Son palabras del presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería Playa de Las Arenas. Para potenciar el atractivo de la zona, en otoño se celebran las Jornadas Gastronómicas de Arroces Marineros. Del 30 de septiembre al 15 de octubre tendrá lugar la IV Edición.

Fernando Turanzo (izq) y José Miguel Bielsa.

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La Playa de Las Arenas o del Cabanyal es la que se encuentra entre el famoso balneario que lleva su mismo nombre y el Hotel Neptuno. Demasiado a menudo nos equivocamos y le ponemos otro nombre (el de la playa contigua). En palabras de Fernando Turanzo, director del Hotel Miramar, fundado en 1924, se trata de “la zona turística más importante de la ciudad”. Si no fuera así, sin duda es difícilmente discutible afirmar que un visitante que no haya degustado una paella en Las Arenas se habrá perdido una de los dos o tres cosas más placenteras que ofrece Valencia (y son muchas).

Turanzo es el actual secretario de la Asociación de Empresarios de Hostelería Playa Las Arenas, presidida por José Miguel Bielsa. Nos reciben durante un espléndida mañana de verano en la que la playa y las terrazas se muestran rebosantes de vida. “Un fin de semana de verano, en los restaurantes daremos servicio a unas 5.000-6.000 personas”, indica Bielsa.

La Asociación está integrada por 25 establecimientos de los que 14 son restaurantes, con clásicos como La Pepica, La Marcelina o L’Estimat. Desde hace tres años, se celebran las Jornadas Gastronómicas de Arroces Marineros y su cuarta edición tendrá lugar del 30 de septiembre al 15 de ocubre.

Las jornadas surgieron, señala Bielsa porque “pensamos que debíamos desestacionalizar la temporada. La organizamos siempre a final de verano, cuando acaba la temporada alta. En Valencia se empieza a pensar en venir a la playa a partir de marzo, pero como sabemos, se está bien todo el año. Por eso, las jornadas actúan como un recordatorio de que, aunque no sea verano, se puede seguir viniendo aquí a pasar un día estupendo. Y no solo los fines de semana, porque cuando sale un día bueno también se llena”.

En las jornadas, cada establecimiento confecciona un menú que, con la base del arroz marinero, elaboran sus recetas estrella, para animar el turismo gastronómico. Hay gran variedad de platos y precios. “Aquí tenemos restaurantes de lujo como el Balneario de Las Arenas o el Tridente en el Hotel Neptuno. Pero también los hay más asequibles. Lo que sí que tenemos claro es que, independientemente de los precios, la calidad que debemos ofrecer es óptima”.

Los organizadores hacen un balance positivo de las ediciones realizadas hasta ahora: “El año pasado crecimos bastante. Además colaboramos con Turismo València, que nos proporcionó la herramienta de reservas online, visitvalencia.com, que impulsó las jornadas. La cuarta edición esperamos que sea la de la consolidación y las jornadas queden en la memoria de los clientes y de los habitantes de la ciudad”. Cualquier implicación pública o privada en el evento es, por supuesto, bien recibida. Sin embargo, es mejor no olvidar que ante todo “pocos lugares pueden presumir de acoger, en apenas un kilómetro, una oferta tan sugerente como variada de gastronomía, alojamiento, ocio o servicios”.

Evolución en los últimos años

La percepción general que los valencianos teníamos sobre la Playa de Las Arenas ha cambiado. Hasta hace no tanto, como dice Bielsa “si alguien de fuera preguntaba por una playa cercana, se le recomendaba que se fuera a Cullera, por ejemplo, o a cualquier lugar fuera de la ciudad, sin valorar el extraordinario potencial de esta playa”. De hecho, prosigue Turanzo, “las cadenas hoteleras no se interesaban por la playa: había algún hostal y poco más”. 

Ambos sitúan el inicio del cambio entre 10-15 años atrás, cuando iniciativas como el Paseo Marítimo, La Ciudad de las Artes y las Ciencias o el Bioparc se hicieron realidad; “Valencia dejó de ser una ciudad volcada principalmente en los negocios y mejoró su perfil turístico. No hay que negar tampoco la influencia de la Copa América; la construcción de la Marina contribuyó a unir la playa con la ciudad y esperemos que se una más todavía. Se perciben como dos cosas distintas y no debería ser así”.

La Copa América contribuyó específicamente, según los representantes de la Asociación, a “liberar la playa del puerto. Estábamos demasiado cerca de la zona portuaria, de almacenaje. Ser algo así como ‘la playa del puerto’ nos perjudicaba, se percibía que su actividad rebajaba la calidad de las aguas. Es cierto que los barcos echaban sus residuos, se retiraron colectores… Y también ha sido muy importante la mejora de la educación de las personas. Ahora se cuida más la arena”.

Tras la derogación del proyecto de prolongación de la Avenida Blasco Ibáñez hasta el mar, este mismo verano el Ayuntamiento ha puesto sobre la mesa el Plan Especial de Protección del Cabanyal-Canyamelar (PEC), cuyo objetivo es conectar la ciudad con el mar a través de una superficie verde. Las autoridades han definido el proyecto como un plan de rehabilitación sin necesidad de derribos. Obviamente, la Asociación quiere que su voz sea escuchada durante el proceso de definición del PEC.

Explica Turanzo que “fue una sorpresa que el Plan abarque la zona de la playa. Nos hemos puesto en contacto con los arquitectos y para septiembre habrá una reunión sectorial. Creemos que se pueden mejorar el paseo marítimo y los accesos a la zona”. Sin entrar en concreciones, que tendrán lugar en la citada reunión, Bielsa indica que “nos gustaría que fuera más agradable; que se perciba mejor que esta zona es el espejo de la ciudad, que realmente ya lo es. El PEC va a ser importante, para nosotros y para Valencia”.

Se percibe una mejora muy cercana a la consolidación total del modelo y las autoridades también van a luchar contra la estacionalidad turística que todavía limita las visitas a Valencia y a la Comunitat a fechas demasiado concretas. Sin razones para ello. Porque, en invierno, qué mejor que disfrutar de una buena comida al sol de las Arenas. Y si el día es frío y nublado, pocas cosas agradecerá más nuestro cuerpo que un arroz marinero bien caliente.

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