Viernes, 26 de Abril de 2024
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El transporte público está cambiando

Francisco Suay, Profesor Economía y Empresa en Universidad CEU Cardenal Herrera

Una frase atribuida a Henry Ford a principios del siglo XX dice que si le preguntas a la gente qué mejoras querían en el transporte, hubieran dicho caballos más rápidos. Qué ocurre si hoy preguntamos a los ciudadanos de las grandes ciudades que mejoras quieren. Muchos ya no dirían mejores coches y más parkings, pues basta darse un paseo por las grandes ciudades para darnos cuenta de que algo está cambiando. Donde antaño solo había peatones y automóviles, ahora hay bicicletas, motocicletas de alquiler y patinetes.

Cualquier gran ciudad americana y europea se ha llenado en los últimos años de bicicletas, automóviles y motocicletas de alquiler para trayectos cortos, y últimamente de patinetes eléctricos. ¿Qué sentido tiene hoy en día tener un vehículo en propiedad o circular por el centro de la ciudad en automóvil? Seguramente, poco sentido práctico y menos todavía desde el punto de vista económico, por lo que cada vez más personas, sobre todo jóvenes, no adquieren un automóvil y usan todo tipo de transporte, combinándolo entre sí.

En Valencia, y en la mayoría de nuestras grandes ciudades, llama la atención la cantidad de motos de servicios de alquiler que han invadido nuestra ciudad, a ello hay que añadir un carril-bici repleto de patinetes eléctricos y, por supuesto, bicicletas. Y los vehículos de transporte con conductor VTC están cambiando el modelo de taxi.

Las motos de alquiler eléctricas, que puedes usar para trayectos cortos, desplazan la necesidad de tener una motocicleta en propiedad. Patinetes eléctricos llenan las calles y su combinación con el transporte público está haciendo que las personas puedan desplazarse distancias mas largas. En definitiva, estamos ante un cambio en la forma en que nos desplazamos.

Micromovilidad / Macromovilidad
Por un lado, tenemos la llamada micromovilidad, compuesta por los vehículos que permiten desplazar uno o dos pasajeros, como bicicletas, motocicletas y la gran estrella, el patinete. Del otro, la macro movilidad o movilidad tradicional -como la entendíamos-, que suponen los autobuses, taxis, VTC (vehículos de transporte con conductor) y el vehículo particular, que todavía mantiene una presencia muy importante en nuestras ciudades.

En un reciente informe de la National Association of City Transportation Officials (NACTO), se destaca que el patinete eléctrico compartido se ha convertido en casi tan popular como la bicicleta y ha generado mas de 38 millones de desplazamientos en el año 2018 en las grandes ciudades de Estados Unidos, de un total de 84 millones de desplazamientos sumando bicicletas y patinetes compartidos.

En España no es sencillo disponer de este tipo de datos y con tanta claridad, pero un estudio del Ayuntamiento de València destaca que en el año 2017 el número de viajes en el servicio de Valenbisi se acercó a 8 millones y medio de desplazamientos. Todavía es pronto para tener datos sobre el uso de los patinetes compartidos y más complejo todavía es saber cuantos desplazamientos realizan las personas en patinetes o bicicletas particulares.

El Centro Mc Kinsey para la Movilidad del Futuro calcula que el 60 % de los viajes en automóvil que se realizan en el mundo es por debajo de 8 kilómetros de trayecto y con dos o menos personas por vehículo; por tanto, susceptibles de hacerse en sistemas de micromovilidad. Si a esto le añadimos que para el año 2040 el 65 % de la población mundial vivirá en ciudades, tenemos por delante un gran reto que afecta a cómo las personas nos vamos a desplazar dentro de unos pocos años.

Sin duda, la misión de construir ciudades como espacios para la gente, con seguridad, sostenibilidad, accesibilidad y con la posibilidad de elección del transporte que mejore nuestra calidad de vida, debería estar en el objetivo de todos los políticos, pero la realidad es que los poderes públicos están tardando en acometer las reformas necesarias en nuestras ciudades, y en muchas ocasiones se hacen sin una estrategia a medio o largo plazo.

Movilidad y transporte público
La movilidad en las ciudades está cambiando y el transporte público también debe adaptarse a esta nueva realidad. Qué sentido tiene prohibir o limitar el uso del patinete eléctrico, como ha ocurrido en varias ciudades, o prohibir subir bicicletas al autobús o metro. Lo que hay que ver es la oportunidad de convertir a nuestras ciudades en más limpias, y favorecer un transporte multiplataforma, que permita combinar micro y macro movilidad con facilidad.

El autobús público es cada vez menos utilizado por los jóvenes, acostumbrados a conseguir las cosas de forma inmediata y por tanto sin esperas. Las nuevas generaciones prefieren compartir un coche, o alquilar un patinete, bici o moto desde su teléfono móvil para desplazarse de una zona a otra, antes que esperar un autobús en una parada durante minutos y que no te deja en el punto exacto donde vas.

Tenemos que repensar el modelo de ciudad para hacerla más habitable y cómoda para todos. El vehículo de motor de combustión no es el medio más respetuoso con el medio ambiente, pero todavía sigue siendo el rey en el transporte de personas.

Los nuevos medios de transporte, como la micromovilidad basada en vehículos eléctricos, han captado a las nuevas generaciones y han modificado la forma en que las personas se desplazan. Sin duda, en los próximos 10 años nos enfrentamos a un cambio disruptivo en la forma en que nos movemos por nuestras ciudades y esperemos que las personas y los peatones sean el centro de este cambio.

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