Martes, 16 de Abril de 2024
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Pensamiento estratégico en tiempos de incertidumbre o cómo convertir amenazas en oportunidades

Profesor de Pensamiento Estratégico en el Grado de ADE para Emprendedores en Edem y socio director de Consortia Consultores  Edem Escuela de Empresarios

2016-marzo-OPI-Edem-David-CarnicerEn su genial novela “El amor en los tiempos del cólera”, Gabriel García Márquez nos narra la historia de un amor a prueba de bomba que pervive incombustible e inmutable durante más de cincuenta años pese a los diversos avatares por los que pasa la pareja protagonista en sus respectivas vidas por separado. El relato nos atrae en gran medida en estos tiempos porque tal persistencia es ajena a nuestra forma actual de vivir y de pensar, en la que todo es tan fugaz, provisional, efímero y cambiante.

Se viene utilizando el acrónimo VUCA para describir resumidamente el entorno en el que nos ha tocado vivir en el siglo XXI. Corresponde a las iniciales de las palabras: Volatilidad, Incertidumbre (Uncertainty), Complejidad y Ambigüedad. Efectivamente, vivimos inmersos en un flujo frenético de luces y sombras al que asistimos atónitos ante la creciente velocidad con la que se producen los cambios en los ámbitos tecnológico, político, económico, social, etc. Desde un punto de vista empresarial, para sobrevivir en este mundo es cada vez más necesario aprovechar las ocasiones en el momento adecuado y reaccionar rápido ante el peligro de sucumbir si no lo hacemos. Como dijo Jack Welch, CEO de General Electric, sobre la necesidad empresarial de adaptarse a un entorno en continuo cambio, si la velocidad de cambio en el exterior es superior al ritmo de cambio en el interior, el final está cerca.

Pero al mismo tiempo, este entorno inestable e inseguro puede ser una fuente de oportunidades empresariales si sabemos cómo aprovechar los cambios en nuestro beneficio.

En este sentido, los directivos se ven obligados diariamente a tomar múltiples decisiones que parecen ser todas a la vez necesarias y urgentes, con lo que cada vez es más difícil encontrar momentos para reflexionar de manera profunda y con la suficiente perspectiva sobre nuestro negocio de manera global y su evolución en relación con el entorno. Y cuando encuentran el tiempo para hacerlo se percatan a menudo de que carecen de las herramientas adecuadas que les permitan ir más allá de senderos ya transitados anteriormente. Con ello, se dejan llevar frecuentemente por inercias, con lo que muchas empresas languidecen al no ser capaces de adaptarse a los cambios. Pero hay que tener en cuenta, como afirma Roch Parayre (Wharton Business School), que lo que explica en gran medida la diferencia entre las empresas de un mismo sector que tienen beneficios y las que no los tienen es la manera en que hacen frente a las situaciones de incertidumbre, que son motivadas al menos en un 45 % por factores externos a la empresa.

Sin ser capaces de detenernos para contemplar y analizar el panorama global y con la suficiente perspectiva no seremos capaces de percibir los factores realmente relevantes para nuestra toma de decisiones a medio y largo plazo. En muchas ocasiones, trazar una estrategia ganadora requiere que optemos por estrategias alejadas de la manera convencional de pensar, lo que implica ser capaz de asumir una perspectiva amplia y libre de prejuicios. Como dijo Albert Einstein, no podemos resolver nuestros problemas con el mismo pensamiento que utilizamos cuando los creamos.

Por todo ello, existe un interés creciente por el estudio y la práctica de las técnicas y hábitos que constituyen la esencia del Pensamiento Estratégico. David J. Collis (Harvard Business School) define el Pensamiento Estratégico (Strategic Thinking) como la actividad de analizar oportunidades y problemas desde una perspectiva amplia y comprender el impacto potencial que las propias acciones pueden tener sobre los demás. Así, los pensadores estratégicos visualizan lo que podría pasar y asumen un acercamiento holístico a los asuntos y retos del día a día.

A diferencia de la Planificación Estratégica (en la que se elaboran planes estructurados para la consecución de las metas de la organización), en el Pensamiento Estratégico el objetivo es más bien desarrollar las propias habilidades del directivo para que sepa analizar las oportunidades y los problemas con una perspectiva de amplio alcance, a la vez que incorpore técnicas para abordar cada situación empresarial bajo múltiples puntos de vista y con una perspectiva lo más amplia posible, cuestionando permanentemente presuposiciones propias y ajenas desde un enfoque abierto y creativo.

Aunque cada persona tiene un estilo propio de pensar, combinación de sus inclinaciones personales, su educación y su experiencia, uno mismo puede potenciar su capacidad para el pensamiento estratégico mediante el ejercicio continuado y la práctica, empezando por conocer su propio estilo de pensar y sus sesgos personales, para después complementar y ampliar sus habilidades estratégicas utilizando técnicas tales como el pensamiento lateral, los mapas mentales, los ejercicios para ampliar nuestra visión del entorno, etc.

Este tipo de técnicas son las que ejercitan los alumnos universitarios de Edem para formarse como los futuros líderes empresariales de nuestra sociedad. En los talleres de la asignatura de Pensamiento Estratégico los estudiantes descubren sus propios prejuicios y limitaciones a la hora de abordar los problemas y se ejercitan en aplicar las técnicas a situaciones empresariales, tanto a sus propios proyectos emprendedores como a otras empresas del entorno. De este modo, el alumno enriquece sus habilidades directivas y mejora su capacidad para identificar y aprovechar las constantes oportunidades que surgen en nuestro entorno cambiante.

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