Viernes, 26 de Abril de 2024
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María Muñoz: «La brecha digital en realidad es una brecha humana”

María Muñoz: «La brecha digital en realidad es una brecha humana”

Tener mayor o menor facilidad de acceso a las tecnologías se traduce en una ventaja competitiva o en un factor más de desigualdad. Y esa diferencia afecta a personas y a sociedades. Conocer en profundidad en qué situación se encuentra en esta materia la Comunidad Valenciana para actuar contra esa desigualdad y prevenirla donde aún sea posible es el cometido de la nueva Dirección General de Lucha contra la Brecha Digital creada en el seno de la Conselleria de Innovación. La socióloga y experta en cooperación internacional, María Muñoz, se encuentra al frente.

-La brecha digital no la causa una sola razón ¿cuántos frentes hay abiertos?

– Casi podríamos decir que hay tantas brechas como personas en el mundo. Como en todo fenómeno social se entrelazan realidades muy diversas. Existen factores de género, territoriales, de renta, generacionales o de formación. El origen -en el caso de la población migrante-, o la diversidad funcional también influyen. Los perfiles de personas más vulnerables a sufrir la brecha digital son aquellos en los que confluyen varios de estos factores.

– Su dirección general es nueva, dentro de una Conselleria que también lo es. ¿Por dónde tiene pensado empezar?

– Lo primero que vamos a hacer de cara a 2020 es un diagnóstico de la situación.  Tenemos datos europeos y nacionales, pero nos está costando mucho encontrar información actualizaas de la brecha digital a nivel de la Comunidad Valenciana. Queremos comenzar a actuar desde una imagen sólida de nuestra realidad para así poder orientar y focalizar mejor los esfuerzos.

-¿En qué plazo podría estar culminado?

Yo creo que antes de que acabe 2020 podríamos ya disponer de él. Quizás antes contemos con algún elemento, pero para tener el diagnóstico final habrá que esperar a finales de año.

– A falta de ese diagnóstico, ¿se parte de alguna valoración inicial sobre el estado de la brecha digital en la Comunitat?

-De momento solo podemos realizar hipótesis sobre algunas realidades. Por ejemplo, seguramente en la provincia de Castellón, la brecha territorial será una de las más fuertes porque es la que más está sufriendo el despoblamiento.

A nivel territorial, el principal problema son las infraestructuras de acceso a la tecnología. La Generalitat tiene elaborado un mapa de zonas blancas, es decir, áreas sin acceso a banda ancha de última generación. En ese mapa la provincia de Alicante no tiene tantas zonas blancas pero la de Castellón sí.

La brecha digital de género, que es muy fuerte a nivel nacional, también podría ser importante. Hablamos de mujeres generalmente de edad avanzada. Se calcula que el 60% de los desconectados españoles son mujeres. Las desigualdades de género, al ser un problema estructural, también afectan a la brecha. Las realidades no son aisladas.

-¿Qué otros objetivos se han planteado?

– Crear un Observatorio de brecha digital. Después de ese primer análisis que nos sirva un poco de fotografía, nuestra idea es monitorizar la situación y medir el impacto de todas las iniciativas que desarrollemos de manera continuada.

– ¿Qué tipo de iniciativas se van a llevar a cabo?

– Nosotros enfocamos la brecha digital desde tres puntos: el acceso, el uso y el buen uso de las nuevas tecnologías. Ésa va a ser la estructura que nos va a ayudar a organizar las acciones que vamos a poner en marcha. La cuestión del acceso y las infraestructuras de banda ancha se llevará más desde la Dirección General de Avance de la Sociedad Digital. En cuanto al uso, sí se llevará desde esta dirección general a través del desarrollo de competencias digitales entre la población. Para ello queremos basarnos en el Marco Europeo de Competencias Digitales para los Ciudadanos (DigComp) con el fin de usar un lenguaje común que se entienda en el resto de Europa. En materia de formación, tenemos que hacer acciones a corto y medio plazo y otras cuyo impacto veremos en un plazo temporal más largo.

– Formar a la población es un concepto muy amplio ¿qué se va a priorizar?

Trabajar por ejemplo con los más jóvenes es un tema que nos preocupa. Hablamos de introducir el pensamiento computacional dentro de las escuelas. Hay que tener en cuenta que debemos acometer acciones preventivas para que la brecha no se abra más y, a la vez, acciones curativas para reducirla o cerrarla. Introducir el pensamiento computacional dentro de las escuelas es algo más a largo plazo e implica una coordinación también con la Conselleria de Educación.

Existen además iniciativas de la sociedad civil muy interesantes. Planteamos también aunar esfuerzos y trabajar conjuntamente.

Con respecto al resto de la población, el diagnóstico nos permitirá también determinar las necesidades principales en ese sentido para saber por cuáles empezar.

– ¿Qué acciones formarían parte del objetivo de lograr un buen uso de las tecnologías?

Ser nativo digital se traduce en un uso más ágil de los dispositivos pero eso no implica que hagan un buen uso de la tecnología. El acoso en las redes o la incapacidad de seleccionar información que provoca desinformación, dos solo dos ejemplos de ello. Por ejemplo, vamos a llevar a cabo una campaña de comunicación dirigida a este público en concreto  para sensibilizar a los jóvenes sobre la importancia de cuidar nuestra identidad online, evitar las malas acciones  o cultivar un espíritu crítico y una mayor capacidad para protegerse ante los problemas que puedan presentarse.

– ¿Tenéis algún modelo de referencia nacional o internacional en el que basar las actuaciones?

– A nivel internacional, nos estamos fijando en Estonia por tratarse de la primera sociedad digital. A partir de los años 90 la sociedad estonia empezó a realizar ese cambio. A raíz de su independencia intentaron encontrar un modelo que les funcionara y optaron por la digitalización. En el 2000 declararon el acceso a Internet como un derecho básico y actualmente el 90 % de los servicios administrativos se prestan on line. Han tenido también la visión de formar a la población en las capacidades digitales necesarias. Ha habido una apuesta muy fuerte por la educación. De hecho empezaron enseñando programación en la etapa de Secundaria y ahora los niños empiezan ya a estudiar esta materia desde los 7 años. Como todo proyecto educativo los resultados no son inmediatos. Es ahora, cuando llevan más de 20 años, cuando empiezan a verlos.

– En España ¿hay algún modelo que destaque en este sentido?

– A nivel nacional estamos pendientes también de lo que se está haciendo en otras comunidades autónomas. Por ejemplo en Navarra o en Cataluña están apostando también por esta idea de sociedad digital. Estamos viendo cómo está funcionando allí, qué iniciativas están llevando a cabo para ver si se pueden adaptar a nuestro propio contexto

– ¿A qué dará tiempo en cuatro años?

– A sentar unas bases sólidas.  Se necesita hablar de la brecha digital y tenerla muy en cuenta al mismo nivel de asuntos como la igualdad de género o el desarrollo sostenible, que son fundamentales y forman parte de nuestra mentalidad. Necesitamos que sea una meta a conseguir y que, administraciones, empresas privadas y sociedad en general tengamos en cuenta la necesidad de no ahondar más en esa brecha. Si conseguimos sensibilizar en este sentido y que se tenga  presente ya habremos avanzado en el camino. Los grandes cambios están hechos de pequeñas acciones.

– ¿Estamos aún en un estadio muy incipiente en cuanto a mentalización?

Hubo una especie de boom en el año 2000 pero después hubo un vacío hasta hoy. Al final, la brecha digital es un acelerador de desigualdades como lo son muchas otras cuestiones. Cuando trabajamos por reducirla también trabajamos por reducir las brechas sociales. No hay que verlo como un trabajo aislado. Los grupos de población afectados son los mismos que se ven afectados por cualquier otro tipo de desequilibrio. Si estamos haciendo un esfuerzo por ser más justos, sostenibles e igualitarios, también estamos trabajando contra la brecha. Porque la brecha digital es una brecha humana. De alguna manera trasladamos nuestras barreras mentales a la tecnología que, en sí, es neutra. De nosotros depende que actúe como un factor de oportunidad y no de desigualdad.

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