Viernes, 26 de Abril de 2024
Pulsa ENTER para buscar

Bodegas El Villar, el éxito a través de la anticipación

2016-enero-bodegas-El-Villar-Alejandro-Cortell-Luis-Cervera

Alejandro Cortell, director técnico de la bodega, y Luis Cervera, gerente de la misma

Quizás no suene el nombre de esta bodega al gran público, pero si lo unimos a su marca líder, L’Antigón, ya es otra cosa. Comercializa el doble del vino que producen sus viticultores asociados, lo que convierte a la cooperativa de Villar del Arzobispo en un caso de éxito gracias a la habilidad que han tenido para anticiparse a los cambios. En 1970 vieron que la fusión era garantía de supervivencia y más tarde su estrecha alianza con Mercadona los ha hecho mejores, más competitivos y versátiles en sus elaboraciones, hasta convertirse en una referencia en el Alto Turia de Valencia.

[mepr-rule id=»598″ ifallowed=»show»]

En las primeras estribaciones de la meseta valenciana, remontando el Turia desde el mar, están los viñedos de los que se nutre la Bodega El Villar. El lugar combina la altitud –entre 400 y 800 metros las viñas más altas–, con la proximidad del Mediterráneo, que siempre aporta brisa y humedad que refresca los rigores del verano en estas montañas conocidas como Los Serranos.

Un total de diez municipios acogen los viñedos y olivares –también producen aceite–, de El Villar. Se trata del propio Villar del Arzobispo, que es donde está situada la bodega, pero también de Higueruelas, Chulilla, Losa del Obispo, Gestalgar, Casinos, Domeño, Pedralba, Llíria y Bugarra.

Ese lugar privilegiado, en el que parece ser que barajó retirarse el mismísimo emperador Carlos V antes de decidirse por la cacereña localidad de Yuste, es la subzona del Alto Turia que produce quizá los vinos más singulares de la DOP Valencia.

Suelos arcillosos y calcáreos hacen su labor y permiten sacarle un gran partido a variedades autóctonas como las blancas de Merseguera y Macabeo o las tintas Garnacha y Tempranillo. Pero también a variedades foráneas que se han adaptado de maravilla, como el Semillón y el Merlot.

2016-enero-bodegas-El-Villar-embotellado

Estas dos variedades a las que los vinos de Burdeos han dado fama mundial son otras tantas apuestas de El Villar en su proceso de investigación. Desde los años noventa pusieron en marcha un banco de pruebas, para ver qué variedades se adaptaban mejor a estos parajes y se quedaron, sobre todo, con estas dos. El Merlot supone ya el 10 % de la producción propia de los cooperativistas y, junto con el Tempranillo, son las dos tintas preferidas por la bodega y base de la mayor parte de los vinos.

Semillón bordelés en el Alto Turia

En el caso de los blancos, mientras en otros territorios ha dominado la Chardonnay y la Sauvigon Blanc, en El Villar han preferido arriesgar, buscar la diferenciación y acertar con la Semillón.

Luis Cervera, gerente de la firma, señala que la Semillón es una uva difícil de cultivar porque es muy sensible a los hongos, pero que en esta zona produce vinos muy aromáticos y singulares, a pesar de que el clima de la que es original es atlántico y no continental mediterráneo como el del Alto Turia.

Esta paradoja no les echó para atrás cuando experimentaron y hoy están muy orgullosos de ella, hasta tal punto que en menos de un mes saldrá al mercado un monovarietal de Semillón de 2015, con el nombre de Cantalares, denominación de uno de los parajes en los que se produce. Será una de las principales novedades de la nueva cosecha en la Comunitat y a la que habrá que estar muy atentos.

Pero esa querencia por la diferenciación también está en las variedades autóctonas, de ahí la defensa que han hecho de la Merseguera, una variedad blanca exclusiva del Alto Turia de Valencia, que supone el 70 % del coupage de la mayor parte de sus vinos blancos. Cervera lamenta que se haya arrancado mucha superficie, porque no duda de su calidad. Lo mismo sucede con la tinta del país, que era la Garnacha tintorera y que está también muy presente en sus vinos.

Reyes en la relación calidad-precio

Precisamente, esta combinación entre lo nuevo y lo viejo, entre lo que piden los mercados nacionales e internacionales y los amantes de los clásicos vinos valencianos, es lo que ha hecho versátil a esta bodega, que mueve al año diez millones de litros de vino y que está muy atenta a los gustos del mercado: ¿qué se piden vinos más dulces?, pues se produce un semidulce que el público joven sabe apreciar. Y así, con todo.

2016-enero-bodegas-El-Villar-cooperativa-fachadaPero la clave está en mantener la relación calidad-precio, y ahí es donde son imbatibles. La Guía Peñín, la más prestigiosa de nuestro país, anunciaba hace un par de meses los mejores vinos en esa relación calidad-preci, y otorgaba la máxima puntuación, cinco estrellas, a dos marcas de esta bodega: Laderas y Viña Villar.

Los grandes vinos jóvenes de la bodega se comercializan bajo la marca Laderas, tanto blancos como tintos y rosados. Seleccionadas las variedades, coupages muy medidos y contrastados año tras año dan a luz esas pequeñas joyas.

En cuanto a Viña Villar, es la marca de referencia de la alta gama de la bodega. Ahí están los Tempranillos y Merlots seleccionados para hacer crianzas de gran éxito de ventas, pero también de crítica como la Guía Peñín acaba de certificar con su última crianza.

Y también aceite

Pero El Villar no se queda solo en el vino. También produce aceite de oliva de calidad. Serran’Oli es la marca que comercializa la producción de la cooperativa y que, año a año, crece frente a los tradicionales graneles.

Se trata de un aceite de altísima calidad por las características del territorio, especialmente el clima extremo y la altitud del Alto Turia, así como por la mezcla de variedades autóctonas como la Villalonga, Serrana, y Sollana, pero también con presencia importante de Picual y Arbequina. El aceite de arbequina se comercializa como monovarietal, mientras que el resto forman el coupage que caracteriza esta marca.

Además de vino y aceite, El Villar también está creciendo en otros productos del campo, como la almendra y las algarrobas.

Luis Cervera señala que la almendra es el cultivo que más valor añadido está dejando en la zona en los últimos años, por la subida de precio a nivel internacional, y como el territorio es propicio, los agri1cultores han apostado por ella, incrementando las plantaciones, pero no lo han hecho a costa del viñedo, que se mantiene estable después de las últimas reestructuraciones.

[/mepr-rule]
[mepr-rule id=»598″ ifallowed=»hide»]

Para leer el artículo completo:
Suscríbase a la la edición digital de Economía 3;
con su cuenta de suscriptor

[/mepr-rule]

ESAT-ranking1-300
Turismo-sostenible
JSV Turkia
Esat primero ranking

Dejar una respuesta