producción. Tenemos el talento, tenemos la calidad para afianzarnos como referentes, tanto a nivel internacional como en nuestro país. Es el momento de que los profesionales del sector demos un paso al frente y trabajemos para colocarnos en el papel que nos corresponde.
Pero, no podemos hacerlo solos. Debemos contar con el apoyo de las instituciones públicas, para que nos den ese respaldo e impulso que necesitamos para promover la innovación y desarrollo de modelos de producción más sostenibles y competitivos, con ayudas que impulsen la digitalización y fomenten la formación de trabajadores especializados en las nuevas necesidades del sector.