La reserva de un espacio del espectro radioeléctrico a las operadoras de 4G supone la reubicación de los canales de TV. La campaña ha hecho énfasis en la necesidad de adecuar las antenas colectivas. La cuestión, como ha indicado Miguel Pingarrón, director de desarrollo de Astra Ibérica, es que no se está hablando de las antenas individuales que son las que, previsiblemente, van a sufrir un mayor impacto.

Miguel Pingarrón, director de desarrollo de Astra

La entrada en funcionamiento del 4G a principios del próximo año supondrá que las actuales antenas individuales situadas en las cercanías de una antena 4G se saturarán e impedirán ver las emisiones televisivas. La comunicación gubernamental y de las emisoras se ha centrado en las antenas colectivas, pero no en las individuales y en las de pequeñas comunidades, de hasta 10 viviendas, que utilizan amplificadores toda banda.

En  el asunto de las antenas individuales -las más comunes en pueblos, urbanizaciones y edificios antiguos de viviendas- la solución es la colocación de filtros que impidan la entrada de la señal 4G en las antenas, reantinización que tendrán que costear los propietarios, mientras que en el caso de las antenas colectivas se han habilitado ayudas gubernamentales.

Ayudas a la reantenización

El pasado 1 de noviembre en el BOE publicó el plan de ayudas públicas para la adaptación de las antenas colectivas en edificios de viviendas, dotado con 280 millones de euros. Las ayudas, cuyo importe oscilará entre los 100 y los 550 euros por comunidad, podrán asignarse, según el texto, a cualquier tecnología televisiva incluyendo cable, ADSL o satélite. Esta variedad de opciones es para Miguel Pingarrón, “un paso importante para que se afiance el principio de neutralidad tecnológica, pero también supone un claro beneficio para que los espectadores puedan disfrutar de la experiencia televisiva con las ventajas que ofrecen otras plataformas tecnológicas: alta definición de calidad, más canales, menos cortes, ausencia de futuras adaptaciones, etc.”.

Sin embargo, tramitar estas ayudas en el caso de tecnologías que no sean TDT será más complicado. “Nos tememos, que una vez más, sea la tecnología terrestre la única beneficiada”, ha continuado el directivo. Además, el texto no atiende cuestiones de importancia como “qué ocurrirá con las ayudas públicas para la mitigación de interferencias entre servicios 4G yTDT o a cómo los hogares se verán de nuevo afectados por el segundo Dividendo Digital”.

Pingarrón recalcó el problema sólo se presentará en la TDT y no afectará ni  a la televisión por cable ni por satélite.

Los cambios, sin embargo, no terminan con la reubicación de canales de TDT, según manifestó Pingarrón: «La demanda de servicios en movilidad (teléfono y tablet) crecen exponencialmente por lo que ya está decidido que la banda de 700 Mhz se asigne a estos servicios, lo que obligará en un próximo futuro a nuevas actuaciones e inversiones».

Llega la Ultra Alta Definición

En cuanto a la entrada de nuevas tecnologías en las emisiones de televisión, Pingarrón señaló que el futuro está en la Ultra Alta Definición, cuyo primer gran evento serán los Juegos Olímpicos de Río en 2016. La UAH multiplica por cuatro la actual alta definición.

Según el ejecutivo de Astra, «el espectador cada vez es más exigente con la calidad de imagen. El problema es que la TDT no está capacitada para soportar esta nueva tecnología», que sí está disponible tanto en soporte cable como satélite.

La apuesta de España por la TDT contrasta con el resto de Europa. En España se calcula que el 72% de las emisiones televisivas se reciben por TDT; el 16% por satélite; el 8% por cable y el resto vía internet. La distribución en Europa varía sensiblemente: sólo el 29% se recibe por TDT, siendo mayoritario el canal satélite (35%); el cable tiene una cuota del 27% e internet el 9%.