Viernes, 26 de Abril de 2024
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España gana habitantes, pero se acentúa la despoblación

España gana habitantes, pero se acentúa la despoblación

La población española ha aumentado un 15,4% desde el año 2000, pero este crecimiento enmascara una dispar evolución demográfica a nivel municipal ya que el 63,1% de los municipios y 13 provincias han perdido habitantes desde entonces, señala el informe realizado por el Ivie y Fundación BBVA sobre despoblación de las provincias españolas.

Por lo que se refiere a la Comunitat Valenciana, tanto las provincias de Alicante y Castellón siguen una evolución muy por encima de la media nacional, con crecimientos de 27 y 21% respectivamente, mientras València se sitúa en un 15,8%.

La despoblación pone en riesgo tanto el equilibrio demográfico como actividades primarias y agroalimentarias, que son necesarias para el funcionamiento de las ciudades. Hacer económica y socialmente atractivas estas zonas es la clave para su repoblación, por lo que dotarlas de servicios es determinante, señala el informe.

Para paliar esta situación, se propone el apoyo al emprendimiento y a la generación de empleo debe ir de la mano de una estrategia de implantación y uso de nuevas tecnologías que tiendan a una digitalización del medio rural y sus actividades. No es un fenómeno exclusivo de España sino que se extiende por toda Europa, especialmente en países del Este y bálticos y también en Alemania, Grecia, Portugal y algunas regiones del sur de Italia, por lo que debe verse como una oportunidad para plantear estas medidas como una política comunitaria.

El informe subraya como se ha acelerado el fenómeno de la despoblación, especialmente en los pueblos de 1.000 o menos habitantes, que representan el 61,5% del total de municipios españoles, en los que se concentra tan sólo el 3,1% de la población. Por el contrario, casi el 80% de la población vive en municipios de más de 10.000 habitantes.

España presenta ganancias de población a lo largo de las dos últimas décadas, salvo entre 2013 y 2016, acumulando un crecimiento del 15,4% entre 2000 y 2018. No obstante, este comportamiento a nivel nacional presenta grandes variaciones en función de la región que se analice.

Entre 2000 y 2018, destaca el aumento de personas en Guadalajara, que ha ganado un 53,8% de residentes desde el año 2000, seguida de Almería, Girona, Baleares y Tarragona. Guipúzcoa (6,7%) es la única provincia que gana población de forma ininterrumpida año tras año.


Guadalajara incrementa su población en más del 50%. La pérdida de habitantes la lideran las provincias de Zamora y Orense


Por el contrario, el 63,1% de los municipios españoles pierden población en ese lapso de tiempo. Este escenario municipal se traduce en 13 provincias que han visto reducir el número de habitantes, lideradas por Zamora (-14,2%) y Ourense (-10,4%) que presentan una despoblación ininterrumpida a lo largo de todo el periodo.

La despoblación tiene relación directa con el tamaño de los municipios. Así, desde 2011, el número de municipios de 1.000 o menos habitantes aumenta hasta alcanzar los 4.995 en 2018, lo que representa el 61,5% del total de municipios españoles.

La despoblación hace que crezca el número de municipios más pequeños y que, al mismo tiempo, en su conjunto, pierdan habitantes. En estas últimas dos décadas, la población de los municipios de 1.000 o menos habitantes ha caído un 8,9% (142.000 habitantes menos). De esta forma, han pasado de concentrar el 4% de la población en el año 2000 al 3,1% en 2018.

Este tipo de municipios de 1.000 o menos habitantes suponen más del 90% en el caso de Soria (94%), Zamora (93,1%), Burgos (93%), Ávila (92,3%), Salamanca (92%), Teruel (91,9%) y Palencia (90,1%). Esta realidad pone de manifiesto una clara polarización de la población en dos ámbitos demográficos muy determinados, rural y urbano, acrecentando la existencia de minifundios demográficos con las correspondientes limitaciones económicas y sociales.


El envejecimiento vegetativo agrava la despoblación en la España rural


A todo esto hay que añadir que 48 de las 50 provincias españolas presentan crecimiento vegetativo negativo, es decir, se producen más fallecimientos que nacimientos, con Zamora a la cabeza, seguida de Orense.

El envejecimiento poblacional se observa también en el índice de recambio generacional (proporción de personas de 15-19 años de edad que entrarían al mercado laboral respecto a las que se jubilarían) que cae un 41% desde el año 2000, ya que las personas que abandonan las zonas rurales son jóvenes en edad de trabajar y reproductiva.

Las estadísticas de migraciones muestran que el movimiento interprovincial de extranjeros ha amortiguado en cierta manera el saldo negativo de los españoles en aquellas provincias más castigadas por la despoblación. No obstante, esa contribución se ha ido reduciendo en los últimos años, indicando que también los extranjeros abandonan estas provincias siguiendo el patrón marcado por la población local.

El impacto del colectivo extranjero, si bien es positivo, no ha tenido la suficiente fuerza como para modificar la tendencia de despoblación que caracteriza a estas regiones. No debe perderse de vista que la inmigración en España es mayoritariamente económica, por lo que son los grandes núcleos urbanos y zonas de elevada actividad los puntos de atracción de esta población, concluye el informe.

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