La innovación es un ingrediente estructural en el modelo de trabajo de la consultora tecnológica Everis; forma parte de su ADN. Precisamente, el pasado agosto finalizó el proyecto europeo CaaS, en el que participaban por parte española la Universitat Politèctica de València (UPV) y Everis, siendo Raúl Juanes responsable de la división de innovación de la oficina de Valencia y Tania González responsable del proyecto CaaS.
Juanes explica las claves de este trabajo.
-Cuando hablamos de innovación, ¿en Everis el concepto cambio va siempre unido al de mejora o el cambio en sí mismo es ya una mejora?
– El cambio en nuestro sector es sinónimo de supervivencia. Tal como lo vemos, hay dos tipos de cambios: aquellos que realizamos para mejorar lo que ya hacemos -que persiguen adaptar procesos, obtener mayores capacidades o perfeccionar habilidades y métodos-; y aquellos cambios que persiguen crear algo nuevo, que son los cambios transformadores impulsados por la innovación.
Una empresa puede sobrevivir tan solo con servicios vinculados al negocio tradicional (“business as usual”). Sin embargo, para ser diferencial hay que mejorar; si quieres sobrevivir, tienes que crear. En Everis trabajamos siempre en las tres dimensiones: el día a día, la adaptabilidad y la innovación. No es solo una cuestión de mejora, se trata de la búsqueda de la excelencia a corto, medio y largo plazo.
Desarrollo regional
– La innovación es tan importante para Everis que han creado un área específica dentro de la compañía. ¿Dicha área tiene un enfoque hacia el desarrollo regional?
– El modelo de relación de Everis con sus clientes es totalmente regionalizado. No solo para la innovación, sino para cualquier tipo de proyecto, nos apoyamos en nuestras capacidades globales, pero si no adaptamos esas capacidades a lo local, no estamos resolviendo los problemas de nuestros clientes.
En innovación funcionamos del mismo modo. Tenemos un servicio global vinculado a la innovación y, de hecho, desde Valencia tenemos un observatorio de innovación vinculado al sector público, por la experiencia que tenemos en la Comunidad Valenciana en este ámbito. Ese observatorio estudia la demanda -las oportunidades que surgen-; las cruza con nuestras áreas de innovación (por ejemplo, smart cities o big data), y traslada la información a la oficina que conoce el ecosistema local (administraciones, universidades, centros de investigación, pymes, etc.) y las necesidades y tendencias de la zona.
Es ahí -en lo local- donde el input del observatorio se debe convertir en verdadera innovación. Ahí es donde la materia gris debe de ponerse en marcha y por eso en las distintas oficinas hay consultores focalizados en actividades de innovación.
Everis no es un centro de investigación ni una universidad. Nuestra sed de innovación se mueve por la necesidad de distinguirnos y crear algo que el mercado pueda demandar a futuro. Y qué mejor forma para validar que la innovación dará los frutos esperados que innovar junto con un socio, la Administración.
Hay que estudiar los requisitos globales de una idea, pero es clave dirigirla a una necesidad concreta o la innovación quedará relegada a papeles, estudios y a un agujero en la cuenta de resultados porque el coste de la innovación es elevado. Por eso, para validarla siempre contamos con socios locales que la testeen y certifiquen. Así es como planteamos nuestros planes de explotación en las líneas de innovación.
– Entre otros aspectos, asocian el concepto innovación con “nuevos modelos en el desarrollo regional”. ¿Podría indicarme alguna concreción práctica de esto en la Comunidad Valenciana?
– En materia de desarrollo regional, formamos parte del grupo de colaboradores expertos en IT, para la definición de la Estrategia de Especialización Inteligente para la Investigación e Innovación en la Comunitat Valenciana (RIS3-CV).
Además, estamos muy involucrados en la concienciación de la importancia que tiene la Compra Pública Innovadora dentro de la Administración, compartiendo la misión y la visión de la futura Agencia Valenciana de la Innovación, dado que no solo es positiva para el sector público, sino que ayuda tanto a los emprendedores cómo a las pymes, incluyendo a los centros de investigación.
Además, nos gusta vincularnos de modo directo con los nuevos talentos, fomentando iniciativas empresariales a través de concursos de propuestas de ideas y de pitch&market, mediante la Fundación Everis y mecanismos de transferencia tecnológica, como nuestra iniciativa i-deals, creada con la misión de romper la brecha entre la investigación tecnológica y las necesidades del mercado.
Cultura Everis
– En lo que podríamos denominar como “cultura Everis”, el concepto innovación está vinculado con otros cuatro: emprendimiento, competitividad, sostenibilidad y ciudadanía. ¿Por qué esta interdependencia con esos cuatro conceptos?
– Los tres primeros conceptos quedan explicados en las respuestas anteriores: hay que emprender, crear algo nuevo, para ser diferenciales y competitivos en el mercado, y que ello nos permita persistir y ser sostenibles como empresa.
Aquello que funcionó en nuestro caso cuando hace dos décadas se fundó Everis, ¿por qué no podría aplicarse a otros actores? Si gracias a la capacidad de innovación de las cinco personas que tuvieron una idea diferencial se ha creado una empresa de más de 15.000 personas, podemos decir que el modelo, la cultura Everis que nos enseña a ver las cosas de otra manera, funciona.
Así que la idea subyacente es: extendamos estos principios a otros dominios. Porque son aplicables perfectamente, tanto a servicios que prestemos en lo que llamaríamos negocios tradicionales, como a proyectos focalizados en la innovación. Siempre se pueden hacer las cosas de otra manera. Si un cliente nos dice lo que quiere, ofrezcámosle una forma distinta de llegar a la solución. Si estipula además cómo quiere que sea el proceso, propongámosle una alternativa. Pero nunca dejemos de innovar.
Nos queda la parte de ciudadanía: todo tiene un fin y el nuestro es mejorar la sociedad. Puede ser en primera instancia (un proyecto junto con un ayuntamiento para redefinir algunos servicios municipales), o como derivada de varias acciones, ofreciendo la innovación a una tercera empresa que la usará para dar una mejor solución a sus clientes.
Así pues, hay que partir de la ciudadanía, escucharla y tener claro que la solución final debe llegar a la ciudadanía. Si no se cubre el ciclo de principio a fin, algo tan a largo plazo como la innovación en algún momento del tiempo se desmoronará.
Innovar, inversión a largo plazo
– ¿Qué políticas o modelos aplican para conseguir que la innovación sea un ingrediente estructural del trabajo de Everis?
– Básicamente, personas entusiastas y el convencimiento que tenemos de que innovar es vital. Ya hemos comentado que innovar no es barato. A dos o tres años vista, raro es ver un incremento de los ingresos en la cuenta de explotación como resultado de un proyecto de innovación, pues el proceso de maduración del proyecto suele ser más largo que ese periodo. Por tanto, en una primera etapa lo que corresponde es inversión.
Así que hay que creer, razonada y contrastadamente, con un plan económico-financiero, pero hay que dar un salto de fe. En Everis confiamos en ello y si tenemos medios financieros, hay que poner a funcionar a las personas. Hacemos que los consultores vinculados al área de la innovación no estén aislados en sus proyectos, sin escuchar la realidad o el día a día del resto de los compañeros, sino que conjugamos ambas realidades.
La gente inmersa en la innovación, observa y aprende de situaciones cotidianas sobre cómo un analista diseña una solución atendiendo a las necesidades de un cliente, etc.
No discuto que, gracias a la innovación, por arte de ingeniería, pueda crearse una solución única y enormemente atractiva por un equipo que ha vivido aislado en una burbuja sin atender a la realidad que le rodea. Es posible, pero muy poco probable. Por ello, hay que juntar a las personas y esto aporta beneficios adicionales, ya que no solo el consultor del área de innovación actúa como un mero espectador, sino que ofrece su punto de vista distinto, creativo y díscolo y además permite al compañero obtener otra perspectiva.