Concluye la visita oficial a China del jefe de Gobierno español, Pedro Sánchez, tras varios días en los que ambos ejecutivos han tratado de tender puentes y rebajar la tensión arancelaria entre la Unión Europea y el gigante asiático. Para España, la visita ha mostrado el buen tono de las relaciones al tiempo que se han buscado nuevas vías de cooperación bilateral; la prensa oficial china, por su parte, es menos eufemística: el objetivo principal era «encontrar soluciones» en un momento de disputas arancelarias entre Pekín y Bruselas.
La realidad es que han sido unos meses complicados para las relaciones bilaterales entre China y España, enzarzados ambos países en una disputa comercial que comenzó por cuenta del arancel europeo al vehículo eléctrico. Hay demasiado en juego de continuar la tensiones: Pekín contratacaba el pasado mes de junio la amenaza de sanciones sobre la exportación de cerdo. Nuestro país es el principal exportador porcino a China entre todos los países de la UE, con ventas por valor de 1.223 millones de euros en 2023.
El coste de enfrentarse al gigante asiático es tan grande como el déficit comercial. A término de la cumbre, Sánchez ha enfatizado en una rueda de prensa que «las guerras comerciales no interesan a nadie» y que «China es muy consciente del valor que tiene el sector porcino» para España. Los puntos en común, apaciguaba el feje del Ejecutivo, «son más importantes y son muchos más».
Si bien sujeta la sartén por el mango, Pekín tampoco puede permitirse perder el mercado europeo: para el Gobierno chino la visita forma parte de una «dinámica más amplia» entre el suyo y los países comunitario. Para el académico Cui Hongjian, citado por el rotativo asiático Global Times, es «poco probable que la voluntad y la necesidad de cooperar cambie, con el objetivo de evitar un escenario de pérdidas para todos».
Más inversión bilateral, la visión china
Otros expertos, como Zhao Junjie, del Instituto de Estudios Europeos de la Academia China de Ciencias Sociales, destacan que España tiene «ventajas competitivas» en sectores como la automoción, construcción, biotecnología o aeroespacial, y puede «cooperar con China en más áreas», aunque se espera que Madrid «mantenga su independencia estratégica sin alinearse con las posturas más críticas de Bruselas».
Además de los puntos mencionados, la visita ha buscado atraer inversión china hacia España para que, según Sánchez, «pueda instalarse en forma de cadena de valor en nuestro país». Así, se reunió el martes con directivos de las empresas chinas de eléctricos Saic, Chery y Hunan Yuneng, interesadas en España por su atractivo ecosistema en ese sector. También destacó otro acuerdo firmado con Envision para la fabricación de electrolizadores para la producción de hidrógeno verde, un «importante objetivo industrial» para España.
Mientras, Zhang Min, directora del Centro de Estudios de España de la antes citada Academia de Ciencias Sociales de China, señala a la televisión CGTN que la visita deja «avances en los ámbitos económico y comercial» en un momento en que ambos países están «impulsando el desarrollo verde. La cooperación a nivel local será también un área clave para los próximos 50 años. Muchas ciudades de ambos países ya están hermanadas, y en el futuro, la colaboración práctica deberá adaptarse a las características específicas de cada una».
Un viaje «meramente estético»
Para el experto en geopolítica Frédéric Mertens, profesor y director del Departamento jurídico en la Universidad Europea de Valencia, la realidad es que ha sido un viaje meramente cosmético. No se puede pretender, asegura, vender la idea de que se ha evitado una fuerte presencia china en un sector tan importante como la automoción. «Lo cierto es que los coches más punteros de Seat se fabrican en China», continúa, «y no dejamos de hablar de un sector en crisis tanto en España como en Europa».
Es vital entender que existe un desequilibrio muy importante de base y es impensable que los chinos vayan a hacer grandes concesiones que compensen una diferencia de tal magnitud, todo ello enmarcado por unas condiciones externas entre Bruselas y Pekín.
«La Unión Europea (UE), a través de los 27 estados miembros trazan la hoja de ruta de la diplomacia europea, pero no van todos en la misma línea sino que defienden sus intereses económicos y patrimonio industrial. «Para España es el coche y el cerdo, para Francia el coche o el brandy… los chinos saben lo que están haciendo, abren la puerta a los españoles a sabiendas de que el objetivo de ellos es debilitar a la Unión Europea en su política de protección y defensa de la Unión», asegura Mertens.
Divide et Impera
«Lo que busca el gigante asiático es abrir brecha en el frente común que trata de formar Europa. Para reinar, lo mejor es dividir, es una vieja historia que podemos rastrear hasta Julio César. Si quieres reinar en un mercado, debes dividir y generar dificultades entre tus competidores. Si se pelean entre sí, mejor», explica el experto.
España está protegiendo sus intereses, pero no deja de ser, afirma Mertens, «un enano tratando de salvar lo que buenamente pueda. Tan solo hay que observar el balance comercial entre ambos países y que sirve a los chinos para dividir a los dirigentes de uno de los mercados económicos más importantes a nivel mundial».
Y concluye: «Este Gobierno ha pecado de pretencioso con este viaje. Está bien tratar de negociar con los chinos, pero hay que ser realista. España, por muy buen alumno que sea de la clase europea, no tiene entidad suficiente para pretender un liderazgo a solas de la dichosa diplomacia europea».
La brecha en el muro de Europa
De ser tal y como lo plantea el experto, y lo que busca China al recibir a Pedro Sánchez es abrir una brecha en la unidad europea, la táctica parece estar surgiendo efecto. Desde el gabinete del canciller alemán Olaf Scholz, se saludó el miércoles las declaraciones del Ejecutivo español sobre la necesidad de reconsiderar los aranceles a los vehículos eléctricos chinos y resaltó que Berlín defiende desde hace tiempo dicha postura.
«El Gobierno (alemán) expresó muy pronto su escepticismo con respeto a los planes de la Unión Europea y ha dejado claro que celebra mucho que en paralelo a la preparación de los aranceles haya todavía conversaciones entre el Gobierno chino y la UE para evitar los aranceles», dijo el portavoz alemán, Steffen Hebestreit, en una rueda de prensa en Berlín.
«Nada ha cambiado en nuestra posición. Si otros países europeos también se dan cuenta de que (los aranceles) no benefician en nada a nuestra industria, eso solo puede ser positivo», destacó, al ser preguntado por las palabras de Sánchez. Hebestreit rehusó confirmar si Scholz y su homólogo español se comunicaron al respecto antes de que Sánchez viajase a China, pero reiteró que las declaraciones de este último reflejan «una dirección de empuje que compartimos».