Nuestra protagonista, Eva Blasco, vicepresidenta de la Confederación Española de Agencias de Viaje (CEAV) y de la Asociación Europea de Agencias de Viaje (ECTAA), valora positivamente Fitur 2019 porque ha sabido renovarse. Además, considera que la oferta turística de la Comunitat Valenciana es buena pero echa de menos «una mayor coordinación entre los distintos destinos. Es necesario hacer una oferta global y dejar atras los localismos».
– ¿Qué valoración hace del recién concluido Fitur como representantes de las agencias de viaje?
– Ha sido un éxito de público. La feria se ha enfocado correctamente porque ha sabido renovarse, algo que no han sabido hacer otras ferias comerciales, creando nuevos espacios como el que se ha ideado de manera específica para temas musicales y para productoras de cine, algo que en algunos destinos es un mercado emergente o la capacidad para integrar el turismo LGTB
– ¿Cómo ha visto el ambiente sobre el sector?
– Hay una cierta incertidumbre pero desde el sector somos positivos. Esta se produce tanto por el brexit, que preocupa especialmente a algunos destinos donde el turismo británico es el primer origen, tanto por esa cierta ralentización que se está produciendo en la situación económica. Sin embargo, no hemos percibido esa ralentización y se están manteniendo las cifras esperadas. Vemos con optimismo el 2019 porque pensamos que el impacto del brexit no va a ser tan grande como podrían algunos temer. En mi opinión afectará más a los residentes que al turista. Y respecto a la ralentización de la situación económica, conllevará la modificación de destinos y afectará al gasto pero no se renunciará a viajar.
– ¿Qué papel van a jugar la incorporación de destinos como Turquía, Egipto, Túnez…?
– Este año, que se ha hablado mucho de que en 2018 se iba a ralentizar el crecimiento del número de turistas en España, las cifras han sido muy buenas, aunque creo que nuestra capacidad está prácticamente al límite. Esa ralentización vino de una cierta recuperación de otros destinos competidores del Mediterráneo como Egipto, Túnez o Turquía.
Se ha calculado que España tenía en torno a 12 millones de turistas prestados de Turquía. Ese país tiene una extraordinaria planta hotelera. No me atrevo a vaticinar lo que puede pasar porque depende mucho de la estabilidad de la zona mediterránea.
Las perspectivas para España para 2019 son buenas, es un destino muy consolidado y no nos van a faltar turistas. No nos tenemos que preocupar en absoluto pero la situación y estabilidad que se produzca en la zona del Mediterráneo aunque la evolución política de todos esos países puede dar lugar a que de un día para otro cambie la situación.
De todos modos, no va a cambiar para España porque nuestro país transmite una imagen de seguridad y estabilidad y cuenta con un buen sistema sanitario. Todo ello da una imagen de destino seguro que hace que tengamos la llegada de turistas garantizada.
– En cuanto a Comunitat Valenciana, ¿piensa que la oferta turística que hay en nuestra Comunitat es buena?
– Tenemos una oferta, afortunadamente, buena y muy diversa. Estamos consiguiendo que no se nos perciba exclusivamente como destino de sol y playa porque la Comunitat tiene mucho más que esto. Tenemos un patrimonio cultural enorme que ha comenzado a ponerse en valor en los últimos años y que está siendo promocionado de una forma adecuada aunque queda mucho por hacer en aquello que va más allá del sol y playa.
– ¿Y qué echa de menos?
– Una mayor coordinación entre los distintos destinos. Es necesario hacer una oferta global. Si por ejemplo ofrecemos Valencia, tiene que ser un todo: es Sagunt, es Utiel-Requena, es Gandia…
Es necesario una oferta de producto coordinada. Tenemos que ser capaces de vender todo de forma conjunta, olvidarnos de localismos, de ir y hacer exclusivamente la promoción de un destino. Las autoridades deberían presentar una oferta coordinada y esta es una forma también de prolongar la estancia. Si la visita a la ciudad de Valencia da para tres días y la combinamos con otras zonas del territorio de la Comunitat, se podría prolongar hasta una semana.
– Se habla en el sector de incrementar el gasto por turista.
– Sí, efectivamente. También se habla de la calidad que también es relativa dependiendo de la expectativa del cliente. Se habla también de incrementar el gasto medio… Pero yo defiendo que todo turista debe tener su hueco en el destino. En este momento, en el turismo de negocios el gasto medio es bastante superior. En este apartado, València ha mejorado. Para el MICE es muy importante la conectividad y tener vuelos directos. Es cierto que València en estos momentos tiene una situación buena. No olvidemos que somos la tercera ciudad de España y es lógico que tengamos las conexiones que en un momento dado dejamos de tener. También es importante que a nivel de conectividad no solo nos basemos en las compañías low-cost.
De todas formas, debe haber low-cost porque es un mercado que funciona muy bien en Europa pero también hay que tener línea regular. Hay que tener en cuenta que las diferencias entre las compañías low-cost y las tradicionales cada vez son más difusas tanto en servicio como en precio. Yo me refiero que no sea de punto a punto, concepto tradicional del low cost. A nosotros nos gustaría tener Valencia-París-París-Oslo, por poner un ejemplo, porque eso nos permite llegar a muchos más destinos, un apartado muy importante para el turismo MICE.
A veces, con compañías low cost gestionar grupos que van a un congreso es complicado porque están acostumbrados a vender plaza por plaza y cada una de ellas a un precio.
«Yo defiendo que todo turista debe tener su hueco en el destino»
– Turismo de calidad y la turismofobia, ¿cómo alcanzamos el equilibrio?
– Es difícil alcanzarlo entre una gran cantidad de turismo y la ciudadanía. Sin embargo, ese fenómeno (refiriéndose a la turismofobia) se ha producido en algunos destinos españoles y en València todavía no. De todas formas, creo que están fomentados por determinados grupos de ciudadanos, asociaciones… Hay que tener mucho cuidado porque el turismo crea riqueza debido a su transversalidad, crea muchos puestos de trabajo más allá de los hoteles, restaurantes… crea empleo en el comercio, en el transporte público… Se trata de un creador de riqueza para los territorios, con lo cual tenemos que conseguir un equilibrio entre el turismo y la ciudadanía y esto, más que un turismo de calidad es un turismo sostenible y respetuoso con el entorno.
No creo que en Valencia hayamos llegado a un punto en el que estemos masficados. Afortunadamente, tenemos una estructura de ciudad con distintos focos que atraen al turismo separados entre sí y eso nos ayuda a tener más repartido al turista. Es cierto que los problemas se plantean más en aquellas zonas que tienen un foco muy concentrado donde van todos al tiempo, produciéndose una concentración.
– ¿Las necesidades del turista de otros países de Europa son las mismas que las del turista español?
– Son muy similares, aunque nos vemos muy diferentes a los europeos, tenemos una forma de hacer turismo muy parecida. Hay países que apuestan más en su movilidad por la bicicleta, algo que en València está en estos momentos en debate.
Lo que ocurre es que al turismo español se le considera en otros países europeos un turismo low cost. Posiblemente, por nuestros hábitos de consumo no somos los turistas españoles los que dejamos un mayor ingreso. No somos percibidos como el gran turista que interesa en otros destinos.
– ¿Esta perspectiva está cambiando?
– Es la forma del consumidor español. De todas formas, una de las grandes ventajas de nuestro país es que nuestra planta hotelera es extraordinaria y no nos damos cuenta. Tenemos mucha tendencia a criticar lo propio y a alabar lo ajeno. Por ejemplo, un hotel de cuatro estrellas en España no tiene nada que ver con uno de la misma categoría en Italia.
– Renfe ha retomado el proyecto de lanzar un servicio de Alta Velocidad low cost, ¿Qué opina de este proyecto?
– Nuestra red ferroviaria es extraordinaria. El tren en España no es caro. No pagamos la infraestructura, estamos pagando el coste del servicio. Lo que ocurre en el transporte y sobre todo cuando se compara el tren con el avión es que este último empezó una guerra de precios que incluso le ha llevado a vender a pérdidas. El avión se ha convertido en una comodity.
Las compañías aéreas no ganan mucho dinero. Entrar en una guerra de precios para intentar anular la competencia les lleva muchas veces a que el turista elige el destino después de buscar un “chollo de precio” del avión y después se gasta en el destino los servicios que haga falta. Pero lo importante es pagar poco por el avión. Esto hace que se tenga una falsa percepción de lo que es el coste real del transporte. Tendemos a comparar el tren con el avión y el primero nos parece caro.