Los vinos de Alicante han registrado una caída de ventas estimada de en torno a un 60% a causa del estado de alarma por el coronavirus y el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (CRDOP) apela a la «sensibilidad» del consumidor cercano para que con sus compras on-line compense esta parálisis del consumo, según su secretario general, Eladio Martín.
«En principio, el sector sigue activo como todo lo que está en el ramo de la alimentación y, en el campo, los agricultores trabajan en la época de floración de las vides, por la amenaza de las plagas, mientras que en las bodegas siguen sus labores de cuidar los vinos en el interior de las bodegas, que está en un proceso químico», relata Martín.
En este momento del año, los trabajos los asumen en los propios viñedos sin necesidad de temporeros y no están sintiendo la «presión» como en otros cultivos, pero la repercusión del parón de la actividad económica y el consumo se deja sentir en la comercialización, donde todo está «muy parado» y además, parten de una «atomización» que representa debilidad en el mercado.
«En una Denominación de Origen en que la mayoría son empresas pequeñas, familiares, eso condiciona su poder de venta, su distribución, al cerrar la hostelería en gran parte, solo se mantiene la venta en supermercados y la distribución está en manos de unos cuantos grupos importantes, tenemos representación en Alicante y Valencia, pero no cubre los otros frentes, y la hostelería y la exportación se ha paralizado, hay pedidos que no se pueden atender», señala el secretario general del CRDOP.
Competencia de grandes en EEUU y Alemania
En el exterior, el mercado norteamericano ya tuvo recientemente una subida de aranceles, con medidas adoptadas por el Gobierno de Donald Trump, y hay otros «países clave» además de Estados Unidos y Alemania, donde podrían realizarse las exportaciones, como el resto de bebidas naturales que siguen su trámite, pero «la competencia de grandes grupos con el precio» hace difícil darle salida al producto de estas bodegas más pequeñas.
En el otro canal para compensar el cierre hostelero, «los supermercados saben que ahora tienen una posición dominante para negociar, y las tiendas especializadas tampoco han abierto», describe Martín.
Tampoco pueden almacenar sin más los caldos, porque cuando llegue la nueva campaña de septiembre, no se puede acumular el vino que no va a salir. Por eso, en la actual coyuntura, la esperanza para el sector alicantino está en Internet, donde, de hecho, alguna bodega «se salva incentivando incentivando la venta on-line«, Aunque no dispondrán de datos precisos hasta dentro de un par de meses, su estimación está en esa bajada del 60% de las ventas «y con la atención puesta en los próximos meses de esta crisis, porque las ventas van a tardar en volver», en función de la actividad hostelera en la zona de la Comunidad Valenciana.
«Esperamos que se sensibilice el consumidor local, llevamos tiempo trabajándolo, no solo por la crisis, para que se vea que es un buen producto», concluye Martín.