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UBE invertirá 95 millones en Castellón para afianzarse como proveedor de soluciones

UBE invertirá 95 millones en Castellón para afianzarse como proveedor de soluciones

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UBE, uno de los principales productores mundiales de caprolactama, policarbonatodiol y poliamidas –materias muy especializadas y de alto valor añadido–, se define no como un mero fabricante, sino como un auténtico proveedor de soluciones para múltiples industrias, a las que proporciona primeras materias químicas de altas prestaciones técnicas.

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Como parte de su estrategia de expansión en el mercado europeo, la japonesa UBE Industries adquirió en 1994 la fábrica de Castellón, que entonces producía tan solo caprolactama –monómero empleado en la producción de nylon o poliamida– y sulfato amónico, un fertilizante de amplio uso para todo tipo de cultivos. En este periodo de más de veinte años, gracias a la aportación tecnológica de la matriz japonesa, la reinversión del cash-flow y el esfuerzo de su equipo de profesionales, la planta de Castellón ha diversificado su cartera de productos, ha ampliado su capacidad productiva y ha mejorado su competitividad.

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Bruno De Bièvre, presidente de la planta en Castellón

Actualmente, UBE cuenta en Castellón con una importante fábrica y centro de I+D de primeras materias químicas, incluyendo caprolactama, productos de química fina, fertilizantes y poliamidas. Estas son las únicas instalaciones de fabricación que UBE Industries posee en Europa y la sede de Castellón es la responsable de liderar el desarrollo no solo en Europa, sino también en Oriente Próximo, África y todo el continente americano. “Somos una empresa globalizada, basada en la tecnología y la innovación y, al igual que nuestra matriz, la responsabilidad con el medioambiente y con los diversos grupos de interés de nuestro entorno constituye la base de nuestra filosofía de gestión”, explica el presidente de la planta en Castellón, Bruno De Bièvre.

A cierre de ejercicio (31 de marzo de 2016) De Bièvre confirma que la producción ha sido “plenamente satisfactoria en todas las líneas, teniendo en cuenta que tuvimos una parada de mantenimiento programada que afectó a la fabricación de poliamidas y que el pasado año se puso en marcha una ampliación de capacidad de dicho producto, con el consiguiente plazo de ajuste que eso requiere”.

De las diversas líneas de producción, la caprolactama y los fertilizantes representan un 50 % de la facturación; las poliamidas, en torno al 30 % y el resto se divide entre la química fina y otros productos especiales que importa desde Japón para distribuir en sus mercados de referencia.

En su cartera de química fina cuenta con el policarbonatodiol y, dado su volumen de producción (6.000 toneladas/año) “y la variedad de formulaciones o grados distintos que hemos desarrollado y somos capaces de fabricar, podemos afirmar que somos uno de los principales fabricantes de esta especialidad en el mundo”, asegura De Bièvre.

Apoyando a la industria

El policarbonatodiol –Ube Eternacoll–, es un oligómero basado en carbonatos que tiene la característica de ofrecer una gran durabilidad. Por ello, todos los polímeros basados en Eternacoll tienen una gran resistencia a la degradación en ambientes muy agresivos; pudiéndose utilizar en aplicaciones de recubrimientos, adhesivos, piezas de elastómeros…

De Bièvre explica que la gran variedad de grados de policarbonatodiol producidos por UBE, permiten formular productos de muy diferentes propiedades: desde recubrimientos de alto brillo hasta acabados mateados, o bien elastómeros de gran dureza o piezas de muy elevada flexibilidad, “pero siempre con la característica de una elevada durabilidad. Según la necesidad y el tipo de grado, se puede aportar una mayor resistencia a la abrasión, a la radiación ultravioleta, al ataque de productos químicos, al calor, a las manchas… Su utilidad radica, por tanto, en la cualidad que el fabricante final quiera ofrecer en su producto: adhesivos adaptados al sector del calzado, recubrimientos para tuberías, suelos o maderas; sellantes de gran durabilidad, piezas mecánicas, rodillos para impresoras, piel artificial para tapicería del automóvil, etc.”

No obstante, detrás de todo ello hay un gran esfuerzo de investigación para desarrollar cada molécula, estudiar cómo fabricarla y decirle al fabricante cómo tiene que introducirla en su propio proceso productivo. “En definitiva, UBE no es un mero fabricante, sino un proveedor de soluciones, no en vano contamos con un grupo de I+D de más de diez personas dedicadas a esta familia de productos de química fina y a los más de doscientos clientes en todo el mundo que la emplean”, pone de relieve Bruno De Bièvre.

De modo muy similar, el presidente de UBE en Castellón se define como “verdadero proveedor de soluciones” para los clientes de poliamidas. “La aplicación de un grado determinado de poliamida para producir un componente de automoción o una película para conservación de alimentos, con ciertas propiedades, requiere un estudio similar, para el cual contamos con otro grupo de I+D adicional, compuesto por otras diez personas. Imaginemos –continúa– que el cliente de nuestro cliente necesita un film especial para proteger, por ejemplo, un queso pasteurizado a alta temperatura… En UBE tenemos tecnología y conocimiento para desarrollar una película alimentaria, compuesta por poliamidas y otras materias, y con una estructura molecular tal que permita la conservación del alimento en óptimas condiciones, dejando salir el CO2 que el queso produce de manera natural tras su fermentación y manteniendo el envase sellado y en condiciones totalmente higiénicas”, ejemplifica De Bièvre.

2016-mayo-UBE-laboratoriosI+D como bandera

Además, los polímeros de ingeniería de UBE están permitiendo desarrollar soluciones de envasado flexible, que reducen significativamente el peso y volumen del envase con importantes ahorros energéticos y que alargan la vida de los alimentos, reduciendo el desperdicio por mala conservación de los mismos. “Igualmente, tenemos capacidad para desarrollar soluciones basadas en poliamidas, para los fabricantes de componentes de automoción que precisan materiales más ligeros que los metales, con el fin de aligerar el peso de los automóviles para reducir el consumo de combustible”.

Por tanto, para la planta de Castellón su departamento de I+D es “estratégico” y encuentra “una valiosa colaboración en las universidades públicas de la Comunitat Valenciana y en algunos de sus institutos de investigación como Aimplas, Ainia o ITC”.

Algunos de los proyectos que impulsan consisten, por ejemplo, en una nueva formulación de poliamida con mejores propiedades para la permeación de agua o vapor de agua y que pueda aplicarse en forma de película para el sector agrario, o el desarrollo de polímeros para la fabricación de componentes funcionales mediante impresión 3D. “Asimismo, estamos estudiando la producción de aditivos orgánicos para pinturas o tintas de impresión cerámica”, indica De Bièvre.

Con las inversiones por delante

Para lograr este nivel de especialización y compromiso con los clientes, en los últimos 20 años UBE ha invertido en Castellón más de 250 millones de euros, poniendo en marcha nuevas líneas de producción, mejorando los procesos de las existentes o dotándose de infraestructuras de I+D. Además, una cuarta parte de ese montante se ha destinado a procesos e instalaciones para mejorar el impacto medioambiental.

“Este esfuerzo inversor es imprescindible para mejorar nuestra competitividad global y así lo entiende nuestro accionista, si bien dado que los recursos son limitados, cada proyecto dentro del Grupo UBE tiene que demostrar su viabilidad y rentabilidad antes de ser aprobado. Para el trienio fiscal 2016-2018 nuestras previsiones de inversión rondan los 95 millones y en el trienio 2013-2015, a falta del cierre de auditoría, superamos los 40”, manifiesta el presidente.

En este sentido, el máximo responsable de la planta reconoce que los proyectos de inversión que contemplan precisan de nuevos recursos humanos para su gestión en todas las áreas: fabricación, desarrollo de proyectos, I+D, marketing y ventas, etc. “es esencial preparar con suficiente antelación a nuestro equipo humano”. Actualmente el Grupo UBE en Europa y Latinoamérica cuenta con un total de 466 empleados, el 90 % de los cuales están en Castellón. “Desde marzo de 2015 hemos ampliado la plantilla un 20% y contemplamos nuevas incorporaciones conforme nuestras necesidades vayan creciendo. Más del 90% de la plantilla cuenta con contrato fijo y una formación constante, con especial dedicación a la seguridad en el trabajo”, detalla.

Entre los objetivos de la empresa para los próximos años, De Bièvre señala poder llevar a cabo el plan de inversiones, justificando la viabilidad de cada proyecto”, y desde el punto de vista de la comercialización, “consolidar nuestras filiales de ventas en São Paulo y México”, así como aumentar las exportaciones a Oriente Próximo y países del Golfo, donde perciben “un potencial que puede ser aprovechado por empresas como UBE”

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