Gortazar (CaixaBank): «Hemos cambiado la sede a Valencia para defender los intereses de clientes y accionistas»
«Hemos cambiado la sede social de CaixaBank a Valencia para defender mejor los intereses de nuestros clientes y accionistas», afirmó ayer en Valencia el consejero delegado de CaixaBank a preguntas de los informadores, en la presentación de resultados de la entidad correspondientes a los nueve primeros meses del ejercicio. Gonzalo Gortazar dejó también muy claro que la medida no tiene carácter temporal. «Si este cambio de sede social tuviese carácter temporal, así lo habría dicho la notificación que el Consejo hizo. No hay temporalidad en esta decisión».
También se le preguntó al consejero delegado de CaixaBanbk si habían recibido algún tipo de presiones por parte del Gobierno de España para adoptar esta medida. «Esta ha sido una decisión tomada libremente por el Consejo de Administración», aseguró Gonzalo Gortazar, «y por unanimidad de sus miembros. No ha habido indicaciones ni presiones por parte de nadie».
Ante la deriva que puedan tener los acontecimientos políticos en Cataluña, CaixaBank ha querido asegurar su condición de entidad residente en un país integrado en la Unión Europea y, como tal, sometida a la tutela y supervisión de de la Autoridad Bancaria Europea (EAB) y el Banco Central Europeo, pudiendo beneficiarse, por tanto, de las políticas monetarias de la autoridad bancaria de la Unión. Caso de seguir siendo una entidad domiciliada en Cataluña, si el Gobierno de la Generalitat catalana declara la independencia de forma unilateral, CaixaBank pasaría a ser una entidad no integrada en la Unión Europea (como el resto de entidades catalanas) y, por tanto, fuera del perímetro de cobertura a todos los efectos del Banco Central Europeo.
Fugas de depósitos
Gonzalo Gortazar reconoció que la decisión de cambiar el domicilio social de la entidad se adoptó con la celeridad con la que se hizo, entre otros motivos, porque se habían producido «fugas de depósitos significativas» en la entidad, tras el anuncio del Gobierno de la Generalitat catalana de proceder a una declaración unilateral de independencia. Esas pérdidas de saldos de clientes, que no cuantificó en ningún momento de la reunión con los informadores, sí dijo que se habían corregido -aunque tampoco cuantificó en qué medida-, tras la decisión de la entidad, de trasladar su sede social a la Comunidad Valenciana.
Al ser preguntado Gonzalo Gortazar si la entidad mantenía sus previsiones económicas de resultados para 2017, dada la situación que se está produciendo en Cataluña, uno de los territorios de operaciones más relevantes para CaixaBank, aseguró que «mantenemos las previsiones que hicimos a principio de año; seguimos pensando que la entidad crecerá en torno al 3% sobre datos de 2016».
En cualquier caso, dejó claro que, desde un punto de vista operativo, este traslado de sede social de Barcelona a Valencia no supondría ningún cambio de personas o de toma de decisiones. «El único cambio que se producirá es que las reuniones del Consejo de Administración de la entidad se celebrarán normalmente en Valencia, como ya ocurrió ayer mismo (por la celebrada el lunes 23), y que la Junta General de Accionista se celebrará también en Valencia», como ya ocurre desde hace año con Bankia.
Composición accionarial
Un aspecto clave en esta decisión es que, ya en estos momentos, más del 55% del capital social de CaixaBank se encuentra en situación de «free float» en el mercado; en tanto que entidad cotizada en Bolsa, más del 55% de su capital está en manos de inversores que han tomado su participación mediante procesos de compra-venta en el mercado de valores. Y a preguntas de esta publicación, Gonzalo Gortazar reconoció que la mayoría de ese capital está controlado por inversores institucionales (fondos de inversión y/o fondos de pensiones) no residentes en España.
La conclusión, pues, es muy clara: buena parte de los propietarios de CaixaBank son entidades no residentes en España, que lo que desean para su inversión es la máxima rentabilidad posible en un entorno de estabilidad y seguridad. Con la situación creada en Cataluña por el proceso puesto en marcha por el Gobierno de la Generalitat catalana, estas condiciones han dejado de existir. No ocurre lo mismo en la Comunidad Valenciana, «que goza de una situación de estabilidad y crecimiento muy saludable, como muchas otras comunidades españolas».
Al ser preguntado el consejero delegado de CaixaBank por cómo podría impactar en la entidad una hipotética independencia efectiva de Cataluña, declinó opinar al respecto. «No es nuestra misión especular sobre lo que pueda pasar en esa hipótesis que plantea». En cualquier caso, sí que reconoció que las situaciones de inestabilidad política e institucional «no benefician en absoluto al normal funcionamiento de la economía y los negocios».
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