Llevamos un par de años en los que hemos sido conscientes de que nuestra dependencia de otros países, en productos que eran clave para continuar con el proceso productivo de algunas empresas, nos dejaba en una situación complicada a la hora de mantener una producción que dependía en exceso de determinadas materias primas sobre las que se complicó el suministro.
El cierre de China en su día hizo por ejemplo que la resina epoxi, el disolvente o el isocianato necesarios para fabricar pinturas, fuera de difícil acceso o incluso algunos de ellos sufrieran incrementos de precio del 100%.
Adicionalmente, hace ocho meses comenzaba una guerra que, además de ser una tragedia humana, iba a tener una repercusión comercial en determinados productos tales como el trigo, el maíz, el aceite de girasol, el gas, acero, níquel, paladio, cobre y neón, entre otros.
La lección que deberíamos de aprender es la de no depender en exceso de determinados países en el suministro de productos que necesitamos. Y la pregunta es: ¿hemos aprendido algo de los acontecimientos pasados?
Porque ahora contamos con una nueva variable y es la amenaza China sobre Taiwán.
¿Estamos tejiendo una alternativa o volveremos a estar con el pie cambiado en un hipotético conflicto entre China y Taiwán?
Ante esta nueva variable que se cierne sobre el entorno geopolítico, cabe destacar que Xi Jinping ha sido reelegido en octubre como secretario general del Partido Comunista de China y jefe de las Fuerzas Armadas de China, y será confirmado en marzo por la Asamblea Nacional como presidente del país en su tercer mandato.
Su visión sobre la reunificación de China y Taiwán sigue siendo uno de sus principales objetivos, ya que le permitiría controlar el estrecho de Taiwán por el que transita el 48% de los buques contenedores, a la vez que accedería a una población-la taiwanesa- altamente capacitada y a un sistema productivo tecnológicamente avanzado.
Este hipotético conflicto tendría repercusión en productos como los paneles solares, donde China tiene cerca del 90% de cuota de mercado, u otros productos como el cobalto, litio o grafito. Y también en productos de los que Taiwán es líder mundial, como los chips avanzados para smartphones.
De modo que, tanto en paneles solares como en chips avanzados, ante una amenaza tenemos el reto de no quedarnos mirando a ver que pasa en el escenario geopolítico y ser parte activa de un cambio de estrategia comercial y productiva.