Para PwC la auditoría del futuro debe ser más ágil, completa, profunda y comprensible

Para PwC la auditoría del futuro debe ser más ágil, completa, profunda y comprensible

Una información más inmediata, que incluya no solamente los aspectos financieros sino todos los aspectos de la compañía y analice cómo las empresas gestionan y controlan sus riesgos marcará la trasformación de la auditoría en los próximos años. Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden del informe La auditoría del futuro y el futuro de la auditoría elaborado por PwC a partir de las aportaciones de un grupo de expertos, integrado por presidentes y miembros de comités de auditoría, consejeros, responsables de auditoría interna y directivos de algunas de las principales empresas españolas.

En los últimos años, la crisis ha demostrado que los mercados y los agentes económicos no siempre funcionaron como se esperaba. Las burbujas en la banca y en el sector inmobiliario, así como los errores en la gestión de riesgos han generado una pérdida de confianza.  El informe identifica unas áreas clave en las que se debería trabajar para poder satisfacer las expectativas de los diferentes grupos de interés.

 

En primer lugar, es necesario apostar por un informe más ágil en el tiempo, con mayor periodicidad. En el mundo de la inmediatez, los informes anuales de auditoría se antojan insuficientes. Revisiones semestrales o, incluso, trimestrales parecen más adecuadas a los tiempos que corren, tal y como sucede en países como EE.UU.

El estudio apuesta por un informe de auditoría mucho más completo, profundo y fácil de entender. Informar solo sobre los aspectos financieros de las empresas ya no es suficiente. El papel del auditor debería extenderse a otros ámbitos como al análisis de los planes, estrategias y perspectivas de las empresas. Y, sobre todo, a cómo estas gestionan y evalúan sus riesgos. Y contarlo de forma clara y sencilla.

De hecho, la reforma de auditoría aprobada este año por la Unión Europea avanza en esa línea. La norma establece que el auditor deberá describir los riesgos evaluados, incluidos el de fraude, tendrá que resumir la respuesta como auditor a esos riesgos y, si procede, incluir las observaciones clave sobe estos. Por el momento, en España se hace indispensable profundizar en el rol del auditor externo como revisor independiente de los sistemas de control interno en una organización.

Y, en tercer lugar, la auditoría del futuro debería ser capaz de aportar un análisis de valor que permita al lector ir más allá de los números y decidir por sí mismo el grado de confianza que debe depositar en la información. En otras palabras, se trataría de utilizar la transparencia para promover y fomentar la confianza.

Para Javier Lapastora, socio responsable de auditoría de PwC, “ha llegado el momento de mirar más allá del balance y de la cuenta de resultados de una compañía, porque hay otros elementos que también influyen en sus resultados, en su funcionamiento o en su propia supervivencia. El futuro de la auditoría pasa por reforzar el papel del auditor como generador de confianza, por lo que éste debe adaptar su actividad a un contexto más complejo y ampliar el alcance y la profundidad de su trabajo”.

 

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