Bruno De Bièvre: “UBE quiere convivir y prosperar con la ciudad de Castellón”
La investigación, la inversión en tecnología y la apuesta por la innovación son tres de los pilares que forman parte de la cultura de la multinacional japonesa UBE que, en 2018 cumplirá 50 años de vinculación a la industria castellonense, tiempo en el que se ha convertido en uno de los referentes provinciales que hacen de la I+D+i un emblema y una pauta de actuación. Al frente de la compañía, como presidente, está Bruno De Bièvre, que cumple su segundo período de gestión en Castellón, donde ya estuvo hace unos años. El presidente de UBE Corporation Europe, que reafirma la apuesta de la multinacional por Castellón, recuerda su vinculación a la compañía a la que llegó hace 25 años, “cuando un joven japonés me habló de un sueño: convertir una pequeña planta en el sur de Europa en un polo de innovación de la poliamida”.
-Cómo ve ahora el sueño de entonces?
– Veinticinco años más tarde puedo afirmar que hemos logrado superar retos importantes, contribuyendo a mejorar la producción química de manera sostenible. Hoy nuestra planta de producción está en condiciones de poder competir con otras del mundo. Pero no podemos olvidarnos de que este es el punto final de una cadena que empieza con los barcos que llegan con las materias primas o salen con nuestros productos desde el puerto de Castellón. Este trabajo en equipo hace posible que nuestra tecnología tenga valor.
– ¿Cómo se hizo la transición entre la antigua Proquimed y la actual UBE Corporation Europe?
– Como Productos Químicos del Mediterráneo (Proquimed) estábamos concentrados en la producción de caprolactama y teníamos que adaptarnos a las nuevas normas comunitarias europeas que fijaban unos niveles de seguridad y protección medioambiental muy severos. De ahí que esa transición requirió la realización de muchas inversiones en medioambiente y en seguridad para ponerse a la altura de lo que exigía la Unión Europea a las empresas comunitarias. Teníamos ante nosotros dos retos: el de adaptarnos a las normas y el de aumentar la capacidad productiva para ser competitivos y tener peso en el mercado global. Esas eran nuestras prioridades.
El tamaño de la planta, de 30.000 toneladas, no permitía que fuera competitiva a nivel global, porque muchos de los mercados en ese campo están en Asia donde teníamos mucha competencia empresarial, sin olvidarnos de las empresas alemanas u holandesas. Había que acometer importantes inversiones para tratar de salvar esa distancia. Ahora, con las inversiones realizadas, hemos alcanzado el nivel de producción de 100.000 toneladas de caprolactama. Y con ese nivel de producción somos ya competitivos en Europa. El resultado de ese esfuerzo nos permite ser la segunda mayor factoría de fabricación de este material del holding.
– Esas inversiones de la compañía en su apuesta por la innovación tecnológica y productiva, el respeto al medioambiente y la seguridad del proceso, ¿están cuantificadas?
– Claro. Desde que UBE adquirió Proquimed en 1994 y hasta este mismo año, la compañía lleva invertidos casi 400 millones de euros en ese proceso de actualización tecnológica y de mejora de la competitividad. Son unas inversiones que no han cesado y que se programan de tres en tres años. Actualmente, estamos culminando el plan 2016-2018, con una inversión de 72 millones de euros, casi realizada en su totalidad. Es un 44 % superior a la realizada en el anterior trienio, que fue de 50 millones de euros. Ello demuestra claramente nuestra apuesta continua y firme por este centro de producción.
– Esas inversiones de mejora productiva han ido acompañadas de la reestructuración medioambiental, mejora de la seguridad…
– Así es, nuestra tecnología de última generación no serviría sin un equipo de profesionales como el que tenemos aquí. Esto nos permite realizar un trabajo seguro y de calidad, sin olvidarnos de la seguridad. Prueba de ello es que llevamos más de cuatro años sin que, afortunadamente, hayamos tenido que registrar baja laboral alguna y sin protagonizar ningún accidente de tipo medioambiental ni de otro tipo.
– El entorno global en el que se mueven compañías del tamaño de UBE hace precisa una evaluación constante de los procesos y análisis de mercados para saber qué producir y para quién…
– Eso es así. Nuestra empresa no solo supervisa los procesos de producción regionales, sino que mira hacía el entorno y el futuro. Por ello, buscamos no solo una diversificación de la producción sino de los mercados. Hay que tener en cuenta que nosotros desde España no solo servimos al mercado nacional, sino que atendemos al europeo, al estadounidense y a los países de África y de Lationamérica.
De ahí, que UBE trabaja con el propósito de diversificar su cartera de productos, partiendo de materias primas y subproductos ya fabricados en la actualidad por la propia empresa. Además, estamos entrando en campos como el de los aditivos industriales. Esta labor se está concentrando en el Centro de I+D del Serrallo, inaugurado hace un año.
– La planta de UBE en Castellón es referente para Europa y norte y Latinoamérica. Esto, ¿asegura el futuro de la planta y la estabilidad de la plantilla?
-Sí, desde aquí atendemos nuestro mercado natural, la zona atlántica –incluye Europa, África, Norteamérica y Sudamérica– y Próximo Oriente. Y en cuanto esté operativa la nueva planta, UBEconsolidará su posicionamiento internacional como proveedor premium de soluciones innovadoras en el mercado, al mismo tiempo que reforzará su presencia en sectores como el agroalimentario y el automovilístico. La ampliación convertirá a la de Castellón en la segunda planta de nailon de UBE en el mundo, por detrás de la de Tailandia, que produce 75.000 toneladas. Al mismo tiempo tenemos presencia en un sector muy importante, el de los fertilizantes que nos permite la diversificación de la producción. Ello nos da una mayor estabilidad por diversificación y por mercado.
– ¿Qué inversiones hay previstas para el próximo año?
– UBE culminará a principios de 2018, uno de sus proyectos más ambiciosos, como es la entrada en servicio de la nueva planta de nailon, algo que nos permitirá aumentar la producción de este polímero desde las 30.000 toneladas anuales de ahora a 70.000.
Con ello, como señalaba anteriormente, el complejo industrial de Castellón duplicará su producción de nailon y se convertirá en la segunda mayor factoría de este material del holding. De ahí que, con las instalaciones operativas en febrero de 2018 daremos un importante salto adelante en nuestra producción y en el futuro de esta planta.
Asimismo, desde octubre de 2017 contamos con otra nueva planta de producto compuesto o mixto.
– La especialización en la producción requiere también hacer lo mismo con la formación, ¿cubren esas expectativas las universidades de la Comunitat Valenciana?
– Nosotros esperamos encontrar fórmulas de colaboración con la Comunitat Valenciana en materia de formación, un campo en el que hay mucho que hacer, en especial mejorar el nivel de inglés, dado que es importante que los futuros técnicos de una multinacional como la nuestra sean bilingües. Pero también es necesario lograr una formación específica para operadores de plantas químicas, algo que no tenemos ni aquí, en Castellón, ni en Valencia. Por ello, buscamos fomentar junto con Indes (Asociación de Industrias del Serrallo: BP, Iberdrola, Repsol, CLH, Praxair, Sitaspe y UBE) una formación cualificada. Queremos ser parte colaboradora en los proyectos de formación dual, porque serán beneficiosos para nuestras empresas. En esa línea, trabajamos con las instituciones en la mejora de la formación.
– La política medioambiental respetuosa con el entorno es una de las apuestas de UBE, ¿con qué resultados?
– Tenemos especial interés en estar al día en materia de implementación de medidas medioambientales, porque la tecnología está avanzando. Al mismo tiempo, trabajamos para adaptarnos a las normas nacionales y europeas, que son muy exigentes. Buscamos por ello, soluciones tecnológicas para mejorar nuestros procesos, porque una cosa que está clara es que las mejoras medioambientales tienen un efecto sobre el entorno, pero también contribuyen a mejorar la productividad de la planta y a lograr mejores rendimientos en los procesos químicos. Esto nos da a largo plazo una mejor rentabilidad y competitividad que, por ejemplo, China que cuenta con plantas muy modernas, pero que ahora tienen que parar por razones medioambientales, debido a la contaminación ambiental afectan a la zona donde se ubica la empresa. En Castellón hemos reducido un 24 % nuestras emisiones de CO2 desde 1990, un porcentaje superior al objetivo de la Unión Europea para 2020.
– En una de sus intervenciones públicas apuntaba su intención de convertir a Castellón en el Silicon Valley de la innovación.
– Así es. Considero que puede ser posible, pero ello pasa por lograr unir en este territorio todo el know-how existente en sectores punteros como el cerámico, el químico o el agrícola. La comarca de La Plana cuenta con clústeres que son punteros y con un mundo académico que da un gran soporte a la industria, por lo que es un territorio muy bien preparado para ser motor de la innovación y con capacidad de generar ideas.
Lograr esto sería importante porque aquí la industria genera un valor indirecto creando empleos y servicios de calidad y atrayendo mucho know-how. Nosotros queremos continuar en esa línea. Para ello estamos adaptando las nuevas tecnologías, la digitalización, para que jueguen un rol destacado y aseguren el futuro de la empresa en Castellón.
– En ese futuro, ¿qué papel juega el corredor mediterráneo?
– Apostamos por el corredor mediterráneo, porque esperamos que con esa conexión al tren se reactive la red ferroviaria de transporte de mercancías con el resto de España, dado que enviamos mucho producto por carretera y eso puede hacerse por vía férrea. Con ello tendríamos un transporte más seguro, a la par que reduciríamos las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. Además, el corredor uniría España al resto de Europa, pasando por los corredores europeos a través de Francia, para tener una buena conexión hasta el centro de Europa. Ahora estamos en desventaja con otras empresas, pero esa conexión nos permitirá reposicionarnos mejor.
– ¿La cercanía del puerto y el desarrollo de esta infraestructura es importante para el impulso de UBE?
-Sí, es importantísimo. Sin tener un puerto o una infraestructura como esta no podríamos mantener esta planta; no estaría operativa. Con el puerto tenemos acceso a nuestras materias primas, que llegan del entorno Mediterráneo, de Asia o del norte de África. El puerto nos aporta el valor de la competitividad. Hace que la planta pueda ser centro de referencia para España y Europa. Además, el puerto facilita la salida de nuestros productos al exterior. Nos permite estar bien posicionados para llevar nuestra producción a los Estados Unidos o a Brasil.
– Ante los vaivenes políticos, ¿la estabilidad política de la Comunitat Valenciana es un activo para UBE?
– La estabilidad es un punto fuerte para nuestra planta, tanto como la actitud positiva de las autoridades que nos hacen integrarnos aquí. Nosotros apostamos por la Comunitat Valenciana, queremos estar aquí. De ahí que la seguridad de saber qué va a pasar en un futuro inmediato sea un activo que contribuye a mantener nuestra apuesta.
– ¿Qué planes de futuro tiene UBE Corporation Europe para la planta de Castellón?
– Ahora estamos en la fase de proponer nuevos proyectos y de buscar financiación. Trabajamos en el próximo plan trianual 2019-21. En ese período de tiempo continuaremos con la renovación de los equipos que se queden obsoletos, para adaptarlos a las normativas de seguridad y de protección del medioambiente pero, al mismo tiempo queremos conjugar esas medidas con la apuesta por el crecimiento y la prolongación de la vida útil de los materiales. Por ello, vamos a seguir invirtiendo en esa línea de trabajo. Asimismo, buscamos diversificar la producción. En todo caso, con estas nuevas inversiones que planteamos generamos empleo y valor para la Comunitat.
Castellón es un polo de crecimiento y la apuesta de UBE por Castellón se ha mantenido y se mantendrá para seguir avanzando en productividad, seguridad y protección medioambiental. Nuestro objetivo será hacer posible que en la próxima década tengamos una planta sin residuos y con autosuficiencia energética. Por ello, y como ha venido ocurriendo en los 22 años de presencia de nuestra compañía en Castellón, vamos a mantener el flujo de inversiones para poder alcanzar los retos y objetivos que nos vamos planteando.