Asador La Vid, algo más que un asador

Asador La Vid, algo más que un asador

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Miriam Izquierdo y Alejandro Mengual

El concepto asador que conocíamos hace unos años era muy limitado. Su oferta se limitaba a ensaladas, chacina ibérica, quesos, por supuesto carnes y poco más.

Hoy en día, por fortuna esa limitación ha cambiado, por supuesto se ha ampliado, y la mayoría de los asadores ofrecen una consistente carta dónde el producto está muy presente.

En Valencia, uno de esos “nuevos asadores” es el Asador La Vid.

El Asador se abrió hace algo más de diez años y al frente están Miguel Guillot y Alejandro Mengual, pero es este último quién ejerce a jornada completa.

Ambos han estado ligados desde siempre a la hostelería. Por ello y por la buena amistad que les une, un día decidieron aunar esfuerzos y abrir este asador.

2016-dic-gourme-lavid-4Si en una primera época, la oferta se limitó a las comentadas al principio, desde hace un par de años la han ampliado encontrando unas propuestas muy contemporáneas, donde el producto luce al ser tratado con naturalidad y buenas técnicas.

La oferta de carnes se ha ampliado e incluyen en sus propuestas los pescados a la brasa. Lubinas, besugos, bonito y buenos atunes llegan y alegran al comensal cuando oye las nuevas proposiciones que relata con gancho Alejandro.

El Asador la Vid es amplio y tiene una capacidad que puede alcanzar el centenar de comensales. El fuego de la brasa está a la vista, una situación que siempre alegra la vista.

De hecho, es uno de mis restaurantes preferidos de la ciudad.

Como he dicho, la oferta se ha ampliado y el primer bocado que llega a la mesa  es una ostra valenciana con granizado de manzana y perlas (esferificación) de wasabi. La sensación es muy agradable y sobre todo muy refrescante. El punto yodado de la ostra se intensifica con el wasabi, resultando un bocado conmovedor.

El siguiente bocado fue un mil hojas de manzana, foie y sardina ahumada. Un plato lleno de contrastes. Con el toque levemente ácido de la manzana que es el mejor acompañante del foie. La sardina le da ese toque ahumado de intensidad, pero también de la frescura.

El steak tartare resulta excepcional, en cocina Juan lo remata con un huevo frito de codorniz, que le transmite un jugoso a la carne macerada y picante, porqué en esta ocasión le he pedido a Alejandro que lo sirviera “Valiente”.

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Seguimos con unas excepcionales croquetas de jamón y pollo. Una bechamel magnífica, con sabor suave, limpio, inolvidable. Quizás hecho en falta ese toque de nuez moscada que mi madre le daba cuando yo era pequeño y ella las hacía. Pero, eso, creo que son recuerdos de la infancia.

Después de todas estas entradas, todas en tamaño de bocado y un poco más, llega la carne; una chuleta de vaca vieja.

Sobre la carne existen muchas leyendas y al final hay que entender que no hay tantos bueyes como nos quieren hacer creer, así que la mayoría de los bueyes que nos ofrecen suelen ser vacas lecheras, reconvertidas en trabajo y así generan ese sabor más mineral, tan característico del buey.

La que nos sirvió Alejandro era una chuleta de vaca vieja de unos años, con unos cuarenta días de maduración.

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La maduración es muy importante en la carne, pues el tiempo necesario que esta necesita para romper su potencia, sus fuertes sabores, una cuestión muy parecida a lo que en caza se llama “Faisandé”.

La carne tiene una buena potencia, con esos puntos minerales y recuerdos a hierba fresca. La grasa es soberbia (no hay que abusar), tiene un sabor dulce con recuerdos lácteos. Recuerdos a orejones, a queso cabrales y a foie.

Como he comentado, Alejandro tiene buenos contactos entre varios pescadores y ese día había entrado un buen atún, así que nos cortó unos trozos de ventresca que, pasados por las brasas, resultaron conmovedores.

Su bodega es muy correcta. Tiene buenos vinos a precios muy “sacrificados” para que sus clientes disfruten de un buen acompañamiento durante la comida.

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En su terraza rematamos la comida con un buen Habano; un Maduro del 50º Aniversario de Cohiba y para acompañarlo, que mejor que una copa de whisky Johnny Walker Blue Label, una bebida que solo se solía dar en los míticos Concorde, ya que nunca volé en uno de ellos, reconozco que prefiero tomarlo en tierra firme.

Asador La Vid
c/ Salas Quiroga, 15 bajo
Telf.: 647 523 229
Valencia

 

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