Viernes, 19 de Abril de 2024
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Cómo elegir al mejor empleado para mi empresa

Cómo elegir al mejor empleado para mi empresa

Cuando nos planteamos contratar un nuevo empleado, nos acechan multitud de preguntas: ¿Realmente es necesario? ¿Encajará con mi forma de trabajar? ¿Tendrá la misma visión de empresa? ¿Seremos compatibles en carácter? Aquí daremos algunos puntos importantes a considerar para tomar esta complicada decisión con acierto.

¿Cuándo contratar a un nuevo empleado?

Hay un momento en que, debido a la acumulación del trabajo, no se llega a todo. La acumulación de tareas en una misma o pocas personas, normalmente, tiene como efecto que se dejen cosas por hacer, que se haga el trabajo con demasiada prisa y sin la calidad necesaria o que no se tengan en cuenta puntos que son trascendentes para la persona a quien dirigimos el producto.

Es decir, no tenemos que pensar que contratar a una persona conllevará un aumento inmediato del beneficio, sino como un plan a medio y largo plazo. Tiene que haber un proyecto, una idea clara de crecimiento.

¿Cómo hacer el proceso de selección?

Los departamentos de recursos humanos han ideado mil y una formas para seleccionar el trabajador. Hace unos años, la forma más habitual para escoger a quien incorporar a la plantilla era mediante el boca-oreja en el las empresas más pequeñas y por test psicotécnicos las empresas de una tamaño mayor.

Tener claras y dar a conocer las características del puesto de trabajo

En el momento de tener el primer contacto con el candidato, éste tiene que saber las características básicas del trabajo al cual aspira. Esto nos sirve para:

    • La propia persona vea si es capaz de realizar las tareas ofrecidas.
    • Ver su reacción al explicarlas.
    • El propio candidato centrará su explicación en aquella experiencia laboral relacionada con el trabajo ofrecido, que es lo que interesa.

Saber las aptitudes necesarias para el lugar de trabajo

Preguntar sobre aspectos relacionados con aquellas aptitudes que se quieren conocer:

Evitar preguntas excesivamente incómodas: no tiene sentido realizar preguntas que entren en demasiada concreción con aspectos de su vida personal. Pueden de dar la imagen de intromisión a temas privados y de moverse por prejuicios.

Mostrar una imagen de profesionalidad: se tiene que dar a conocer el proyecto de forma sólida. Nadie, y menos aquellos más válidos, querrán trabajar en una empresa que transmite una imagen de desorganización y caos.

Anotar aquellos puntos más destacados que se quieren resaltar: una entrevista es larga y es imposible acordarse de todo lo que se ha hablado. Por lo tanto, para no descuidar ningún detalle, se tiene que apuntar todo aquello que consideramos relevante para el puesto de trabajo que se ofrece.

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¿Qué características se tienen que valorar más?

Formación adecuada

Como es lógico, el trabajador tiene que ser capaz de realizar las tareas que se le encomienden. Por lo tanto, es imprescindible un conocimiento sobre aquello que tendrá que realizar. En estos momentos, nos encontramos con personas muy formadas que llevan a cabo funciones por debajo de lo que aspiraban a partir de sus estudios. Cuando van a buscar trabajo de aquello que son especialistas, no encuentran. A la vez, en el momento que bajan sus expectativas, como respuesta les comentan que están sobre cualificados. Es un problema para ellos.

Coger una persona con mayor formación no garantiza que desempeñe mejor una tarea. La empresa tiene que buscar alguien que se adecue al lugar de trabajo, no por tener en el proceso a alguien con más formación que otros, pasa automáticamente por delante. Se tienen que tener en cuenta muchos otros factores, que se relatan a continuación.

Experiencia

En caso de necesitarse resultados rápidos, es mejor contratar a alguien con experiencia. En cambio, si lo que se busca es una persona a un proyecto más a largo plazo, prevalece la juventud y las ganas de trabajar y aportar nuevas ideas.

Forma de expresarse

Hay habilidades y aptitudes propias de una persona que son más importantes que el hecho de tener una mayor o menor formación. Vivimos en un entorno en el cual la persona pide cada vez más un trato más personalizado y profesional. Por este motivo, las habilidades comunicativas son un factor básico a tener en cuenta para asegurar la completa satisfacción de los clientes.

Motivación

Durante la entrevista, según la actitud que mantenga el hablante, podemos saber si está predispuesto y con ganas. Más allá de los tópicos, es importante fijarse en su posición al hablar, en la forma cómo lo dice (con más o menos vehemencia) y si realmente muestra interés y habla con seguridad y convicción. Una persona, en caso de mostrar dudas, puede que no tenga claro el trabajo que se le está ofreciendo, por nervios o por falta de seguridad en sí mismo. Ninguna de estas características interesan por un lugar de trabajo.

Complicidad en el momento de la entrevista

Es importante tener en cuenta que la persona que tenemos delante pasará muchas horas con nosotros. Es más, durante los días laborables pasaremos más horas con él que con nuestra propia familia. Por lo tanto, es imprescindible que con esta persona con quien compartiremos un mismo espacio y proyecto no haya problemas y que la relación sea, como mínimo, correcta.

Evidentemente, es imposible en un espacio de tiempo tan corto si habrá buen feeling con el candidato en cuestión, pero si ya en un primer momento hay algún punto de la actuación de quien tenemos delante que no nos acaba de encajar, mejor evitarlo. Las primeras impresiones, más que dar pleno conocimiento, sirven para descartar. Hay quien puede considerarlo subjetivo. Y sí, lo es. Pero es un elemento clave para el buen funcionamiento de la empresa y para asegurar un entorno de trabajo amable y productivo.

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