Cada euro no invertido en mejorar las carreteras costará 4 dentro de dos años
La AEC propone un modelo de pago por uso que permitiría recaudar 4.500 millones anuales, eximiendo al 60% de los ciudadanos y destinando los fondos a conservación, digitalización y seguridad vial
Jacobo Díaz, director general de la Asociación Española de la Carretera (AEC)
La Asociación Española de la Carretera (AEC) alerta de que se necesitan más de 13.000 millones de euros para conservar la red viaria española. El mal estado actual encarece los desplazamientos, multiplica el riesgo de accidentes y amenaza la sostenibilidad. Entre las fórmulas de financiación, la AEC plantea el pago por uso con un bono anual gratuito de kilómetros para los conductores.
Los datos de su último informe sobre el estado de la red viaria de nuestro país, que se han presentado durante la celebración de la 33 Semana de la Carretera, estiman una inversión necesaria para su correcto mantenimiento de más de 13.000 millones de euros. Estas cifras ponen de relieve la financiación de estas infraestructuras, clave para mejorar la seguridad vial y para alcanzar otros objetivos como la digitalización y la sostenibilidad.
Las consecuencias de este incorrecto mantenimiento son de dos tipos. La primera de ellas, tal y como explica Jacobo Díaz, director general de la AEC, afectan al consumos de los vehículos, produciéndose un incremento y pérdidas de efectividad del modo de transporte por carretera.
Díáz espefica que esos 100 millones de desplazamientos que anunció la Dirección General de Tráfico (DGT), que se producirían en los dos meses de verano, conllevarían un sobrecoste cercano a los 270 millones por el mal estado de conservación de las carreteras, «lo cual no es en ningún caso un tema menor ya que una carretera en mal estado provoca deterioros más acelerados de los elementos físicos de un vehículo -amortiguaciones, ruedas, llantas–, provoca más emisiones y, por tanto, mayores consumos de gasolina», matiza.
Por otro lado, -advierte Díaz- «cuando un conductor está preocupado por el estado del firme no está controlando al conjunto de la circulación, lo que puede dar lugar a errores que, lamentablemente, pueden convertirse en accidentes».
¿Qué opina la Administración pública?
En opinión de Jacobo Díaz, «todas las administraciones son conscientes de que el estado de conservación no es bueno y de que sus presupuestos no dan para revertir la situación, sino más bien para enmascarar problemas graves. Pero, ningún caso para hacer una gestión avanzada de un estado de conservación adecuado de la red de carreteras».
Avanza también que la Administración también reconoce que «el deterioro de una carretera no es lineal, se trata un deterioro exponencial. De hecho, estamos en la parte de la curva en la que se multiplican los costes por cada año que no se invierte».
Y, a partir de ahí, -manifiesta Díaz- «unos lo reciben como acicate para la búsqueda de mayores recursos para la conservación. Mientras que otros ponen en duda la validez de nuestro estudio».
Pero, ¿cuánto se incrementa el coste por cada año que no se invierte en la conservación de las carreteras? Teniendo en cuenta que el deterioro de una carretera no es lineal. Es decir, un euro que no se invierte hoy en una carretera no se arregla con un euro dentro de dos años. En concreto, «dentro de dos años se va a elevar a cuatro euros y así de manera exponencial», señala.
En este sentido, desde la AEC han hecho saber a nuestros gobernantes que hace tiempo que han detectado que ya no estamos en un punto de deterioro preventivo de las carreteras, sino que estamos en una situación en que hay un porcentaje muy representativo de carreteras que precisan trabajos importantes de reconstrucción. «Esta es la foto que lamentablemente refleja nuestro informe», subraya Jacobo Díaz.
Fórmulas para garantizar la financiación
Desde la AEC consideran que existen muchas opciones para buscar recursos que puedan revertir la situación. La primera de ellas es el presupuestario. Por ello, reclaman un compromiso político de todas las administraciones competentes en carreteras para mejorar los presupuestos ya que el 80% de la movilidad de nuestro país se hace por carretera y lo mismo ocurre con el 90% de las mercancías. Con lo cual, -reivindica Díaz- «no debemos permitir que las carreteras estén en esa situación».
La segunda vía que propone la AEC pasa por convencer a la Unión Europea que los países miembros con redes de carreteras maduras, «se les permita, con fondos europeos, hacer trabajos de repavimentación y de mantenimiento de carreteras. Hasta ahora se ha considerado que eso es una responsabilidad de cada país y lo único que hace la UE es financiar obra nueva».
El director general de la AEC propone la puesta en marcha de un proceso «en el que se haga ver que es estratégico que la red de carreteras de toda Europa esté en un adecuado estado de conservación para optimizar la movilidad de sus ciudadanos y de sus mercancías».
La tercera opción se centraría en la colaboración público-privada. «En este momento existe una legislación bastante restrictiva desde el punto de vista legal y, sobre todo, fiscal, en el que es complicado que los fondos privados, estén interesados en meterse en líneas de posible financiación de proyectos de infraestructuras grandes», recuerda Jacobo Díaz.
El director general pone el ejemplo de Aragón que corrobora que dicha colaboración es viable. Esta comunidad acaba de firmar un plan extraordinario de reconstrucción de carreteras en el que, a través de la colaboración público-privada, se va a cambiar el estado del 33% de su red. «Esto nos dice que es viable. Otra cosa -matiza- es la rentabilidad. Por ello, hay que estudiarlo con muchísimo cuidado».

De nuevo en el debate, el pago por uso
Por último, Díaz confirma que desde la AEC no tienen ningún problema en que se abra el debate sobre el pago por uso. «Un debate que ha estado presente en la pasada campaña electoral y que ha estado encima de la mesa en algunos documentos de compromiso de este Gobierno con la Comisión Europea».
A juicio de la asociación, esta medida, «siempre y cuando se defina con carácter finalista para mejorar las carreteras», se podría poner en funcionamiento y servirían para solucionar el grave problema de financiación, «no diría yo que en un año, pero seguro que sí que en cuatro».
El modelo que proponen desde AEC, es que todo ciudadano español, por el mero hecho de pagar sus impuestos debería tener derecho a un bono de movilidad anual gratuito de 10.000 kilómetros para los vehículos ligeros y para la totalidad de carreteras del país, sin ningún tipo de restricción. Sin embargo, «a partir del kilómetro 10.001 se debe explicar al ciudadano que si utiliza por encima de la media las carreteras es porque entendemos que se beneficia de ellas y que, por tanto, se le va a pedir que colabore con un micropago por los excedentes de kilómetros que se produzcan en su movilidad», informa Díaz.
De esta medida, y según datos que maneja la AEC, estarían exentos el 60% de los ciudadanos porque consumen menos de 10.000 kilómetros. Este razonamiento se fijaría también para los vehículos pesados, estableciendo, en este caso, 100.000 kilómetros como punto de partida.
Gracias a este modelo que ha ideado la AEC «se podrían agregar a las arcas del Estados unos recursos cercanos a los 4.500 millones de euros anuales, dependiendo de cómo se fijen las tarifas cada año y las excepcionalidades que se puedan establecer».
Esta metodología que propone AEC permite una gestión avanzada e inteligente de la movilidad del país. Díaz aclara también que esta iniciativa «está muy lejos del discurso ‘a partir del 1 de enero, se va a pagar por circular por las autovías del país’. Ese no es nuestro modelo, es más complejo, pero que creemos que puede solucionar el problema», corrobora.
Y después de la seguridad vial… la digitalización y la sostenibilidad
Sobre la seguridad vial, Jacobo Díaz incide en que esta cuestión debe estar presente en todas las decisiones que se tomen desde todas las administraciones con capacidad de decisión en gestión de carreteras.
En su opinión, «estamos en un momento valle. Veníamos de unas décadas de descensos muy significativos de la accidentalidad y mortalidad en nuestro país. En este momento nos encontramos en una situación de calma chicha, que, en ningún caso, es una buena noticia», corrobora.
Por ello, Jacobo Díaz propone reflexionar sobre qué tipo de políticas habría que implementar para que se vuelva a tendencias de descenso de la accidentalidad y mortalidad.
Desde el punto de vista de la digitalización «creemos que tenemos un reto por delante inmenso».
AEC propone destinar los recursos recaudados con el pago por uso a la transformación inteligente de nuestra red de carreteras con el fin de equiparla con todos los avances tecnológicos necesarios para que la seguridad de la movilidad sea vez mayor, para que la conectividad de todos los vehículos sea máxima y para que podamos empezar a hablar de autonomía en la conducción.
En cuanto a sostenibilidad, nuestras carreteras no están preparadas para dar respuesta adecuada a situaciones extremas como se ha podido comprobar con las situaciones que hemos vivido en los últimos meses con motivo de las últimas lluvias.
Con lo cual, desde la AEC proponen repensar cuáles son las necesidades de mejora, adaptación o reconstrucción de determinados elementos singulares, principalmente relacionados con la capacidad de evacuación del agua, para que las infraestructuras más sensibles no lleguen nunca a colapsar.
Las carreteras del futuro
Por último, ¿cómo deberían ser las carreteras del futuro? Desde el punto de vista de la AEC, tendría que ser una carretera que compensara los posibles errores del conductor. «No seré yo el que diga accidentalidad y mortalidad cero, pero es una meta a la que debemos acercarnos un poco más y no estar estancados como actualmente», razona Díaz.
En segundo lugar, desde la AEC imaginan una carretera más sostenible. Para ello, «necesitamos, por un lado, un perfecto estado de conservación de la vía, y por otro, optimizar la oferta de infraestructuras a la demanda puntual de cada momento gestionando esa demanda de la manera más inteligente posible para que esas ineficiencias puntuales que se produzcan tiendan a mitigarse en el tiempo o se distribuyan de otra manera desde el punto de vista horario o de los días de la semana» clarifica.
En tercera posición sería preciso una carretera con capacidad para informar en tiempo real para la toma de decisiones tanto por parte del conductor como del propio vehículo, incluso que ofrezca servicios. «Para ello, -señala Díaz- necesitamos una carretera con otro nivel de equipamiento para que sea capaz de dar instrucciones al vehículo para optimizar sus desplazamientos».
Gemma JimenoLicenciada en CC de la Información por la Universidad del País Vasco, Gemma Jimeno se incorporó a ECO3 Multimedia, S.A., en 1998 como Redactora y ha participado activamente en el desarrollo de diferentes líneas de negocio. Desde hace años desempeña las funciones de Editora de los contenidos informativos, de los diferentes productos editoriales de E3 Media.







