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El tamaño sí que importa

2015-enero-Exit-Global-Angel-MuñozDirector y Consultor de Exit Global

En mi anterior artículo “El sueño americano es posible”, comentaba que, para mí, uno de los factores cruciales para el éxito en la internacionalización de la empresa española es su tamaño y, aunque el titular suene algo erótico, puedo asegurar que el tema que tratamos es de máxima importancia para el futuro modelo económico de nuestro país.

España es un país que cuenta con porcentajes de microempresas por encima de la media y con medianas empresas por debajo de la media de la UE y la OCDE. Al respecto, podemos remitirnos a las cifras y estudios hechos en este sentido y, aunque no siempre coinciden con exactitud, nos valen para reflejar el problema. Podemos ver en el Cuadro que acompaña estas líneas, que tenemos la mitad de medianas empresas que la EU-27. Si la comparación la realizásemos solo con Alemania, Francia y Reino Unido, los datos saldrían bastante más desfavorables para España.

El número medio de trabajadores por empresa en España es de 4,9, lo que representa menos de la mitad del correspondiente a Alemania (11,8) o Reino Unido (10,8), y es uno de los más reducidos entre los principales países de la UE (8,1), según un informe de la empresa mediana española realizado por el Círculo de Empresarios. La escasa presencia de empresas grandes (más de 250 empleados) y medianas (de 50 a 249 empleados) –que suman una participación estimada en 2013 del 0,7% sobre el número total de empresas–, explica el menor tamaño empresarial.

España es uno de los países con una menor contribución al empleo de las empresas medianas: un 15,2% de la ocupación total frente al 20,5% correspondiente a Alemania. Paralelamente a esto, otro dato interesante es que, en promedio, una empresa grande tiene dos veces la productividad de una microempresa. Asimismo, la productividad de una empresa mediana es 1,7 veces la productividad de una microempresa.

Otros factores básicos para el cambio de modelo

Viendo los datos, hemos de ser conscientes de la importancia que tiene elevar el tamaño medio de las empresas. Necesitamos que las empresas tengan pulmón financiero para poder abordar con garantías otros factores básicos para el cambio de modelo económico, como son:

> Contar en las empresas con el equipo humano más profesional y de calidad; hay que pensar que la empresa es igual al equipo humano que la forma.

> La innovación en todos sus aspectos  como base de diferenciación y calidad de los productos y servicios prestados.

> La imagen de marca, tanto corporativa como de producto.

> La internacionalización, que amplía los horizontes de la empresa, conquistando nuevos mercados y consumidores, lo que dará estabilidad a largo plazo.

> Por último, tener un ‘management’ (equipo directivo) preparado académicamente y que, además, se deje asesorar y sea inconformista, aunque muchas veces, sobretodo en la pyme, se considera fijo e inamovible.

He de confesar que, como buen conocedor del empresariado valenciano y español en general, de los anteriores puntos, el que veo más complicado es justamente el más importante, el referido al ‘management’, la cabeza pensante, visible y decisoria en la pequeña empresa.

Para que todos los demás puntos se den, es necesario tener un ‘management’ –gerente, consejero delegado, CEO o como quiera llamársele–, que sea visionario, con amplitud de miras, arriesgado y no pensando que “con lo que tenemos ya estamos bien”.

El control autárquico, total y absoluto, que ejercen los ‘dueños’ de las empresas sobre el destino de las mismas, es el principal escollo y motivo por el cual la empresa pequeña española no llega a crecer.

Y digo esto recordando, por ejemplo, el caso de los consorcios de exportación alentados en los años 80 por la Administración pública e INFE (antiguo ICEX), proceso en el cual tuve la suerte de participar, para intentar paliar este problema y ayudar a la pequeña empresa y poder hacer viable su internacionalización teniendo en cuenta el principio de que “la unión hace la fuerza”.

Como algunos recordarán, fracasaron en la mayoría de los casos. Se limitaron a cobrar la subvención, eso si, y presentarse a alguna feria en conjunto, pero al segundo o tercer año de vida, se disolvían. ¿Por qué? Porque nunca se esforzaron en la puesta en común ni creyeron en la viabilidad del conjunto. Siempre había una buena excusa.

Desde mi experiencia puedo afirmar que las posibilidades de éxito en la consolidación y sostenibilidad de los mercados exteriores para una empresa de tamaño medio/grande, bien valorando por número de empleados (a partir del centenar), o por facturación (más de 20 millones de euros), se multiplica por tres.

Finalmente, me alegre al conocer que dentro de las propuestas del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC) presentadas el pasado mes de noviembre por César Alierta, su presidente, el aumento del tamaño y la internacionalización empresarial eran considerados dos factores clave.

Los mismos  volvían a salir a la palestra en el encuentro empresarial del 11 de diciembre, sobre el Plan Estratégico de Internacionalización en Mercados Prioritarios 2014-2015, exigiendo al Gobierno y a los agentes sociales un mayor compromiso y reformas fiscales que favorezcan el aumento del tamaño de las empresas. A la vez que se pedía a la gran empresa española que sirva de arrastre en la internacionalización de las pequeñas y medianas.

Esperemos que todas estas opiniones, proclamaciones, encuentros empresariales, etc., no acaben en saco roto y el tamaño medio de la empresa española crezca lo antes posible, porque está claro que España necesita una estructura empresarial y un modelo económico con más músculo, que la haga competitiva y sostenible.

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