¿Es la compra de vivienda tradicional una inversión segura?
En una cena con amigas, alguien comentó que pagar un alquiler y no tener una vivienda en propiedad era «tirar el dinero». Aunque este pensamiento es muy español, ¿es realmente la compra de una vivienda la inversión más segura? ¿O es sólo una percepción dada por la tangibilidad y familiaridad del ladrillo?
La realidad es que la inversión inmobiliaria es considerada una alternativa tradicional porque es algo que podemos «ver y tocar». Son activos poco volátiles y que históricamente tienden a apreciarse a largo plazo, sobre todo en ubicaciones estratégicas o en desarrollo. Por ello, ofrecen una protección contra la inflación, permitiendo preservar el poder adquisitivo del inversor. Además, generan ingresos recurrentes mediante alquileres, ideales para quienes buscan ingresos pasivos. Sin embargo, las nuevas tecnologías están redefiniendo este paradigma y resolviendo algunos de los desafíos tradicionales del sector.
Así, las plataformas de tokenización inmobiliaria permiten invertir con capitales iniciales reducidos, democratizando el acceso a un mercado que antes estaba reservado para grandes inversores. Estas soluciones brindan acceso a proyectos exclusivos que no suelen publicarse en portales inmobiliarios, mejorando la rentabilidad potencial. También simplifican la gestión de activos mediante tecnologías como blockchain, que elimina intermediarios, reduce tiempos y facilita la administración para el inversor.
Otro de los grandes puntos débiles del mercado inmobiliario tradicional, la liquidez, también está siendo abordado por estas nuevas fórmulas de inversión. Los tokens inmobiliarios, o participaciones, pueden ser vendidos rápidamente en modelos P2P (persona a persona), algo casi impensable en el modelo convencional, donde la venta de un inmueble puede llevar meses. Además, pueden utilizarse como garantía para solicitar préstamos en plataformas descentralizadas, desbloqueando así capital adicional que puede ser reinvertido o utilizado para diversificar aún más la cartera de inversiones.
Y si tradicionalmente invertir en inmobiliario o proyectos financieros en otros países implicaba enfrentarse a complejas regulaciones locales, barreras idiomáticas, costos de transacción elevados y la necesidad de contar con intermediarios especializados, la tokenización resuelve gran parte de estas dificultades. Al digitalizar los activos permite el acceso a mercados globales con un sólo clic y elimina las barreras geográficas, facilitando la diversificación internacional. Y es que, en un mundo donde la tecnología redefine nuestro día a día, las finanzas no podían quedarse atrás y, gracias a las inversiones alternativas, tenemos una oportunidad única de replantear nuestras estrategias financieras, diversificar nuestras carteras y explorar nuevos caminos.
Una gran variedad
Si lo tradicional se resume en aquello con lo que el inversor no profesional está familiarizado, es decir, las inversiones que la banca ofrece como productos estrella, como fondos de inversión (con comisiones que, en muchos casos, reducen la rentabilidad esperada) o los clásicos depósitos y bonos (con rendimientos poco competitivos), las inversiones alternativas ofrecen todo un mundo de oportunidades, ya que no están ligadas al universo convencional de acciones, bonos o instrumentos relacionados con el efectivo.
En esencia, las inversiones alternativas son aquellas que permiten diversificar nuestra cartera, acceder a fuentes de crecimiento duradero y explorar sectores innovadores. Y, entre ellas, destacan cinco activos clave, aunque hay más que podrían clasificarse como tal:
- Activos inmobiliarios tokenizados: La tokenización de inmuebles permite invertir en propiedades comerciales o residenciales con capitales reducidos, eliminando intermediarios y democratizando el acceso al mercado inmobiliario.
- Crédito privado: Este modelo facilita la financiación directa a empresas o proyectos que buscan alternativas al sistema bancario tradicional, ofreciendo rendimientos atractivos y un impacto tangible en la economía real.
- Activos digitales: Criptomonedas y tókenes basados en blockchain son ejemplos de cómo las tecnologías emergentes están redefiniendo el panorama financiero. Aunque volátiles, ofrecen oportunidades para quienes buscan diversificación y rentabilidad en mercados descentralizados.
- Fondos de impacto: Diseñados para generar tanto retorno financiero como beneficios sociales o ambientales, estos fondos se han convertido en una opción popular entre inversores que priorizan la sostenibilidad.
- Materias primas: Inversiones en recursos como metales preciosos, energía o productos agrícolas, útiles para protegernos contra la inflación y diversificar nuestras estrategias.
Nuevos modelos, descentralizados y rentables
Estas alternativas no sólo representan una manera diferente de invertir, sino que también abren la puerta a modelos más descentralizados y rentables. No obstante, la mayoría de nosotros ha iniciado sus carreras en sectores tradicionales, caracterizados por reglas bien definidas, estabilidad y una planificación a largo plazo que prioriza la seguridad sobre la innovación. Y este tipo de entornos, unido a una falta de educación financiera desde etapas tempranas, puede limitar nuestra perspectiva sobre cómo gestionar el capital de manera eficiente.
Sin embargo, viviendo en un entorno en constante cambio como el actual, creo que resulta interesante, como mínimo, aproximarnos a algunas de las nuevas vías de inversión alternativa que nos permiten adaptarnos a un mundo financiero en evolución. No se trata de desafiar las normas establecidas ni de reinventar la rueda, sino de crear mejores productos gracias a la tecnología y la innovación. La clave está en educarse sobre las opciones disponibles, comprender los riesgos asociados y decidir con criterio. Porque invertir también significa tomar el control de nuestras finanzas y buscar aquello que realmente maximice nuestro esfuerzo y capital.
Eso sí, hay que tener en cuenta que la innovación financiera no puede prosperar sin un marco regulatorio que genere confianza. En España, iniciativas como el Reglamento de Mercados de Criptoactivos (MiCA) y la figura de la Entidad Responsable de la Inscripción y del Registro (ERIR) están marcando la pauta. En este sentido, el pasado mes de noviembre, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) otorgó la primera licencia de ERIR, consolidando el mercado de activos reales tokenizados (RWA) como una de las alternativas más prometedoras.
Y es que, en un mundo en constante evolución, con la llegada de la inteligencia artificial y otras tecnologías disruptivas, el verdadero desafío no es decidir si debemos adaptarnos, sino cuánto estamos dispuestos a perder por no hacerlo, porque aferrarse a modelos financieros del pasado puede limitar nuestro potencial y nuestros rendimientos.