Los fondos propios son una de las partidas más importantes de cualquier empresa, ya que permiten financiar las actividades del negocio. Forman parte del patrimonio neto de la compañía y se caracterizan por representar los recursos que tiene la organización ante diversas operaciones. Por lo tanto, se utilizan para financiar los diversos proyectos que se hayan planeado, sin necesidad de recurrir a la solicitud de créditos ante entidades bancarias. En la actualidad, los fondos propios se dividen en diversos componentes que conocerás en las siguientes líneas.
¿Qué se entiende por fondos propios?
Los fondos propios son la partida que se nutre del aporte de los socios y de las utilidades generadas por la empresa. En consecuencia, es la suma tanto del capital social, ahorros y los resultados de las operaciones económicas. Esto puede encontrarse en el balance de situación y básicamente representa el oxígeno para la compañía. Por este motivo, si un negocio agota sus fondos propios, entrará en una situación de quiebra, ya que no podrá afrontar sus compromisos financieros adquiridos.
Lo anterior ocurre cuando la totalidad de los activos son inferiores a los pasivos exigibles, así que no tiene bienes para pagar las deudas. Por ende, es fundamental hacer un manejo óptimo de las finanzas de la empresa, porque de aquí saldrá la diferencia entre el éxito o el fracaso. A su vez, los fondos propios pueden incrementarse por aportaciones extra de los socios, aumento en las ventas, etc. No obstante, también puede reducirse por el pago de alguna deuda, gastos de la compañía o el reparto de dividendos.
¿Cuál es su importancia?
Los fondos propios son uno de los indicadores más importantes que demuestran la solidez financiera de una compañía. Con estos recursos, una empresa puede ampliar sus operaciones, asumir costos operativos y tener recursos en caso de crisis económica. De esta manera, podría decirse que es un sinónimo de tranquilidad financiera para los accionistas de la sociedad mercantil. Mientras mayor sea la cantidad de fondos propios, más fácil será la adquisición de maquinarias, equipos y ampliación del personal. Así que sin ellos es difícil tener un crecimiento orgánico a mediano plazo.
Por otro lado, tener fondos propios evita tener que acudir al crédito para expandir operaciones. De esta manera, se evita incurrir en un pasivo que puede ser costoso para la compañía con el transcurrir del tiempo. Todo esto hace que los fondos propios, sean uno de los primeros indicadores que evalúa cualquier inversionista antes de inyectar recursos en un negocio. Por otro lado, estos fondos tienen que manejarse con mucha responsabilidad, decidiendo detenidamente cuáles serán los próximos gastos que se harán con esta partida.
¿Cómo se calcula este fondo?
Calcular los fondos propios es una de las primeras operaciones que hace un empresario para conocer la situación del negocio. Para esto se resta la cantidad de activos con los pasivos que hay en la compañía, entendiendo estos activos como los bienes que posee la empresa. Mientras tanto, los pasivos son las deudas y compromisos adquiridos, así que son cuentas que deben pagarse con el pasar del tiempo. En este sentido, si el cálculo de fondos propios arroja una cantidad positiva, significa que el negocio puede liquidarse, pagaría sus deudas y aún tendría ese monto.
Una forma de aumentar los fondos es incrementando los activos o disminuyendo los pasivos. Esto último abarca desde las deudas adquiridas, nómina de empleados, proveedores y mucho más. En consecuencia, tener pocos fondos propios aumentaría las posibilidades de ser rechazado por un banco a la hora de solicitar un crédito. Todo esto demuestra que mantener fondos propios mejora la salud financiera de tu compañía y te abre posibilidades de crecimiento. Por lo tanto, todos los movimientos que se hagan deben realizarse con mucho cuidado.
¿Cuáles son los componentes de estos fondos?
Los fondos propios los conforman diversos componentes que vale la pena analizar. El primero de ellos es el capital social, que son las aportaciones de los socios para mejorar el patrimonio de trabajo. Además, están las reservas, que provienen exclusivamente de los beneficios de la empresa. Aquí pueden derivarse de la venta de productos y servicios de la compañía o de beneficios que la empresa no ha repartido entre sus accionistas. También están las subvenciones o donaciones hechas de diversas organizaciones públicas o privadas.
Por último, tenemos los resultados del ejercicio, que son aquellas utilidades que están pendientes de ser repartidas entre los socios. Todos estos elementos conforman los componentes de los fondos propios. Por ende, si uno se modifica, todo el capital se verá afectado. En este sentido, es fundamental analizar cada una de estas áreas para comprender la salud financiera de la compañía. A partir de aquí se tomarán las decisiones pertinentes en pro del crecimiento de la empresa a mediano y largo plazo.
Relación entre solvencia y fondos propios
La solvencia la definimos como la capacidad de una compañía de honrar sus deudas adquiridas. Para ello es muy importante contar con fondos propios, ya que de aquí saldrá el dinero para atender este tipo de compromisos. Por lo tanto, estos fondos están íntimamente relacionados con la solvencia que pueda tener una empresa en un momento determinado. Una buena gestión de los recursos dará paso al capital de trabajo, que es la partida que financia todos los gastos operativos y pasivos que tenga el negocio.
Una buena manera de tener solvencia es contar con fondos propios que permitan hacer frente a las deudas de la compañía. Estos fondos, si se distribuyen correctamente, permitirán afrontar todos los compromisos sin perder de vista el crecimiento a futuro. En este sentido, es indispensable manejarlo de la forma más profesional posible, ya que de aquí depende parte del futuro de la empresa. Es necesario contratar a profesionales especializados en contabilidad para que tomen las decisiones pertinentes en este rubro.
Diferencias entre fondos propios y patrimonio
Los fondos propios y el patrimonio suelen confundirse constantemente. A pesar de que tienen similitudes, realmente tiene marcadas diferencias que todo empresario debe conocer. Los fondos propios forman parte del patrimonio neto, y no al revés, así que esto es lo primero que hay que tomar en cuenta. En tal sentido, los fondos están compuestos por el capital de los socios, reservas, acciones propias, primas y resultados de ejercicios anteriores. Por lo tanto, sus recursos provienen de aportes de miembros de la misma empresa.
Por otro lado, el patrimonio neto incluye los fondos propios, aunque también añade otros elementos. Aquí intervienen legados, donaciones, herencias, subvenciones y mucho más. Por ello, son recursos que provienen de personas que están fuera de la estructura de la empresa. Sin embargo, a nivel contable se les agrupa en patrimonio neto, aunque teóricamente tienen elementos diferentes. De esta forma, solo debes concentrarte en tener fondos propios positivos para que las demás áreas de tu empresa estén saludables. Solo así podrás crecer con el pasar del tiempo.