Damià Tormo, el tránsito de la investigación "de la bata a la corbata"

El científico valenciano Damià Tormo fue galardonado el pasado mes de abril con el premio Princesa de Girona Empresa 2017. ¿Cómo puede un científico de primer nivel -doctor en inmunología y genética molecular por la Rheinische Friedrich-Wilhelms-Universität Bonn (Alemania), entre otras titulaciones-, obtener semejante reconocimiento por su labor empresarial? Según una de sus máximas, por haber sido capaz de hacer pasar la innovación «de batas a corbatas. Los investigadores y los empresarios hablan lenguajes diferentes: es imposible que los logros de las investigaciones lleguen a la sociedad sin que ninguno de los dos abandone su zona de confort».

El científico y empresario Damià Tormo.

Tormo ha pronunciado la conferencia «Columbus: la creación de valor en biotecnología a través del emprendimiento y la inversión», en un almuerzo-coloquio organizado por la Asociación Española de Directivos (AED) en el hotel The Westin Valencia. Es director general y fundador de la empresa Artax Biopharma, presidente de Bioncotech Therapeutics y en la actualidad su labor se halla más centradaen su puesto de general partner de Columbus Venture Partners. Las empresas mencionadas se sostienen sobre dos pilares: la investigación biotecnológica -principalmente centrada en el ámbito de la salud, pero no sólo- y lograr que sus innovaciones repercutan realmente en la sociedad.

La cuestión principal es clara: en sus palabras, » si España es una de las grandes potencias en generación de conocimiento científico» -distintos avances obra de científicos españoles han ocupado numerosas portadas de revistas como Science o National Geographic-«¿por qué ese conocimiento no se transmite a la empresa? Apenas se generan patentes a partir de él; el problema es que no se le aporta valor. Otros países generan una media de diez patentes científicas anuales».

Antes de fundar Bioncotech, Tormo realizaba una investigación farmacológica sobre nuevos tratamientos de tumores agresivos. Tras 8 años de trabajo, sus logros fueron portada a nivel mundial. ¿Pero de qué servía si apenas tenía posibilidad de salir al mercado? A partir de ese momento, decidió «quemar las naves», olvidar lo aprendido y lanzarse a la búsqueda de inversores de capital-riesgo, capaces de esperar beneficios en el medio y largo plazo; hacia 2011 ya pudo contar con un equipo de gestión capaz de introducir fármacos revolucionarios en el mercado, que primero repercutan socialmente en la mejora de la salud de la población, y posteriormente produzcan el retorno de la inversión.

De modo simultáneo, y durante el «viaje» -el modo en que le gusta definir al éxito, en lugar de «destino»– entró en contacto con científicos que, como había sido su caso, no podían entrar en el mercado ya que perderían la patente de sus investigaciones: una investigación puede tardar 15 años en dar frutos, y las patentes expiran como máximo en 20. Los reunió a todos en su empresa -radicada en EE.UU.- Artax Biopharma donde se encuentran en desarrollo fármacos «selectivos», es decir, aquellos que no afectan al sistema inmunológico del paciente y sólo actúan directamente sobre la patología que deben sanar.

Gracias a la cultura inversora estadounidense, que tiende a apostar por las inversiones a medio y largo plazo, se pudieron abordar proyectos de medicina genómica o, por citar un ejemplo de biotecnología no farmacológica, a partir de una investigación surgida en la Universitat Politécnica de Valencia (UPV) se creó el Restaurant Bio Cleening, un compuesto que elimina las bacterias contaminantes que aparecen en las obras de arte y favorece su conservación y su restauración.

Todo ello, afirma Tormo, son «soluciones viables económica y socialmente: tenemos la responsabilidad de que lleguen a los pacientes». Entre todas las descritas por el premio Princesa de Girona, sobresale una: la radioterapia de protones en lugar de la radioterapia tradicional, de nuevo mucho menos agresiva con el organismo del paciente. España era de los pocos países que no disponía de esta solución, y ya se ha puesto en marcha el primer centro que ofrecerá esta terapia, en colaboración con la Clínica Quirón, en Madrid.

Para cerrar el círculo, Tormo creó la Fundación Columbus Venture Partners: gran parte de los beneficios generados se reinvierten sin ánimo de lucro en una plataforma de emprendimiento para «financiar oportunidades mediante una sociedad de inversores que le saquen valor funcional a la actividad de la investigación».

Mientras, la banca y la política fiscal siguen mirando hacia otro lado en el apoyo a la investigación y la innovación: las trabas son innumerables. De ahí la singularidad de una figura como Damià Tormo, que ha estado en el lado de la bata y de la corbata, y que avisa: «las oportunidades científicas de la biotecnología son infinitas».