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Cambio de liderazgo en la UE: es la hora del Mediterráneo

No es ningún secreto que Alemania, tradicional motor industrial del continente durante décadas, atraviesa una crisis económica desde el estallido de la guerra en Ucrania de la que no logra recuperarse

Cambio de liderazgo en la UE: es la hora del Mediterráneo
Publicado a 23/07/2025 18:21 | Actualizado a 18/08/2025 9:47

Hasta hace no demasiado tiempo, pesaba una carga de prejuicios sobre los países del sur de Europa, especialmente aquellos más golpeados por la crisis de 2008, que fueron percibidos durante años como un lastre para el conjunto de la economía europea. Sin embargo, como la economía es cíclica y las circunstancias cambian, desde hace un tiempo –especialmente tras la pandemia de la covid-19– las tornas han comenzado a invertirse.

No es ningún secreto que Alemania, tradicional motor industrial del continente durante décadas, atraviesa una crisis económica desde el estallido de la guerra en Ucrania de la que no logra recuperarse. Otros socios clave de la Unión Europea (UE), como Francia, también han mostrado un crecimiento económico tímido en los últimos años, en contraste con la evolución más dinámica que se observa en el sur.

Hace unas semanas, la Comisión Europea publicaba su Spring 2025 Economic Forecast, en el que presentaba sus previsiones de crecimiento para las economías de la UE en este año y en 2026. Algunos datos de este informe llaman especialmente la atención y merecen ser destacados. El primero de ellos es que el país con mayor crecimiento previsto para este año es Malta, una pequeña isla del Mediterráneo con medio millón de habitantes. Junto a ella, los países mediterráneos –con la excepción de Italia– se sitúan entre los que se espera que registren un mayor crecimiento este año.

¿La «revancha» del sur?

En algunos medios –y utilizando un lenguaje casi bélico–, este dinamismo del sur ha sido interpretado como una «revancha» del Mediterráneo o de los países tradicionalmente denominados como ‘PIGS’. Si nos preguntamos qué hay detrás de este cambio de tendencia, debemos considerar varios factores. Entre ellos, están las reformas estructurales llevadas a cabo por los países del sur de Europa tras la crisis de la deuda, el boom de ciertos sectores tras la pandemia y una menor exposición a las consecuencias derivadas de la guerra en Ucrania.

Respecto a la coyuntura pospandemia, el coordinador general de la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria del Mediterráneo (Ascame), Anwar Zibaoui, menciona la importancia que han tenido los fondos Next Generation EU en el crecimiento económico de los países del sur: «Son los principales beneficiarios del plan de recuperación europeo, cuyo objetivo es precisamente impulsar la productividad, modernizar sus estructuras económicas y diversificar sus sectores estratégicos».

¿Y qué industrias se han visto más favorecidas por el rebote posterior a la covid-19? Lo primero que podría venir a la mente es el turismo, que se recuperó con fuerza tras la pandemia y es una industria más potente en los países del Mediterráneo. Sin embargo, también se ha de destacar el auge del sector inmobiliario, impulsado tanto por la inversión extranjera como por la demanda interna; el desarrollo de las energías renovables, con países como España o Grecia liderando grandes proyectos de energía solar y eólica; el crecimiento del sector tecnológico; la industria alimentaria; así como el fortalecimiento del sector logístico.

El catedrático de Geografía Humana de la Universitat de València (UV) y comisionado del Gobierno para el Corredor Mediterráneo, Josep Vicent Boira, considera que estamos asistiendo a un «reequilibrio productivo en el mapa europeo», ya que sectores considerados «menos avanzados», como aquellos no industriales ni tecnológicamente punteros, están demostrando una gran capacidad de crecimiento. Además, valora que la flexibilidad del sur de Europa, cuyas economías son más diversas, les ha permitido afrontar mejor las crisis recientes, otorgándoles ventaja frente a regiones más rígidas o más especializadas.

La socia directora de Economía en Afi, María Romero, sostiene que, si bien parte de este crecimiento responde a factores cíclicos –como el repunte posterior a la covid-19–, existen indicios para creer que estamos ante una transformación estructural, especialmente en ámbitos como la digitalización y la sostenibilidad. En el caso concreto  de España, por ejemplo, ha aumentado mucho la exportación de servicios no turísticos, que hoy son ya más relevantes que incluso los turísticos. «Eso hace que los cimientos del crecimiento sean más sólidos y, por lo tanto, más resilientes frente a shocks externos o crisis sobrevenidas», resalta.

Otro factor determinante en este cambio de ciclo norte-sur ha sido la guerra en Ucrania. Aunque los países del norte tienen economías más grandes, también han estado más expuestas a la crisis industrial global y al encarecimiento energético derivado de la invasión rusa de Ucrania. Mientras en el norte eran más dependientes, el sur había apostado mucho por las energías renovables, lo que ha amortiguado el impacto de la crisis energética.

Cambio de percepción: adiós a los ‘PIGS’

No solo hay un cambio de tendencia a nivel económico, los expertos también coinciden en que está evolucionando la imagen que tradicionalmente se ha tenido del sur de Europa.

«El sur ya no está constituido por los ‘PIGS’ y me parece obvio que esa expresión, en boga en cierto momento, ya no se aplicaría a Portugal, Italia, Grecia y España», destaca Josep Vicent Boira. Es más, el catedrático de la UV asegura que «el Sur, especialmente el Mediterráneo y en especial el occidental, está llamado a equilibrar el desarrollo europeo». «Se precisa una atención específica a esta amplia región, y al igual que la UE ha desarrollado estrategias macrorregionales para el Danubio, los Alpes o el Adriático, debería también desarrollar una estrategia macrorregional mediterránea», agrega.

Este cambio de percepción también comienza a hacerse evidente en los mercados financieros y en las instituciones comunitarias. Anwar Zibaoui menciona el alto interés por la inversión extranjera directa, especialmente en países como España, que se están consolidando como destinos atractivos para el capital internacional. Un ejemplo de ello es que el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudí, el mayor fondo soberano del país, prevé alcanzar una inversión acumulada de 170.000 millones de dólares en Europa para 2030, y ya ha invertido más de 85.000 millones entre 2017 y 2024, con una parte muy importante destinada al sur de Europa. «Este tipo de movimientos no solo refleja una mayor confianza en la estabilidad y el potencial de crecimiento de estas economías, sino también un reconocimiento de las reformas estructurales emprendidas en la última década y del papel estratégico que el sur de Europa puede desempeñar», destaca.

También María Romero apunta a un cambio de percepción «de forma gradual», ya que las primas de riesgo han bajado, las agencias de rating han mejorado sus perspectivas y las instituciones europeas valoran positivamente la ejecución de los fondos europeos. Con todo, advierte que «hay dudas sobre la sostenibilidad fiscal a largo plazo y la productividad», pero señala que «es un patrón común» a otros países desarrollados. «Incluso, podríamos decir que la sostenibilidad de la deuda de estos países no está tan cuestionada como la de otros países que tradicionalmente han sido más robustos», indica.

Hacia un reequilibrio geoeconómico

La pregunta ahora es: ¿hacia dónde se dirige Europa? Con una Alemania –tradicional potencia de la UE– rezagada, y otros socios como Francia mostrando crecimientos tímidos, podríamos estar asistiendo a un reequilibrio geoeconómico dentro de la Unión Europea.

Si el crecimiento del sur se consolida y se acompaña de mejoras en productividad, innovación y sostenibilidad, podríamos ver un reequilibrio más duradero, según la socia directora de Economía en Afi. «Esto tendría implicaciones en la política económica europea, en la distribución de poder dentro de la UE y en la cohesión territorial», remarca.

Para el coordinador general de Ascame, la clave ahora es avanzar hacia un mercado único más cohesionado y, para ello, hay que reducir las brechas entre el norte y el sur. En este sentido, Zibaoui señala que los países del norte deben acometer reformas que refuercen su competitividad en un entorno cambiante, mientras que los del sur deben continuar con sus esfuerzos de modernización y mejora de la productividad. «Solo así se podrá consolidar un crecimiento equilibrado, sostenible y verdaderamente europeo», sentencia.

Más allá del dinamismo económico del sur de Europa, la conexión con países del norte de África como Marruecos, Túnez, Argelia, Libia o Egipto abre múltiples oportunidades para el continente. Por ello, se debe adoptar una visión del Mediterráneo como un espacio geopolítico crucial para el futuro de Europa.

Así lo sostiene el comisionado del Gobierno para el Corredor Mediterráneo, quien destaca que cuando hablamos del Mediterráneo, desde un punto de vista geopolítico, debemos considerar la antigua idea del Mare Nostrum, que abarca el norte, el sur, el este y el oeste. «El Mediterráneo tiene un destino geoeconómico, pero debe construirse con políticas sensibles en ámbitos como la seguridad, la migración segura y proactiva –sin permitir que quienes vienen del sur mueran en el mar–, el cambio climático, la seguridad alimentaria o la energía», concluye.

Es, por tanto, el momento de aprovechar los vientos a favor que soplan en el Mediterráneo, tanto para consolidar este crecimiento como para establecer alianzas sólidas con los países vecinos y mantener este liderazgo en Europa.

Firma
Fotografía de Laura SanfélixLaura SanfélixGraduada en Periodismo por la Universitat de València, con un máster en Periodismo Político Internacional y otro en Comunicación y Marketing Político. He desarrollado mi trayectoria profesional en medios como Europa Press, así como en el ámbito de las agencias de comunicación. En la actualidad, escribo sobre información económica y empresarial en la web y la revista de Economía 3.
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