Viernes, 26 de Abril de 2024
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Erudito y valencianista, además de industrial

Nicolau Primitiu Gómez Serrano, además de dirigir los destinos de la empresa familiar, dedicó una gran parte de su vida a la investigación, la cultura y la erudición valenciana. Ha pasado a la historia su intento de superar el viejo conflicto de la unidad y la trinidad de la lengua autóctona, que tantas veces ha enfrentado a valencianos, catalanes y baleares, mediante una propuesta imaginativa. Él es el creador de los términos «bacavá” y «bacavés”, palabras nuevas que reúnen la primera sílaba de las tres denominaciones, para forjar una palabra nueva y superadora.

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También cabe citar la actividad que desplegó en lo cultural al quedar paralizada su empresa durante la guerra civil. Dedicó todo su tiempo a la investigación arqueológica, siguiendo muy de cerca las apresuradas excavaciones que se hicieron en toda la ciudad para construir refugios contra los bombardeos. Fruto de sus desvelos fueron muchas piezas y dibujos que, sin él, se hubieran perdido sin remedio. Por otra parte, sus impresiones personales sobre la guerra, sus notas y reflexiones sobre aquellos tres años terribles, ocupan unos 4.000 folios que se conservan en la Biblioteca Valenciana.

Si su hermano Eliseo Gómez Serrano se dedicó a la docencia y la política, Nicolau Primitiu dio pruebas, desde muy temprano, de una verdadera vocación valencianista, que se manifestó por muy distintas vías y nos dejó grandes frutos.

Dedicó buena parte de su fortuna al coleccionismo de libros. La Biblioteca Valenciana, ubicada en el monasterio San Miguel de los Reyes, lleva como apellido el de Nicolau Primitiu porque la Generalitat pudo fundarla a partir del núcleo generado por los 40.000 libros y 400.000 fichas de trabajo que nuestro culto empresario legó a través de sus familiares.

No es una biblioteca más: está dedicada especialmente a temas valencianos o ediciones hechas en nuestra tierra, y contiene incunables de gran valor, ediciones primeras y rarezas de valor internacional de los siglos XIV al XVIII. Y tiene también una extensa dedicación a la prensa valenciana del XIX.

En 1932 él fue uno de los firmantes de las Normas de Castelló, que regularon la ortografía valenciana. En sus últimos años fundó una editorial de vocación valencianita, «Sicània”, y una revista literaria con el mismo nombre. Numerosos escritores y estudios que animaron la vida cultural durante los años cincuenta y sesenta, aprovecharon las oportunidades que la editorial les brindó.

En distintas etapas presidió Lo Rat Penat y el Centro de Cultura Valenciana, pero además fue un incansable investigador de nuestra historia y nuestra lengua. Sus conocimientos se trasladaron a docenas de publicaciones especializadas y artículos de divulgación en prensa y revistas, que siguen siendo fuentes valiosas medio siglo después. Y entre sus muchas publicaciones no falta un estudio dedicado a la molinería medieval valenciana, que se presentó al III Congreso de Historia de la Corona de Aragón, celebrado en el año 1928.

 

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