• La educación debe adaptarse a la cuarta revolución industrial
• La tecnología sin método es solo una herramienta
• No sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta

El sistema educativo y la escuela actual se desarrollaron con fuerza a partir del siglo XIX. En los inicios, la educación estaba bajo la tutela de la Iglesia y no fue hasta el desarrollo de la Edad Moderna y la Revolución Industrial cuando los estados comenzaron a tomar conciencia de su importancia y se creó el modelo que disfrutamos actualmente.

En todos estos años, la enseñanza ha ido evolucionando de forma tranquila, sin grandes avances, más allá de la aparición de ciertos métodos de enseñanza como el Montessori, aunque es cierto que en los últimos años hemos visto aparecer otros más basados en el desarrollo de competencias que en el mero aprendizaje, como el aprendizaje basado en proyectos, Flipped Classroom o clase invertida, el aprendizaje colaborativo o la gamificación.

Pero más allá de ciertos métodos aplicados de forma dispar, y a veces sin un objetivo claro, nuestro sistema educativo está en una posición de retraso frente a la evolución de la sociedad, y sigue siendo muy habitual ver a profesores sentados en sus mesas junto a una pizarra disertando sobre un tema concreto mientras los alumnos toman notas en sus libretas.

Esa imagen me trae a la mente la de una industria de principios del siglo pasado, donde los obreros trabajan afanosamente sin el uso de maquinaria, tecnología o robótica. Pero he aquí que la primera revolución industrial ha dado paso a la llamada cuarta revolución industrial, donde la aparición de la robótica, la inteligencia artificial y la analítica de los datos, junto al internet de las cosas, permite un desarrollo sin precedentes de la humanidad.

Hace decenas de años necesitábamos preparar a los futuros profesionales en un entorno y con unas herramientas que han evolucionado mucho en los últimos tiempos. Y ante estos cambios, nuestro sistema educativo debe evolucionar para adaptarse a las circunstancias.

Esta transformación no ha hecho más que acelerarse con la pandemia. Los puestos de trabajo ya no son como antes, estáticos en un despacho, donde la presencialidad es la medida de eficiencia. Ahora estamos en un entorno tremendamente volátil, y estos nuevos tiempos requieren de enseñar a nuestros alumnos a adaptarse a las circunstancias, a desarrollar nuevos perfiles de profesionales que se incorporarán al mercado laboral con garantía de éxito.

La pandemia ha obligado a muchas instituciones a implantar modelos de doble presencialidad con parte de los alumnos en el aula y el resto en casa, al igual que está sucediendo en muchas empresas. A trabajar online y realizar conexiones con otras personas, cuando hace meses podíamos juntarnos en una misma habitación o un aula. En definitiva, a adaptarnos a una circunstancia que, lejos de ver como un problema, tenemos que ver como una oportunidad.

La tecnología de hoy nos facilita, a un precio razonable, disponer de 3 cámaras en un aula, pantallas táctiles de gran tamaño y conexiones a internet con velocidades que permite emitir en directo vídeos y clases que pueden estar viendo alumnos desde cualquier parte del planeta. Plataformas de videollamada como Zoom, Google Meet o Teams nos posibilitan reunirnos y dar una clase con una facilidad impensable hace pocos años.

Pero la tecnología no es nada si detrás no hay un método de trabajo serio y contrastado que nos permita adaptarnos a las circunstancias. Debemos cambiar nuestros métodos de enseñanza, y la tecnología es solo la herramienta que nos permitirá adaptar el sistema educativo a esta cuarta revolución industrial.

En nuestras Universidades CEU somos conscientes del reto al que nos enfrentamos y, aun disponiendo de las mejores de las herramientas, seguimos trabajando en el cambio de metodologías de aprendizaje para conseguir formar a los mejores profesionales, aportar valor a la sociedad y seguir el desarrollo hacia un mundo mejor.

No sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta.

Sobre el autor:

Paco Suay es profesor de Marketing en la Universidad CEU Cardenal Herrera y embajador de Transformación Digital CEU. Es licenciado en Económicas y doctor en Marketing. Durante más de 20 años ha trabajado en el área de marketing y colaborado con escuelas de negocio, nacionales e internacionales.