Conoce Mongolia: la extensa y tradicional estepa de Gengis Kan, en un yurta
Cuando llegué a la puerta del yurta en Mongolia (el nombre de un yurta mongol es ‘ger’ y es una vivienda utilizada por los nómadas en las estepas de Asia Central)solo había aprendido a decir «Nokhoi khor»; que si lo traducimos significa algo así como «sujetad al perro». Pero, realmente significa llamar a la puerta, aunque golpear la puerta con los nudillos es de muy mala educación -esto me hace imaginar los perros que debían tener al cuidado de las casas-.
Mongolia es el país con menor densidad de población del mundo. Baste una comparativa: tiene más del triple de territorio que España y tan solo viven 3,1 millones de habitantes. Mientras que aquí somos 48 millones. Esto quiere decir que algo más de la población que tiene Galicia vive en un territorio tres veces España. Si además pensamos que casi el 60 % de su población vive en la capital, nos adentramos en un país enorme, despoblado, donde un 30 % de ella es nómada o seminómada.
Mongolia tiene la menor densidad de población del mundo y más del triple de territorio que España
Al sur, el desierto del Gobi, enorme, impresionante. El primer europeo que lo cruzó fue Marco Polo, me encantaría hacerlo a mí también (el Kalahari se suma a las asignaturas pendientes). En este viaje, recorriendo las estepas, llegamos hasta las puertas del desierto, con grandes filas de dunas y con el deseo de compartir experiencias con tribus nómadas, dormir en un ger y conocer sus costumbres en un territorio tan inhóspito y rudo, pero con una población, que en el siglo XIII representó el mayor imperio de Eurasia, abarcando desde la península de Corea hasta el río Danubio .
El imperio mongol
Un chaval de 13 años, líder tribal que sucedió a su padre, consiguió desde esta edad hasta los 25 unificar bajo su mando a todos los mongoles. Y luego se lanzó a crear el mayor imperio euroasiático, el imperio mongol. Su nombre, al ser proclamado gran rey, fue el de Gengis Kan.
Conforme te vas distanciando de la capital, disfrutas de esa inmensidad deshabitada, bajamos hacia Flamings Cliffs, acantilados de color rojizo. Su importancia reside en que fue en ellos donde el paleontólogo Roy Chapman encontró los primeros restos de huevos de dinosaurio. La parada obligatoria en el camino es Erdene Zuu, el monasterio tibetano más antiguo del país.
No queda todo lo que fue construido, por muchos motivos, guerras y destrucción, pero llegó a albergar a más de mil monjes y 300 ger. Permite entender mucho la historia de este país.
Marco Polo fue el primer europeo en atravesar el inmenso desierto del Gobi
La entrada a un ger en Mongolia
La llegada al campamento es especial, muchos alojamientos en rutas como esta, la realizas en ger.
Es importante entender las pautas de conducta y educación en este entorno. Al entrar en un ger, saludar a personas o convivir con ellas, muchas cosas que nosotros consideramos normales aquí son mal vistas. Por ejemplo, pararse en el umbral de la puerta puede significar para ellos el oscurecimiento del sol el próximo invierno y pisar el umbral de la entrada, es algo así como ‘pisar el cuello de la familia’ que allí habita. Hay que entrar con el pie derecho y moverse hacia la izquierda, lo contrario es un mal augurio para los anfitriones.
Pero lo importante, la llegada, significa disfrutar de la experiencia de ver cómo preparan la carne o esos maravillosos noodles caseros (fideos). También preparan las buuz, unas riquísimas albóndigas hechas al vapor. Como y pruebo todo, lo contrario es una falta de educación.
Los ger son magníficos, por fuera te parecen simples tiendas. Pero, su interior te sorprende por su confort, calientes, bien cubiertos y con televisión y otras tecnologías. Confortables (lógicamente hay de diferentes niveles, estos son los que utilizamos los visitantes). Cuando viajas a un campamento nómada, normalmente una de las tiendas hace de cocina y comedor; lo que permite vivir una tertulia más animada.
Los ger están por doquier, es su modo de vivienda, incluso fácil de desmontar y trasladar, preparados para sufrir los duros y largos inviernos y te facilitan compartir experiencias con la naturaleza, con las inmensas estepas mongolas.
Me encantaría volver en la Fiesta del Naadam. Se alarga varios días y puedes disfrutar de sus actividades más ancestrales como carreras de caballos o verlos cazar con sus impresionantes aves rapaces. Tengamos en cuenta que al final en esta fiesta de lo que se trata es de ver a los amigos, disfrutar de la comida hasta reventar… y, tal vez por esa conexión con Rusia en el siglo XX, beber vodka sin parar. Si te apetece, tienes que ir a Khatgal.
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