El cambio climático, la caída del PIB, el déficit y la deuda, la temporalidad, la precariedad y los bajos salarios, el aumento de las desigualdades… son algunos de los retos que tiene por delante la Comunitat Valenciana. «Nuestro gran objetivo colectivo para esta década, que será decisiva, es aplanar otras muchas curvas además de la curva de la pandemia», apuntó ayer Joan Romero, catedrático de Geografía Humana en la Universitat de València (UV) y director de la Cátedra Prospect Comunitat Valenciana 2030, en la conferencia sobre el futuro de la Comunitat celebrada en Club de Encuentro Manuel Broseta.

Apuntó Romero que muchos de estos objetivos «no dependen solo de nostros» pero que la Comunitat «ha sabido ganarse el respeto en una España compleja y polarizada», lo que hace que pueda «aspirar a proponer, incluso a liderar, estrategias desde la cultura del diálogo y el acuerdo». En esta línea, resalto el catedrático de la UV que nos encontramos en un «momento histórico y una década decisiva», por lo que «se nos juzgará, en especial las generaciones más jóvenes, por nuestra capacidad para gestionar esta situación excepcional».

Expresó, a su vez, que «es el tiempo de situar a los partidos y al resto de instituciones con capacidad de tomar decisiones alrededor de los problemas de los ciudadanos. No empeñarse en polarizar a los ciudadanos alrededor de los partidos».

Lo inmediato

En esta línea, comentó Romero que las emergencias a corto plazo de la Comunitat Valenciana son conseguir una financiación justa, «equiparable a la media española», que debe comenzar por «una corrección transitoria de la aplicación del modelo de financiación». Recordó el catedrático que la nuestra es la CCAA más endeudada y que por lo tanto tenemos «menos margen de maniobra para acometer políticas de desarrollo regional, apenas un 3 % del presupuesto anual».

Asimismo, resaltó la necesidad de presentar proyectos europeos «solventes y competitivos», así como «fortalecer los servicios públicos esenciales», como son la salud pública y los servicios sociales. Defendió la importancia, a su vez, de combatir las desigualdades, centrando el gasto social en las rentas bajas y los jóvenes. Por último, en cuanto a las tareas urgentes para la Comunitat, destacó la importancia de lograr liquidez en empresas y familias, así como establecer una legislación adecuada sobre los ERTE.

Lo importante

Una vez nombrado lo urgente, Romero expuso cuáles eran los puntos importantes a acometer en la próxima década. El primero es el de adaptarnos al cambio climático. «Debemos establecer estrategias de adaptación, mitigación, anticipación y regulación a la crisis climática. No estamos haciendo lo suficiente», asevero el catedrático de la UV. En esta línea, señala la necesidad de reforzar la gobernanza, el buen gobierno y la calidad institucional para lograr «eficiencia y eficacia en las políticas públicas».

Apuntó que la Comunitat Valenciana debe transitar hacia otro modelo productivo y otro modelo de crecimiento. «Repensar lo que sea necesario, anticipándonos a los a los efectos de la cuarta revolución industrial y evaluando si queremos seguir transitando en algunos sectores por modelos agotados e insostenibles», señaló Romero y añadió que hay que «revisar por completo el modelo de formación y aprendizaje permanente en el marco de la nueva revolución tecnológica y sus efectos disruptivos. Reforzar el sistema público universitario ya que será la década de los cambios».

Además, indicó Romero que hay que combatir el «precariado», ofreciendo «mayor seguridad a los jóvenes» y marcando a la vivienda como «emergencia social». Por último, señaló que se debe conceder mayor protagonismo a los gobiernos locales con una «revisión y adaptación de legislación básica en financiación y competencias», así como atender especialmente «el despoblamiento y el declive de territorios rurales».

Futuro inteligente

En definitiva, Romero expuso que «hay que definir un proyecto de futuro inteligente, lograr consensos amplios y afianzar la propia identidad y sus componentes de excelencia para llegar a un nivel más alto de prosperidad y alcanzar una posición más visible y arbitral en España». Apuntó, a su vez que «es el tiempo de las políticas concretas. Es urgente abandonar la estrategia de la polarización y eludir toda tentación de recurrir a debates situados en el ámbito de lo simbólico».

«La agenda es ambiciosa, pero no imposible. Haciendo mía la aspiración de mi maestro Ernest Lluch, esa agenda, creo yo, debería ser la hoja de ruta de una vía valenciana para esta década. Porque no todos los momentos y los tiempos son igual. Hay momentos, décadas, en las que los procesos se aceleran. Ésta, a mi juicio, es una de ellas. Pero ninguna hoja de ruta prosperará sin voluntad política de alcanzar acuerdos estratégicos. Sin un horizonte colectivo bien definido. Sin capacidad acordada de pensar y caminar juntos, siendo diferentes», concluyó el catedrático de la UV.