El hombre que convierte el vino en oro
Este berciano de 44 años se ha pasado media vida entre los viñedos valencianos. La afición le vino por tradición, su abuelo tuvo bodega en el Bierzo y él se ganaba un dinerillo los veranos trabajando de forma temporal durante las vendimias.
Llegó a Requena en 1991 a estudiar en la Escuela de Viticultura y Enología, “porque tenía un tío abuelo que decía que para estudiar enología había que venir a Requena. Salíamos colocados”, recuerda Ossorio.
Tras dos años de capacitación y optimizando los tiempos, empezó a trabajar en el mundo del vino desde Cariñena a Argentina, pasando por el sur de Italia y Sicilia. Aunque los primeros trabajos se limitaban a comprar y embotellar vino. “Y a mi lo que me gusta es elaborarlo”, concluye.
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Tras la aventura argentina, y de vuelta a España, le surge la oportunidad de incorporarse como segundo enólogo en Bodegas Schenk, hoy Murviedro.
“En 1997 entro como adjunto a la dirección técnica en Murviedro. José Peña como director técnico, que llevaba 48 años en la empresa, lo sabía todo. Al cabo de dos años, cuando él se jubila, me hacen director técnico y apoderado de la empresa ¡con 27 años!”, recuerda Ossorio.
Y en Murviedro permanece 17 años, en los que se pasa de 4 a 20 millones de botellas, de vender granel, a embotellar. “Murviedro ha sido un éxito tanto de premios como de ventas y de reconocimiento profesional. Cuando salgo de Murviedro en 2014, Pablo Ossorio es mi marca personal y eso me vino muy bien.
En 2006, antes de abandonar Murviedro, junto con otros dos socios, funda Hispano+Suizas. “Yo quería que la bodega grande tuviera un château, pero me tumbaron dos veces el proyecto y lo acometí con dos socios”. Uno de ellos, el actual director general de Murviedro, Marc Grin.
Hoy en día, Murviedro tiene el 20 % del capital social de Hispano+Suizas y se hace cargo de la exportación de su producción. “Nosotros tenemos un grupo exportador y ellos tienen un château que enseñar a sus clientes”.