Viernes, 03 de Mayo de 2024
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Due diligence o cómo proporcionar todo el conocimiento que necesitan las empresas startup

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Socio-Director. Leynet Consultores

La puesta en marcha de una startup es compleja y ya desde sus inicios precisa financiación. Los primeros pasos suelen estar financiados con recursos propios –ahorros personales, indemnizaciones por despido, cobro adelantado del subsidio de desempleo…– , aunque también se suele recurrir a los círculos más cercanos, eso que se ha dado en llamar family&friends.

Por supuesto, cuando se pide financiación, nuestros inversores, por muy cercanos que se sientan al proyecto, necesitan garantizar que su inversión se va a utilizar adecuadamente y que se devolverá en tiempo y forma. Habrá que satisfacer esa situación presentando, por lo menos, las líneas básicas del modelo de negocio: objeto, estrategia, mercado, previsiones económicas… En suma, los argumentos más sencillos para convencer a ese círculo próximo de que se trata de una inversión, no de una ayuda a fondo perdido.

Este es un primer paso. Pero otra cuestión bien distinta y que requiere una respuesta mucho más profesional es cuando se recurre a inversores profesionales que no solo arriesgan su dinero, sino que esperan obtener un razonable beneficio de su aportación.

¿Cómo convencerles de que nuestra startup tiene futuro? Ahí el proceso es mucho más exigente, largo, profundo y sistematizado. Se conoce como due diligence –o lo que es lo mismo, diligencia debida– y no es otra cosa que proporcionar el conocimiento en profundidad de nuestra empresa startup en todos sus aspectos.

El inversor no quiere encontrarse sorpresas antes de comprometerse a aportar fondos y por ello toma todas las precauciones necesarias. Mucho más si la inversión la va a realizar una sociedad con socios capitalistas ante los que hay que responder de la rentabilidad de la inversión.

Una vez tenemos a esos inversores interesados, la due diligence se inicia una vez que se ha firmado un acuerdo de intenciones de inversión, acuerdo que queda supeditado al resultado de la misma. Este documento, además, indica claramente cuáles serán los aspectos que pueden llevar a la ruptura de las negociaciones (deal breakers) si las conclusiones no son las esperadas.

Una due diligence significa que abrimos en canal la empresa y la exponemos al escrutinio de terceros. Este examen va a afectar a la totalidad de aspectos de la startup: desde su forma jurídica a su situación financiera; desde el régimen fiscal al sector de actividad; desde la política de recursos humanos a la estrategia comercial, la I+D+i o el cumplimiento de normas medioambientales.

En la due diligence se informará sobre quiénes son los socios y su nivel de inversión, los pactos que se han suscrito, los contratos vigentes, la titularidad de los activos, los préstamos sometidos a contrato y aquellos que tengan un carácter más informal, la política retributiva y todo lo relativo a la propiedad intelectual e industrial de patentes y marcas.

No se trata solo de comprobar si el funcionamiento de la sociedad en sus aspectos de actividad empresarial son los adecuados, también si cumple la cada vez más compleja legislación que se aplica a las actividades económicas, como la medioambiental o la de seguridad laboral.

Si estamos, además, ante una empresa cuyo objetivo se relaciona con la investigación científica, es preciso ampliar la due diligence y preguntarnos qué hace la competencia, la viabilidad del proyecto o en qué horizonte temporal es razonable esperar resultados; si el personal tiene las competencias adecuadas o si es suficiente el equipamiento tecnológico.

Una due diligence no solo va a ser útil a la hora de obtener inversores, sino también va a ser un ejercicio extraordinariamente valioso para conocer nuestra propia empresa y poder detectar aquellas áreas a las que hay que prestar una mayor atención e, incluso, determinar zonas de sombras que habían pasado desapercibidas hasta para los propios gestores.

Durante la realización del proyecto podemos aprender mucho y, sobre todo, ir corrigiendo todos aquellos aspectos que no estén funcionando correctamente. Más allá de la utilidad que tiene una due diligence para procesos inversores, es una herramienta asombrosa a la hora de analizar la propia empresa y mejorarla.

¿Cómo actuar en una due diligence? Con absoluta transparencia. Nunca se deben ocultar o disfrazar datos que sean perjudiciales, porque la confianza es el fundamento de todo el proceso. Si el inversor aprecia que no se le está proporcionando toda la información o ésta no se ajusta a la realidad, se sentirá engañado. La pérdida de confianza provocará la ausencia de inversión y poner en peligro el futuro de la sociedad.
Pero tendrá todavía otras consecuencias, ya que provocará la pérdida de nuestra credibilidad, lo que hará mucho más difícil encontrar inversores que en el futuro nos sigan en nuestros proyectos empresariales.

El despacho de abogados Leynet Consultores, integrado en la firma Leggroup Alliance, realiza mentorización de proyectos emprendedores, estableciendo los estudios necesarios de viabilidad, la due diligence que hemos analizado en este artículo, para dar total garantías de viabilidad a las empresas startup. Hemos participado como mentores en eventos en Nueva York, Miami y Cuba, entre otros destinos, con el objetivo de que las empresas startup españolas y lugareñas participantes recibieran la formación necesaria y, sobre todo, que alcanzaran la inmersión en los países citados y consiguieran financiación para sus proyectos. Próximamente participaremos en eventos en San Francisco, Santiago de Chile y México DF.

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