Domingo, 24 de Noviembre de 2024
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“La FP no funciona. Está a años luz de lo que necesita la industria”

Pedro Prieto -presidente de Ibiae y gerente de Pepri, S.L.- empezó a trabajar en la fábrica juguetera de su padre en 1982 “desde abajo, que es por donde hay que empezar”. Eran años de crisis y cierre de empresas casi a diario. Soplaban malos vientos en el valle del juguete para un sector tan vinculado al territorio y a sus gentes desde comienzos del siglo XX. Hoy, Pepri es una de las más de 500 empresas de la comarca asociadas a Ibiae dedicadas al sector del plástico y metal. Una actividad tan próspera en la zona como en su día lo fue la industria del juguete.

– En términos de actividad industrial, el valle del juguete ha pasado a convertirse en el valle del plástico. Lo que ha ocurrido en la comarca es una auténtica metamorfosis.

“La FP no funciona. Está a años luz de lo que necesita la industria”

– Lo es. O al menos el resultado de una evolución. Como demostró Darwin, no resisten los más fuertes, sino los que más rápidamente son capaces de adaptarse al medio. Llegó un punto en el que competir con China en el sector del juguete estaba fuera de toda lógica y de todo mercado. Cuando te das de bruces con esa realidad tienes que buscarte una salida.


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– ¿Por qué esa salida fue el sector del plástico y no otros?

– La gran ventaja que hemos tenido frente a otros sectores tradicionales de la provincia es que con la misma maquinaria que teníamos en las fábricas podíamos hacer otros productos para sectores diferentes al juguete. Lo mismo podíamos fabricar un cuerpo de caballo que una sulfatadora para el campo. Eso no lo pueden hacer las máquinas del sector del calzado o del turrón. Al ser más específicos, esos sectores están muy estancados en lo suyo. En cambio nosotros sí teníamos un abanico más amplio de posibilidades. Hoy en día, no tenemos producto propio. En Pepri, por ejemplo, fabricamos para terceros desde cabeceros o laterales de camas de hospital hasta asientos de campos de fútbol y otros escenarios de actividades deportivas. Solo es una pequeña muestra de un abanico de productos muy heterogéneo que incluye desde los dónuts de plástico que separan las distintas calles de las piscinas, hasta el oso gigante que sirve de expositor a la marca de golosinas Haribo. Esa fue nuestra salida. Aún así, no nos hemos desvinculado completamente del juguete. Sigue formando parte de la empresa en un porcentaje testimonial del 5 %. Es una pequeña parcela que mantenemos en recuerdo a nuestros orígenes. Pero no los hacemos nosotros. Los importamos de China, aunque los mandamos fabricar con estándares de calidad certificados por Aiju.

– ¿Cuándo se produjo el punto de inflexión que derivó en el cambio de actividad?

– En nuestra empresa fue hace 25 años. Veíamos cada vez con más claridad que el juguete tradicional, poco sofisticado, que fabricábamos en la Foia de Castalla se deshinchaba. Y nos decidimos a invertir en maquinaria para la fabricación de piezas de plástico orientada a otros sectores diferentes al juguete. Creímos entonces que con esa nueva orientación íbamos a acertar, como así fue. Este proceso de adaptación fue similar en todo el entorno Y el resultado ha sido haber pasado de una comarca dominada por la incertidumbre, donde raro era el mes en el que no cerraba alguna empresa, a la creación de un clúster especializado en el diseño y la fabricación de piezas de plástico o metal para sectores tan diversos como la aeronáutica, la siderurgia, la automoción, la construcción o el mueble, entre otros muchos. Yo creo que ni nosotros mismos sabemos lo que tenemos. Contactan con nosotros a diario multinacionales y clientes de todo el mundo. Y sin esforzarnos mucho.

Ibiae

Pedro Prieto, presidente de Ibie | Imágenes: Joaquín P. Reina

– Entiendo entonces que buena parte de las ventas se producen en el mercado exterior.

– En Ibi se exporta mucho. Siempre lo hemos hecho. Tenemos una larga tradición de ventas al exterior que nos viene de la época del juguete. En su época fuimos pioneros en el ámbito de la exportación. Hay que tener en cuenta que es un sector donde el 80 % de las ventas en el mercado nacional se produce en los 15 días de la campaña de Reyes. El resto del año había que buscarse la vida vendiendo en otros países. El juguete de Ibi está muy bien visto en el mundo. Las pocas empresas que quedan compiten con calidad. Es su elemento diferenciador. Sin él, ya estarían fuera. Esa experiencia que nos viene de nuestros orígenes jugueteros hace que exportar forme parte de nuestro modelo de negocio. Hoy en día, el 50 % del producto de las industrias de Ibi tiene como destino el mercado exterior. Probablemente el porcentaje sea mayor. Es difícil calcularlo porque, además de la exportación directa, muchos de nuestros productos no son finales sino piezas cuya fabricación se nos subcontrata y por tanto desconocemos el destino que nuestro cliente va a darles.

– Los eslóganes promocionales del municipio “Ibi, la gran fábrica” y “Alguna vez en tu vida has consumido un producto hecho en Ibi” hacen alusión precisamente a esa idea…

– Eso es lo que nos caracteriza. Un cliente puede venir a Ibi con una idea y aquí se le puede hacer el proceso completo. Desde los primeros eslabones de la cadena -como son el diseño y la matricería- hasta el producto acabado, embalado y listo para su transporte. Y todo ello gracias al clúster de empresas que hemos conseguido crear y en el que todos colaboramos y nos apoyamos. Desde Ibiae intentamos facilitar además la llegada de clientes a través de nuestro servicio de Lonja Virtual. Cualquier empresa que quiera desarrollar un proyecto puede contactar con nosotros y desde la asociación se lo ofrecemos a todos nuestros asociados para que puedan, en el caso de estar interesados, contactar con el potencial cliente.

– Sin embargo, este empuje emprendedor y empresarial choca con un obstáculo no sé si inesperado: la falta de personal cualificado suficiente, según habéis alertado de manera reiterada desde Ibiae. Sorprende -como mínimo- si tenemos en cuenta las cifras del paro y, en particular, del desempleo juvenil.

– Sí, es un problema. Y grave además. Ahora mismo tenemos, por ejemplo, más de 60 solicitudes de empleo cualificado bien remunerado sin cubrir porque no encontramos personal adecuado para ocupar esos puestos. Necesitamos una Formación Profesional potente que no tenemos. El sistema, tal y como está, no funciona. Ahora mismo, la industria va por un lado y la FP por otro. Y, tal como está organizado todo, es imposible que puedan confluir. Nos hemos reunido muchas veces con el conseller de Economía y Sectores Productivos, Rafael Climent para hablar de este problema y lo que nos dice es que desde Castellón a Orihuela no oye otra cosa. Con lo fácil que es copiar. Que se den una vuelta por Alemania o Francia. Allí este problema no se da. El modelo que tienen de FP no tiene nada que ver con el de España. Aquí la Administración está dando palos de ciego. Resulta que las empresas estamos haciendo un esfuerzo para adaptarnos a la Industria 4.0 invirtiendo en muchos casos en la robotización de los procesos pero luego no podemos contratar el personal cualificado que hace falta porque no lo encuentras. Se está produciendo un desajuste muy grande. Las empresas vamos a 1.000 y la Administración va en un seiscientos. No palpan la realidad de la sociedad actual.

– ¿Cómo logran las empresas suplir esa falta de personal?

– Pues el requisito que ahora mismo tenemos en cuenta a la hora de contratar a una persona es su actitud. Ya que no podemos pedir formación, pedimos ganas de trabajar y de aprender. Y luego con pequeños cursos los orientamos hacia trabajos que requieren cierta preparación. Ahora mismo, la formación de personal cualificado la están pagando las propias empresas. No podemos sentarnos a esperar a que la Administración nos solucione el problema porque nos urge. Empresa y Administración tendríamos que ir a la par para dar respuesta a lo que demanda la industria. Pero estamos a años luz de distancia.

– Hoy en día, por motivos medioambientales, el plástico no está muy bien visto. Se están multiplicando las acciones y las campañas que promueven el uso de otro tipo de materiales menos contaminantes.

– Creo que se está demonizando en exceso a un sector que en realidad es un multisector. Nos olvidamos de que el plástico nos ha hecho la vida más fácil. Es útil y necesario. Lo que habría que hacer es reforzar las acciones en materia de reutilización. Las empresas, al igual que ocurre en el ámbito particular de nuestros domicilios, nos hemos puesto las pilas en materia de reciclaje. En mi empresa, por ejemplo, todo vuelve al ciclo de producción. Sin embargo cuando todo llega a las grandes plantas de reciclado -gestionadas por empresas de titularidad pública-, ahí es donde se estropea. En ese punto todo se diluye. Y ahí es donde la Administración debe poner los puntos sobre las íes. Como lo han hecho en otros países de nuestro entorno.

– Existen opciones como el plástico biodegradable…

– Pero es más caro. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a pagarlo? Yo creo que en lugar de hablar sobre si el plástico es más o menos culpable del cambio climático, lo que habría que hacer es una apuesta seria por el reciclaje como han hecho – de nuevo lo ponemos como ejemplo- en Alemania. Es responsabilidad de la Administración canalizar las posibles soluciones y poner los medios adecuados. No vale solo con hacernos pagar las bolsas de plástico en los supermercados. ¿Es que si las pagas ya no contaminan? Tampoco es solución cambiar los vasos de plástico por otros de cartón porque entonces se cortarán más árboles. Y eso también es un problema medioambiental. Son solo parches.

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