España esquiva el impacto térmico que limita al parque nuclear francés
Mientras Francia sufre paradas puntuales en sus centrales nucleares por la ola de calor, los siete reactores en España operan a pleno rendimiento y sin restricciones gracias a su ubicación estratégica, a sus sistemas de refrigeración y a una planificación adecuada de las tareas de mantenimiento, evitando interferencias con los picos térmicos del verano.
Central Nuclear de Trillo (Guadalajara)
Mientras parte del parque nuclear francés se ha visto obligado a ajustar su producción por el aumento de la temperatura del agua durante las olas de calor, en España los siete reactores nucleares están operando con total normalidad. El calor no ha interrumpido ni limitado su funcionamiento, una prueba de la resiliencia del sistema y del diseño adecuado del parque nuclear español.
Cada verano, cuando las temperaturas baten récords y las olas de calor se repiten en Europa, vuelve la misma pregunta: ¿pueden seguir funcionando las centrales nucleares cuando el calor aprieta? En algunos países, como Francia, el aumento térmico de los ríos ha obligado en ocasiones a limitar la producción o incluso a parar temporalmente ciertos reactores. Sin embargo, en España este escenario no se ha dado. Las centrales nucleares españolas han superado sin problemas las altas temperaturas del verano, sin registrar ninguna parada o reducción de potencia derivada del calor.
Así lo confirma el propio Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que mantiene actualizado un mapa de estados operativos en su página web. En él se puede comprobar que, en pleno mes de julio, los siete reactores nucleares españoles siguen activos y funcionando a pleno rendimiento.
Igualmente, desde Foro Nuclear, asociación que representa al sector en España, corrobora que no ha habido ningún tipo de afectación térmica ni restricciones ambientales que hayan comprometido la operativa de las centrales.
¿Por qué el calor puede afectar a una central nuclear?
La clave está en el sistema de refrigeración de los reactores. Para funcionar con seguridad, una central nuclear necesita enfriar continuamente su reactor y otros componentes. Para ello utiliza agua, que puede proceder del mar, de embalses o de ríos cercanos. Si la temperatura del agua ambiente es demasiado alta, o si el caudal del río es insuficiente, se limita su capacidad para absorber el calor que genera el reactor. Además, existen normas medioambientales que impiden verter agua caliente por encima de ciertos límites a los cauces fluviales, con el fin de proteger la biodiversidad.
Cuando se superan estos umbrales, la solución no es continuar a toda costa: las centrales pueden reducir potencia o incluso detenerse temporalmente para no incumplir los límites térmicos. Pero esto no significa que haya un riesgo para la seguridad nuclear, sino que se actúa por responsabilidad ambiental, un matiz que a menudo se pasa por alto en los titulares alarmistas.
Francia: el ejemplo más mediático… pero matizable
El país vecino, Francia, es uno de los que más titulares genera cada verano en relación con sus centrales nucleares. Con 56 reactores repartidos por todo su territorio y una fuerte dependencia de la energía nuclear (que cubre alrededor del 70% de su electricidad), cualquier ajuste en su operativa tiene un fuerte impacto mediático.
Sin embargo, la situación es menos dramática de lo que parece. Como recuerda el divulgador nuclear español, Alfredo García, desde el año 2000 la reducción media de producción en Francia por razones térmicas ha sido de tan solo un 0,3% anual. Este impacto se concentra en seis centrales ubicadas en ríos de bajo caudal y en periodos muy concretos del verano, como es el caso de Bugey, en el municipio de Saint-Vulbas, al borde del río Ródano; o Chooz, en el departamento Ardenas y a orillas del río Mosay. Es más, muchas de esas reducciones coinciden con tareas de mantenimiento programadas, que se concentran en los meses de menor demanda eléctrica.
No hay riesgo para el núcleo
«Cuando un reactor reduce su potencia o se detiene durante una ola de calor, no es por riesgo para el núcleo, cuya seguridad está garantizada en todo momento. Lo hace para proteger el ecosistema acuático, evitando liberar agua demasiado caliente al río», aclara García.
Francia ha comenzado a introducir soluciones de adaptación, como la instalación de torres de refrigeración en ciertas unidades (Bugey 4 y 5), que permiten seguir operando aunque las temperaturas del agua suban. Además, se han explorado alternativas innovadoras como el uso de aguas residuales tratadas para refrigeración, una tecnología que ya funciona en plantas como la de Palo Verde, en pleno desierto de Arizona (EE.UU.).
Tensiones en la red eléctrica durante olas de calor
La necesidad de adaptar el parque nuclear al cambio climático no es una cuestión menor. En 2023, la Cour des Comptes francesa, equivalente al Tribunal de Cuentas español, publicó un informe titulado «L’adaptation au changement climatique du parc des réacteurs nucléaires” («La adaptación al cambio climático del parque de reactores nucleares»), donde analiza en profundidad el impacto del calentamiento global sobre el sector nuclear.
El documento concluye que, aunque las pérdidas de producción actuales por calor son reducidas, se espera que se multipliquen por tres o cuatro hacia 2050 si no se toman medidas adicionales. El informe llama a reforzar la planificación de los nuevos proyectos (como los reactores EPR2 previstos en Francia), a tener en cuenta criterios climáticos en la elección de emplazamientos, y a fomentar tecnologías de refrigeración más sostenibles y menos dependientes del agua fluvial.
La buena noticia es que la seguridad de los reactores no está en entredicho, gracias a los márgenes de diseño y a la actualización constante de los criterios de seguridad. Pero el riesgo de limitaciones productivas o tensiones en la red eléctrica durante olas de calor será cada vez mayor si no se adapta la infraestructura a los nuevos escenarios climáticos.
España: estabilidad sin sobresaltos
En este contexto, España destaca como un ejemplo de operatividad sin sobresaltos. Ninguna de sus centrales ha visto comprometida su producción por motivos térmicos este verano.
Los motivos son diversos: en primer lugar, la ubicación estratégica de las centrales, muchas de ellas cercanas a grandes embalses o al mar, donde el caudal y la capacidad térmica del agua es mucho mayor.
En segundo lugar, el diseño del parque nuclear español, que cuenta con sistemas de refrigeración robustos y adaptados. Y, por último, una planificación adecuada de las tareas de mantenimiento, que evita interferencias con los picos térmicos del verano.
Además, a diferencia de otros países europeos, el parque nuclear español es más compacto: siete reactores operativos que producen alrededor del 20% de la electricidad nacional, lo que permite una gestión más controlada y adaptada al entorno.
Según el CSN y Foro Nuclear, no se han producido reducciones de potencia ni interrupciones no programadas relacionadas con el calor o la temperatura del agua. Una señal clara de que el sistema responde bien, incluso bajo condiciones extremas.
El parque nuclear español resiste al calor con buena nota
En un momento en que la seguridad energética y la descarbonización del sistema eléctrico son prioridades estratégicas para Europa, la energía nuclear se reafirma como una fuente firme, estable y sin emisiones. Lo que ocurre en España este verano lo ilustra perfectamente: los reactores nucleares han seguido funcionando sin incidencias, garantizando suministro eléctrico en plena ola de calor.
Esto no significa que no haya que seguir invirtiendo en adaptación. El cambio climático obligará a todos los países, también a España, a reforzar sus infraestructuras. Pero, por ahora, el parque nuclear español resiste al calor con nota.
De hecho y tal y como reconoce Alfredo García, frente a los titulares exagerados: «Más datos, menos ruido. La energía nuclear sigue siendo esencial frente al cambio climático. También en verano», incide.
Gemma JimenoLicenciada en CC de la Información por la Universidad del País Vasco, Gemma Jimeno se incorporó a ECO3 Multimedia, S.A., en 1998 como Redactora y ha participado activamente en el desarrollo de diferentes líneas de negocio. Desde hace años desempeña las funciones de Editora de los contenidos informativos, de los diferentes productos editoriales de E3 Media.







