La cercanía al Mediterráneo marca el quehacer diario de Soqueta, en la playa de Oliva. La familia Fuster es la propietaria de este restaurante, que en 2010 hizo una importante reforma que lo modernizó y lo preparó para las grandes oportunidades que, desde entonces, ha vivido. El establecimiento surgió en 1985 y desde su irrupción en la gastronomía de La Safor, entendió que su oferta debía de estar atada a la cocina de la comarca y, por supuesto, a la de mercado.

La cocina mediterránea brilla con luz propia gracias al toque personal que le otorga Isabel Santapau (mujer de Juan Fuster) y su hija Isabel. En sala encontramos a Juan y a su hijo Juan Francisco. Como se puede observar es el clan familiar quien domina Soqueta, garantizando así su longevidad.

En todas las visitas realizadas, que no son todas las que quisiéramos, hemos visto una gran proyección y, sobre todo, el gran desarrollo que ha llevado a cabo Isabel en la cocina y en las propuestas que presenta a sus comensales, donde luce especialmente el gran producto que encontramos en Soqueta.

En la barra podemos disfrutar de un primer aperitivo: filetes de caballa marinada, acompañada de yuca frita. La cocina de La Safor está muy presente: coca de maíz servida en empanadilla, con un relleno muy sabroso; acelgas y bacalao desalado.

Juan cuida de manera especial el salazón, proponiendo un ligero surtido de ellos, donde destaca la tonyina de sorra, con un excelente punto salino que lo hace muy apetecible, al igual que las cortezas de bacalao, que él mismo reboza.

Delicados los lomos de bonito, sabrosa la melva en aceite e impecable la ventresca de atún. Para darle un toque de frescura y un contrapunto dulce, Juan acompaña el plato con tomate Raff, que destaca por ese sabor delicado y que equilibra el punto salino del salazón.

En la oferta de arroces domina la personalidad de Isabel y su madre. No entran en el convencionalismo típico; buscan arroces de temporada, donde la verdura tiene una gran presencia. La paella de habas y alcachofas es un ejemplo, como lo es el arroz de alcachofa y rape. Su fideuá de marisco es muy recomendable; una de las mejores que hemos probado en los últimos años.

Hay que felicitar a la familia Fuster. Han conseguido desarrollar una notable oferta gastronómica basada en la honestidad y en la riqueza de un producto que se encuentra muy próximo a ellos.