Viernes, 26 de Abril de 2024
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Socio director S2Grupo

2015-dic-OPI-S2Grupo-Miguel-Angel-JuanEn un artículo anterior, hablamos de Bitcoin, la moneda virtual más conocida actualmente y veíamos que, aparentemente, el asunto va en serio. Mencionábamos también algunos de los peligros que acechaban a esta moneda: las posibilidades de fraude; el efecto distorsionador de un cambio significativo en las capacidades mundiales de computación, que alterara significativamente el equilibrio de fuerzas a la hora de distribuir la generación de Bitcoins; o el mal uso del aparente anonimato de las transacciones.

Parece ser que estos riesgos se están materializando, junto con algunos otros que no estaban previstos. Se da el caso de que los chinos ya controlan el 50 % de la generación de Bitcoins por la validación de transacciones, gracias al uso de técnicas de “mining de datos”. Es lo que tiene disponer de capacidad –recursos y personas– para llevar a cabo cualquier acción que se desee mediante un enfoque de “fuerza bruta”. Esto ha afectado, de manera efectiva a la neutralidad del sistema.

También se ha producido una lucha encarnizada entre distintas facciones de la comunidad de desarrolladores involucrados en la plataforma, no exentas de codicia debida a la especulación, tanto con la propia “divisa” como con las start-ups que han surgido para explotar negocios sobre la plataforma y que han atraído a Venture Capitalists ansiosos de subirse al carro de esta nueva moda.

El hecho de que la nueva divisa se concentrara, sobre todo al principio, en unas pocas manos, hizo que algunos la calificaran como un esquema Ponzi.

La dificultad creciente de seguir la evolución de la tecnología por parte de los profanos y de predecir qué negocios serán realmente exitosos, ha llevado a invertir mucho dinero en las mencionadas start-ups, sin tener muy claro cuál es el modelo de negocio.

Estamos aún en el terreno de los experimentos.
En resumen, Bitcoin ha llegado a una situación bastante complicada, lo que ha conducido a que, hace poco más de un mes, uno de los desarrolladores más influyentes de la comunidad, Mike Hearn, anunciara públicamente que había vendido todos sus bitcoins y que la plataforma era un fracaso. No me cabe duda de en qué orden llevó a cabo estas acciones. El precio cayó un 10 % en un solo día.

Sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en que la idea no solo es buena, sino que es necesaria y que, aunque Bitcoin fracase, la tecnología subyacente saldrá victoriosa en alguna otra implementación. El componente principal de la plataforma, el blockchain, no es más que un registro de transacciones financieras, abierto al público y distribuido entre numerosos servidores en todo el mundo. En teoría, esto le permitiría convertirse en un sistema de verificación global de transacciones mucho mejor y más seguro que los que se utilizan hoy en día en los sistemas financieros internacionales. De hecho, varios especialistas lo identifican como un fuerte competidor para SWIFT, el sistema de intercambio interbancario.

Apoyando esta idea, está el hecho de que varios bancos se han sumado ya al uso de una implementación de blockchain promovida por Microsoft, llamada Etherum (BaaS, Blockchain as a Service), alojada como un servicio en la nube, en su plataforma Azure.

La diferencia entre Blockchain y los sistemas actuales es la base en la que depositamos nuestra confianza. En la actualidad, nuestra confianza está en los bancos y en sus sistemas de transacciones. Confiamos en que los bancos registran adecuadamente las cuentas y no “apuntan” dinero de más o de menos en ninguno de los registros.

En el caso de blockchain, la confianza se sitúa en los algoritmos criptográficos que se utilizan, que son públicos y contrastables. La criptografía no es más que una rama de las matemáticas, así que todo se reduce a si confiamos más en las matemáticas o en las personas y las organizaciones financieras, quienes, por cierto, tienen un reciente registro histórico no demasiado esperanzador.

Por supuesto, no hay que ocultar el hecho de que cualquier algoritmo requiere una implementación para ser utilizado y eso supone que se ha llevado a cabo un proceso complejo de programación, involucrando, probablemente, a muchos desarrolladores que no están exentos de cometer errores, incluso malintencionadamente. En fin, que nada es perfecto.

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