Nadie duda que la tecnología nos está cambiando la vida. Pero no todos tienen conciencia de hasta que punto lo está haciendo. El tratamiento de datos, la capacidad de cruzar información y las consecuencias que ello tiene van a determinar, y están ya determinando, aspectos tan decisivos como el sistema de salud en general y nuestra propia evolución sanitaria.

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Valencia acogió una sesión informativa para dar a conocer las iniciativas que en España y Reino Unido se están desarrollando sobre la llamada “medicina de precisión”.

La primera pregunta es, evidentemente, ¿qué es la medicina de precisión? Medicina de precisión, o medicina genómica o medicina molecular es un concepto revolucionario de la práctica médica, del diagnóstico al tratamiento.

Hasta el momento, la medicina genómica (o molecular, o de precisión) se ha centrado en dos aspectos: los tumores y las enfermedades raras, pero lo suyo será que evolucione hasta abarcar todo el ordenamiento taxonómico de enfermedades.

¿Por qué se habla ahora de este nuevo concepto de medicina? No sólo por los avances científicos. Cada vez se conoce mejor el genoma humano, pero también el genoma de organismos capaces de provocar o curar enfermedades.

También nos encontramos en una situación social preocupante: el envejecimiento de la población hace que el actual sistema sanitario sea insostenible. La medicina de precisión viene a dar respuesta a este problema de dimensiones incalculables.

¿Cuáles son las bases de la medicina de precisión? Se han identificado cuatro pilares: las 4P: predicción, prevención, personalización y participación. Uno de los mayores expertos y defensores de la medicina de precisión, Julio Mayol, añade una quinta P: la población, porque “los datos socioeconómicos influyen de una manera muy importante en la manera de estar sano o de estar enfermo que tienen tanto los individuos como las poblaciones en las que habitan”, afirma Mayol.

Situación atípica

Sabe de lo que habla. Considerado uno de los 500 españoles más influyentes, Mayol es cirujano, director de Innovación del Hospital Clínico de Madrid y codirector del consorcio M+visión, entidad promovida por la Comunidad de Madrid y en la que participa el MIT, cuyo objetivo es la innovación biomédica.

Para Mayol, estamos en una situación atípica en medicina gracias a la abundancia de datos. “Hasta ahora -afirma-, tomábamos decisiones con un conjunto de datos muy reducidos. El siglo XX fue una explosión de mejora, de conocimiento, de tratamiento… pasamos de tener una medicina muy poco efectiva, pero muy segura -lo que hacíamos era acompañar, consolar…- a una medicina cada vez más efectiva, pero con más riesgos. Ahora podemos interactuar con las causas para intentar maximizar el beneficio para los pacientes y disminuyendo el daño que provoca la actividad sanitaria”, agrega.

Ahí está uno de los retos: la gestión de la información. La empresa NetApp calcula que en 2015, un hospital de media generará 665 ‘terabytes! Un volumen de información difícil de asimilar por organizaciones que no estén debidamente preparadas.

Otra de las empresas tecnológicas que más trabajan en el ámbito científico es Bull, para quien esta avalancha de datos “debe abordarse combinando bioinformática y tecnologías de la información y la comunicación”, tal y como señaló, Javier García Pellejero, director general para España de la compañía. “El dato -añade- no solo hay que generarlo, almacenarlo e interpretarlo. También hay que integrarlo, correlacionarlo, conservarlo y protegerlo”

¿Adiós a los hospitales?

La revolución sanitaria que se avecina es de dimensiones impresionantes. En opinión de Julio Mayol los hospitales, tal y como los conocemos actualmente, desaparecerán.

“Hasta ahora -afirma Mayol– lo que hacíamos era concentrar en los hospitales todo el conocimiento, todos los especialistas, toda la tecnología. Pero la tecnología de la información nos está permitiendo salir de los hospitales”.

En su opinión, en los hospitales va a quedar lo que es extremadamente complejo, de alto riesgo y que tiene que hacerse en unas condiciones muy determinadas. El resto será ambulatorizado.

El experto en medicina de precisión asegura que la misión de los profesionales es disminuir la complejidad del conocimiento: “Ahora empezamos a tener muchos datos, mucho conocimiento que nos permite llevar ese conocimiento directamente al ciudadano o a sus cuidadores para que lo utilicen sin tener que depender tanto de los médicos.”

Y todo esto, ¿cómo va a afectar al ciudadano? Mayol asegura que habrá una transferencia de conocimiento para que aprendamos a cuidarnos y, en el caso de que esto no sea posible, ese conocimiento lo tendrán los cuidadores del paciente.

Mayol asegura que será una medicina mejor: “El problema es que hasta ahora no medíamos el resultado de los tratamientos en la población. De manera que si no funciona, nos enteramos mucho tiempo después, cuando en realidad deberíamos estar enterándonos en tiempo real.

Medicina sostenible económicamente

Mayol defiende la necesidad de una revolución sanitaria argumentando que el actual no es sostenible ni económica ni éticamente: “No podemos seguir pidiendo dinero a los ciudadanos sin decirles exactamente qué resultados estamos obteniendo con ese dinero.

El problema no es qué porcentaje del PIB gastamos, el problema es que para conseguir estos resultados de salud, para vivir 85 años con una calidad de vida buena, con los datos que hemos recogido, esto cuesta tanto”.

Tampoco, asegura, el aumento de recursos en sanidad garantiza unos mejores resultados en salud. De hecho, puede ser hasta perjudicial. El actual modelo sanitario ha servido, pero hasta ahora. Desde este momento, o desde hace ya tiempo, hay que pensar en el cambio: “No podemos responder a los nuevos retos con el modelo anterior”.

Los pasos para alcanzar el nuevo paradigma sanitario son: un nuevo modelo basado en valor; innovación tecnológica y, finalmente, innovación social. Para Mayol, la innovación social “pasa por una nueva forma de educar; nuevos planes educativos; nuevas profesiones; nuevas formas de entrenar a los profesionales; nueva manera de pensar.

Unos cambios que afectarán decisivamente. En las facultades de medicina se enseña poco qué es innovación, se habla poco de resultados en salud, se habla poco de medicina comunitaria, se habla poco de gestión y de recursos… las acciones de los profesionales sanitarios consumen recursos y debemos tener capacidad para tomar decisiones sobre cuál es la mejor indicación, basado no solo en nuestra experiencia habitual, sino en qué dicen los resultados, los datos.

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