Viernes, 26 de Abril de 2024
Pulsa ENTER para buscar

Comunidad Valenciana tiene un índice de innovación por debajo de Aragón, según el IVIE

La economía del conocimiento ha permitido a las comunidades autónomas que la han desarrollado con mayor intensidad resistir mejor la crisis en términos de renta, productividad y empleo. Es una conclusión del estudio La competitividad de las regiones españolas ante la economía del conocimiento, dirigido por el investigador del Ivie y catedrático de la Universitat de Valencia Ernest Reig. El informe analiza la relación entre el uso del conocimiento que hace cada comunidad autónoma mediante el empleo de factores que lo incorporan, y su capacidad de generar renta y riqueza.

regionesA partir de la información proporcionada por los indicadores parciales del ISI, Índice Sintético de Innovación, para el año 2014, las regiones se agrupan utilizando un método estadístico de análisis de clústers, que distingue tres tipos de territorios, según sus sistemas de I+D+i:
a) Regiones con alto nivel de innovación: Comunidad de Madrid, Cataluña, País Vasco, Comunidad Foral de Navarra y Aragón.
b) Regiones con un nivel de innovación medio: Comunitat Valenciana, Galicia, Castilla y León, Cantabria, La Rioja, Andalucía y Principado de Asturias.
c) Regiones con un nivel de innovación bajo: Región de Murcia, Castilla-La Mancha, Canarias, Illes Balears y Extremadura.

El informe articula la economía del conocimiento en torno a tres componentes principales: el capital físico de base tecnológica (maquinaria y, especialmente, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)); el capital humano de alta cualificación; y el desarrollo de actividades de I+D+i. En el análisis de la implantación de la I+D+i, el informe traslada a las regiones españolas el Índice Sintético de Innovación (ISI) que la Comisión Europea aplica a los países. Estos componentes básicos se enriquecen con un amplio abanico de factores externos condicionantes, tanto macroeconómicos como microeconómicos, entre los que se encuentran las diferentes políticas de gasto e inversión de cada comunidad autónoma o la composición de su tejido empresarial.

Madrid, Navarra y País Vasco, a la cabeza

La aplicación de estos indicadores a cada una de las regiones ofrece una imagen de la competitividad basada en el conocimiento clasificada en tres niveles: alto, medio y bajo. El mapa resultante revela que solo tres regiones logran alcanzar un nivel alto en varios de los indicadores: Comunidad de Madrid, Navarra y País Vasco

En líneas generales, el uso del conocimiento se ha intensificado en todas las regiones españolas, pero de manera muy desigual, lo que explica sus diferentes desempeños tanto a la hora de reducir las consecuencias de la crisis como de reactivar la recuperación. Las diferencias en el peso de los activos basados en el conocimiento en el PIB regional tienen una importante capacidad explicativa de las diferencias en el PIB por habitante: a mayor empleo de capital humano y capital tecnológico, mayor productividad y mayor renta per cápita. 

La investigación revela que las regiones más especializadas e intensivas en los activos basados en el conocimiento –País Vasco, Madrid y Navarra- obtienen resultados económicos claramente superiores a la media española. En PIB por habitante las tres la superan nítidamente, con Madrid a la cabeza: la capital presenta en 2015 un 36% de renta per cápita por encima de la media nacional. En productividad del trabajo destaca el País Vasco, con un nivel situado un 26% por encima de la media, seguido de Madrid, con un 19,8%. En el lado opuesto, las comunidades en las que la economía del conocimiento ha penetrado más débilmente —como Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura— presentan las cifras más bajas de productividad y renta per cápita. 

Avances de las TIC: diferencias regionales
Las TIC constituyen una pieza fundamental de la economía del conocimiento desde una triple perspectiva: su papel como sector productor de equipos y servicios TIC; su importancia como base de las dotaciones de capital TIC de cualquier sector; y, por último, la amplitud alcanzada en el uso de las TIC por las familias y las empresas.  

Después de 2007 la inversión TIC continuó creciendo, hasta alcanzar un peso del 15,6% sobre la inversión nacional —excluida la residencial—, un porcentaje superior al de Italia y similar al de Alemania, aunque alejado de economías como Japón o Reino Unido, donde representan el 21% y el 27% de la formación de capital, respectivamente. La intensificación del uso de los capitales TIC en las actividades terciarias se refleja en el ranking de dotaciones de capital TIC por ocupado de las regiones, que encabezan en la actualidad Madrid, Canarias y Baleares, tres economías muy orientadas a los servicios.

En la actualidad el 78,7% de los hogares españoles dispone de internet, mientras que en 2006 solo accedían a este servicios el 38%. Estos avances también se han dado en las empresas: el 94% de las compañías de 10 o más trabajadores dispone de conexión de banda ancha y en todas las regiones ese porcentaje supera el 90%; el 87% posee una red de área local —aunque los porcentajes regionales varían entre el 90% de Cataluña y el 75% de Extremadura— y tres de cada cuatro tiene sitio web propio —en Canarias y Extremadura no alcanzan el 65%, mientras País Vasco supera el 80%-.

Madrid es la comunidad en la que adquieren más peso esos sectores que usan ampliamente las TIC, aportando actualmente más el 40% del VAB regional, lo que la sitúa claramente por encima de la media europea (35,3%). Por detrás de ella, solo en Cataluña y País Vasco los sectores intensivos en TIC consiguen acercarse al 30% del VAB y superar la media nacional de este indicador, situada en el 27% en 2015.

El capital humano, decisivo en la economía del conocimiento

En 2000 los titulados superiores de FP y universitarios representaban el 18% de la población en edad de trabajar y en la actualidad suponen el 27,4%, es decir su peso ha aumentado más del 50%. El incremento de la importancia de este grupo ha sido todavía superior entre la población activa (han pasado del 27% al 37%) y sobre todo entre los ocupados (han crecido del 28% al 42%). Todas las regiones han mejorado sus niveles educativos y el aprovechamiento productivo del capital humano, pero los avances han sido más notables en las comunidades forales y en Madrid. En estos tres casos el peso de los ocupados con estudios superiores superaba el 50%, en 2015. En esa fecha las comunidades insulares apenas pasaban del 30% y las del centro y el sur de la península no llegaban al 35%.

Uno de los factores en los que se aprecia mayor desigualdad regional es la tasa de abandono escolar. Cantabria, País Vasco y Asturias han conseguido situar este indicador por debajo del 13%, mientras que en el extremo opuesto Baleares y Andalucía alcanzan cifras de abandono escolar del 32,1% y el 27,7%, respectivamente.

El estudio destaca que el peso de las ocupaciones altamente cualificadas en el empleo ha crecido en el conjunto de España, pero se encuentra lejos del 40,6% de la media de la Unión Europea. Madrid, con un 45,8% de ocupados altamente cualificados, es la única que supera dicha media. Le siguen a distancia País Vasco, Navarra y Cataluña, las tres por encima de la media española del 32%, mientras en el polo opuesto figuran Extremadura, Murcia, Illes Balears y Canarias.

El perfil educativo de los empresarios ha experimentado una gran transformación, pero todavía son minoría los que acreditan estudios superiores. También en este ámbito las diferencias regionales son significativas. Madrid (50%) País Vasco, Cataluña y Navarra (más del 40%) cuentan con los porcentajes más elevados de empresarios con titulación superior, mientras Castilla-La Mancha ocupa la última posición.

Investigación, desarrollo e innovación
Madrid es la comunidad que más inversiones en innovación realiza, con un 3,15% del PIB, seguida de País Vasco, Navarra y Cataluña, que superan el 2%. En el otro extremo, las autonomías que menos invierten en I+D+i son Asturias, Extremadura, Castilla La Mancha, Canarias y Illes Balears, ninguna de las cuales alcanza el 1% del PIB. El retroceso del gasto en I+D+i durante la crisis ha sido acusado en todas las regiones, elevado en el sector público y todavía mayor en el gasto empresarial en I+D+i, especialmente en aquellas regiones donde la inversión empresarial en esta materia en proporción del PIB era menor.

El estudio estima el valor para las regiones españolas del indicador sintético de innovación (ISI) que elabora la Comisión Europea para los países miembros de la UE. Según los últimos datos disponibles (2014) el índice medio de España es 0,37 y el país de la UE con mejor índice es Suecia con 0,7. Los países nórdicos, así como Alemania y Países Bajos lideran la clasificación mientras España se clasifica como innovador moderado, por debajo de la media de la UE, y en niveles cercanos a los de Grecia, Portugal, Italia y República Checa.

En términos globales, es decir, sin desglosar por dimensiones específicas, el índice ISI de 2014 sitúa a Madrid en primer lugar entre las regiones españolas, con un valor del indicador del 0,7, seguida de Cataluña, País Vasco y Navarra, todas ellas por encima del 0,6. Un poco por detrás se encuentra Aragón, con 0,53, y en el otro extremo, Extremadura, Islas Baleares y Canarias, donde el indicador no supera el valor de 0,3.

Inversión en educación

Las Administraciones Públicas pueden facilitar la aproximación a la economía del conocimiento mediante sus políticas fiscales, las mejoras en dotación de infraestructuras y la educación. La orientación de esas políticas difiere entre los territorios en un país altamente descentralizado como España pero, además, la disparidad de la potencia de las actuaciones públicas en las distintas comunidades es considerable. Así, mientras en el País Vasco, Asturias, Navarra o Castilla y León el gasto público por habitante se aproxima a los 10.000 euros, en Murcia, Illes Balears o Comunitat Valenciana no supera los 7.500 euros per cápita. Estas diferencias se producen porque existen desigualdades importantes de gasto educativo por unidad de necesidad y muy distintos niveles en la intensidad de las políticas de desarrollo económico y apoyo a la I+D+i de las comunidades autónomas.

Otro factor analizado es la influencia de las grandes urbes en la dinámica de la competencia y la productividad. El tamaño medio de las empresas españolas limita la productividad porque representa un freno para incorporar más capital humano y capital tecnológico, pero el peso de las empresas grandes en el empleo y la producción regional también es diverso. Las grandes compañías se concentran principalmente en Madrid —en ella se localizan las sedes del 32% de estas firmas— Cataluña, Navarra y País Vasco. Un mayor peso de las empresas grandes va asociado a una mayor presencia de directivos profesionales en la toma de decisiones, equipos más cualificados y mayores niveles de productividad.

La competitividad de las regiones españolas ante la economía del conocimiento conduce a la conclusión de que muchas autonomías necesitan reforzar sobre todo su capacidad de innovación, apoyándose en el aprovechamiento del capital humano y de las TIC, la mejora de la cualificación empresarial, el aumento del tamaño de las empresas y su internacionalización. Estas debilidades presentan variantes e intensidades distintas en las diferentes regiones que se reflejan en su competitividad. La reorientación de los modelos productivos de las comunidades hacia la economía del conocimiento ha de reconocer estas diferencias para poder paliar eficazmente las debilidades de cada territorio. También debe prestar atención a las mejores prácticas observadas en las regiones más avanzadas porque, bien emuladas, podrían servir como referencia para el progreso de las restantes.

Turismo-sostenible
Mujeres al Timon viaje transformador
Caixa Ontinyent emancipar-te
Esat primero ranking

Dejar una respuesta