Alternativas que dejan de ser atractivas
No solo la llamada generación de los baby boomers –la más poblada, la nacida entre finales de los cincuenta y finales de los setenta— está preocupada por su jubilación y espera soluciones. El desencanto se extiende, pero las alternativas se reducen. Parece que los Planes de Pensiones Individuales han dejado de ser una solución atractiva.
Las aportaciones a dichos planes se desplomaron el pasado año. En concreto, un 41%, según los datos publicados por la patronal Inverco. Por primera vez en la historia de este producto, en un año, hubo más prestaciones brutas que aportaciones. Ha salido más dinero del que ha entrado en el sistema de planes individuales.
El año pasado se captaron solo 2.539 millones de euros, frente a los 4.314 millones del año anterior. La explicación está clara: uno de sus principales atractivos quedó cercenado. La drástica reducción aprobada por el Gobierno en los límites de aportación anual, que pasó de 8.000 euros a solo 2.000 euros tuvo mucho que ver. Y lo peor, para este ejercicio 2022 baja a 1.500 euros.
De nuevo parece que la más afectada resulta la clase media. Los planes de pensiones eran el vehículo de ahorro para su jubilación más demandado. Las aportaciones que se realizan se pueden descontar de la base imponible del Impuesto de la Renta, es decir, es uno de los pocos productos hoy en día que permite aligerar la factura fiscal.
Eso sí, el dinero tributa cuando se rescata, y computa entonces como una renta del trabajo.