Mª Carmen Martín, Cesal: "El cambio empieza cuando alguien vuelve a creer en sí mismo"

Con más de 35 años de compromiso, Cesal ha hecho de la Comunitat Valenciana un lugar clave para desplegar su misión: acompañar a las personas más vulnerables, reforzar el tejido social y ofrecer oportunidades reales de empleo y reconstrucción. Desde la emergencia de la DANA hasta proyectos como Renacer Panadero, la entidad demuestra que el trabajo digno y las alianzas son el motor de cambio para transformar vidas y comunidades enteras.

Hablamos con Mª Carmen Martín, responsable de Relaciones Institucionales y Alianzas con Empresas, sobre sus planes actuales y de futuro.

– Cesal lleva más de tres décadas trabajando en cooperación y acción social. ¿Cómo resumirían la misión y valores que guían a la organización?

En Cesal llevamos más de 35 años trabajando con un objetivo muy claro: acompañar a las personas más vulnerables para que encuentren oportunidades reales para avanzar en su proyecto vital y convertirse en agentes activos de transformación en su contexto social y su entorno. Nuestra misión no es «hacer por», sino «hacer con». Creemos que cada persona tiene unas capacidades y unas aspiraciones que deben ponerse en el centro y trabajar con ese punto de partida.

Nos guiamos por unos valores muy concretos: la centralidad de la persona, que no la definimos solo por sus necesidades, sino también por sus sueños y aspiraciones, y una mirada positiva a la realidad. A esto sumamos la importancia de fortalecer el tejido social y de trabajar siempre en alianza, porque estamos convencidos de que los retos sociales y globales solo se resuelven sumando.

Con este enfoque, hoy estamos presentes en toda España y en 16 países de todas las regiones del mundo. Nuestros ámbitos de trabajo van desde la cooperación internacional y la ayuda humanitaria, hasta la acción social, la educación y la formación para el empleo, la integración de migrantes y refugiados, la promoción de derechos humanos o la sostenibilidad ambiental. En definitiva, acompañamos a miles de personas para que encuentren oportunidades reales y puedan mirar al futuro con esperanza.

Nuevo centro de acompñamiento en Catarroja

– En los últimos años se han asentado en la Comunitat Valenciana. ¿Qué les llevó a abrir proyectos en Valencia y qué diferencia encuentran respecto a otros territorios?

En la Comunitat Valenciana, llevamos trabajando más de una década a través de proyectos de cooperación internacional financiados por la Generalitat y otras instituciones. En 2023, dimos un paso más en nuestra vinculación con este territorio, con una sede propia, en València, en la que contamos con un equipo de profesionales multidisciplinar. Esto nos ha permitido estar más cerca de las personas, acompañarlas en su proceso de formación e inserción laboral y trabajar con empresas e instituciones locales para crear oportunidades reales.

Nos encontramos con un ecosistema muy vivo, con una sociedad civil, un tejido empresarial y unas administraciones que apuestan de manera decidida por la inclusión social y la innovación. Eso nos ha permitido poner en marcha programas de formación práctica en ámbitos como hostelería, panadería, electricidad, construcción o energías renovables, entre otros, y, más recientemente, actuar de forma directa ante una emergencia tan dura como la DANA.

Con la reciente apertura de un nuevo centro en Catarroja reforzamos nuestro compromiso con este territorio y, en especial, con los municipios afectados por la DANA. Allí estamos acompañando tanto a personas en situación de vulnerabilidad como a pequeñas empresas familiares que todavía están en fase de recuperación.

– ¿Qué papel juega Cesal dentro del ecosistema de la economía social y qué aporta a nivel de inclusión y desarrollo comunitario?

En Cesal nos sentimos parte del ecosistema de la economía social porque compartimos esa visión de poner a la persona en el centro y de generar impacto en la comunidad. Nuestra forma de hacerlo pasa, sobre todo, por abrir caminos hacia el empleo y por apoyar a pequeños negocios y emprendimientos locales. Creemos que el trabajo digno es la herramienta más potente para transformar vidas y, a la vez, para revitalizar barrios y pueblos.

Metodología concreta: maestro-aprendiz

Entendemos que nuestro papel es acompañar a las personas con un enfoque integral: desde la atención personal y social, hasta la formación práctica y la inserción laboral. Lo hacemos con una metodología muy concreta, la del maestro-aprendiz, que permite que aprendan un oficio en un entorno real, ganen confianza y tengan oportunidades de trabajar en empresas del territorio. Y cuando hablamos de desarrollo comunitario pensamos precisamente en esto: en que cada persona que encuentra un empleo o cada empresa o comercio que vuelve a abrir después de una crisis aporta cohesión, estabilidad y esperanza a toda la comunidad.

La experiencia en Valencia lo refleja muy bien. Tras la DANA, no solo estuvimos ante la emergencia, repartiendo comidas o prestando apoyo psicológico, sino que pusimos en marcha proyectos para que hornos artesanos pudieran reabrir sus puertas y para formar a nuevos panaderos. Apostamos por este tipo de iniciativas que combinan inclusión social y desarrollo económico local y, con ello, generan cohesión y comunidad.

– Sus proyectos abarcan desde la cooperación internacional hasta la inserción sociolaboral. ¿Cuáles son hoy las líneas prioritarias de trabajo en Valencia?

Nuestro trabajo en la Comunitat Valenciana refleja nuestro modelo de acción: siempre por, para y junto a las personas. Escuchamos, hablamos con instituciones, empresas, portavoces y asociaciones vecinales y otras organizaciones, analizamos juntos y, con esa base, diseñamos proyectos que respondan a necesidades reales y que tengan futuro. Esa es la clave de nuestra forma de hacer.

Una de nuestras prioridades es la inserción sociolaboral. No hablamos solo de dar formaciones, sino de itinerarios completos: empezamos con un diagnóstico de cada persona (sus competencias, necesidades, barreras, metas…) y decidimos juntos el recorrido. En algunos casos, solo necesita orientación y acompañamiento en la búsqueda de empleo. Ayudamos a preparar currículums, entrenarse para entrevistas, informamos sobre portales de empleo y conectamos con empresas con las que colaboramos, entre otras medidas.

Si necesita formación, puede acceder, de forma gratuita, a talleres y a cursos en contextos reales (cocinas, obradores, talleres,…), con un modelo de ‘maestro-aprendiz’. Siempre incluimos habilidades transversales, desde atención al cliente hasta trabajo en equipo. Durante todo el proceso formativo, hay prácticas en empresas, que, en muchos casos se convierten en contratos laborales. Y lo más importante es que no soltamos de la mano a la persona: seguimos acompañando durante los primeros meses de empleo, porque sabemos que esa continuidad marca la diferencia.

Ante todo, acompañamiento psicosocial

En este sentido, hay un componente muy importante de acompañamiento psicosocial. Muchas personas con las que trabajamos han pasado o están pasando por situaciones muy duras y necesitan apoyo emocional para poder aprovechar una oportunidad laboral. Tenemos equipos de psicología, educación y trabajo social que organizan talleres de gestión emocional, autoestima, comunicación… y que trabajan en red con servicios sociales y sanitarios.

Otra línea fundamental es el apoyo al tejido económico local y al emprendimiento. Contamos con una red de empresas colaboradoras que nos comunican sus necesidades reales y nosotros les presentamos candidaturas de personas formadas y motivadas.

En el caso de los itinerarios, muchas de ellas participan en la parte práctica y, además, hemos lanzado programas específicos junto a entidades u organizaciones sectoriales, como Iberdrola, en electricidad, y el Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia. Con este último, además, partiendo de esta colaboración previa, lanzamos el proyecto ‘Renacer Panadero’ para reconstruir hornos afectados por la DANA, que ha tenido un impacto muy positivo.

Y no me olvido de la parte de sensibilización y educación para la ciudadanía global. Para nosotros, lo local y lo internacional siempre están conectados. Lo que aprendemos aquí lo aplicamos en Haití o Perú, y lo que aprendemos allí lo traemos de vuelta a Valencia. Eso enriquece muchísimo nuestro trabajo y el de quienes colaboran con nosotros.

Ninguna de las líneas de acción sería posible y tendría sentido sin alianzas. Invitamos a empresas, instituciones y ciudadanía a colaborar, porque, cuando lo hacemos juntas, no solo cambiamos vidas individuales, sino que podemos transformar comunidades y entornos.

– En el caso de las campañas de sensibilización vinculadas a los ODS e iniciativas de Educación para el Desarrollo y la Ciudadanía global ligados a sus proyectos y programas de cooperación en diferentes países de todo el mundo, ¿cómo se trabaja para conseguir trasladar mensajes globales a la ciudadanía local?

Para nosotros la sensibilización y la Educación para la Ciudadanía Global son una parte esencial de nuestro trabajo. Es fundamental que personas, empresas e instituciones entiendan que los grandes retos globales (como el cambio climático, las migraciones, la igualdad de género, el acceso a la educación…) están profundamente conectados con las realidades locales y viceversa. Partimos de experiencias reales, con base en los diferentes proyectos y programas que desarrollamos en países de todo el mundo. Con rostros, nombres, iniciativas e innovaciones reales, compartimos aprendizajes, retos, soluciones y testimonios que unen realidades que, a priori, parece que no lo están.

Círculo virtuoso

También trabajamos mucho con empresas y universidades de la Comunitat Valenciana para implicarlas en proyectos internacionales. Así, el conocimiento técnico en innovación en ámbitos como el agroalimentario o en energías renovables que nace aquí puede contribuir al desarrollo en países como Haití o El Salvador y viceversa, integrar y adaptar aprendizajes desarrollados en el marco de la cooperación y que enriquecen nuestro trabajo local.

Es un círculo virtuoso: lo global alimenta lo local y lo local proyecta impacto global.

– ¿Qué relevancia tienen las alianzas con empresas, asociaciones y administraciones para que estos proyectos puedan sostenerse en el tiempo?

Las alianzas son fundamentales. Nosotros solos no podríamos sostener proyectos de la magnitud que desarrollamos en la Comunitat Valenciana y en el resto del mundo. Desde nuestro origen creemos que los grandes retos sociales solo se pueden abordar en alianza y eso significa sumar esfuerzos con empresas, asociaciones, administraciones y ciudadanía.

Cada actor aporta algo distinto. Las administraciones, como la Generalitat Valenciana o los ayuntamientos, son claves para financiar y coordinar políticas sociales. Las asociaciones y entidades locales aportan cercanía, conocimiento del terreno y una red comunitaria muy valiosa. Y las empresas tienen un papel decisivo, no solo porque facilitan la inserción laboral de muchas de las personas que acompañamos, sino, también, porque se implican en mentorías, en el diseño de programas formativos o en proyectos de reconstrucción como los que hemos puesto en marcha tras la DANA. El ejemplo del Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia, o de entidades como Fundación Mapfre y Santander, es muy ilustrativo: sin su implicación no habríamos podido reabrir hornos centenarios ni crear oportunidades laborales.

Además, las alianzas son lo que garantizan la continuidad en el tiempo. Una formación que se hace de la mano de una empresa o una iniciativa de reconstrucción que cuenta con apoyo institucional no se queda en un gesto puntual, porque hay actores locales implicados que la hacen perdurar. Lo que hacemos tiene sentido porque lo hacemos con otros y eso es lo que multiplica el impacto.

Compromiso estable

– La DANA de 2024 supuso un gran reto para la Comunitat Valenciana. ¿Cómo vivió Cesal aquellos días y qué necesidades detectaron en las comunidades afectadas?

La DANA de 2024 fue un momento muy duro para toda la provincia de Valencia. Desde el primer, día estuvimos en Catarroja, Paiporta y otros municipios apoyando en la emergencia, coordinados con servicios sociales, ayuntamientos y entidades locales. En esos días lo urgente era claro: atender necesidades básicas. Junto a Valencia Club Cocina, repartimos más de 200 raciones de comida diarias, sobre todo a personas mayores o con movilidad reducida que se habían quedado aisladas. Era un trabajo de cercanía: escuchar, acompañar y sostener a quienes más lo necesitaban.

Pero pronto nos dimos cuenta de que las consecuencias eran mucho más profundas: familias que habían perdido sus casas, pequeños negocios arrasados, personas en shock que necesitaban apoyo psicológico y jurídico. Por eso, nuestra respuesta ha ido evolucionando hacia la acción en la fase de recuperación y reconstrucción. Entre otras iniciativas, hemos puesto en marcha talleres de gestión emocional, acompañamiento psicosocial, orientación laboral y asesoramiento a pequeñas empresas que no sabían cómo volver a empezar.

Hoy seguimos en esa senda y, por eso, hemos abierto una oficina propia en Catarroja, a principios de septiembre. Eso nos permite consolidar nuestra presencia en la zona DANA y ofrecer un abanico más amplio de servicios: desde atención psicosocial hasta itinerarios de empleo, talleres formativos, mentorías personalizadas y asesoramiento directo a pymes para que puedan recuperarse y mirar al futuro con más confianza. También vamos a  impulsar campañas comunitarias, ferias de barrio y redes de cooperación entre emprendedores.

Renacer Panadero

– Uno de los proyectos más emblemáticos ha sido ‘Renacer Panadero’ tal y como ha comentado a lo largo de la entrevista. ¿Cómo se gestó esta iniciativa?

‘Renacer Panadero’ encaja perfectamente con los valores de la economía social: reconstruir desde la comunidad, unir tradición y futuro y generar oportunidades que beneficien tanto a las personas como al territorio. Es un ejemplo de cómo entendemos nuestro trabajo: no se trata solo de atender una emergencia, sino de acompañar la reconstrucción, fortaleciendo el tejido económico y social y asegurando que nadie se quede atrás.

Ya veníamos trabajando con el Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia en una doble vertiente: por un lado, el relevo generacional en los hornos artesanos y, por otro, la inserción laboral de personas en situación de vulnerabilidad que buscaban una oportunidad en un oficio con futuro. Cuando llegó la DANA de 2024 y arrasó decenas de negocios familiares, vimos claro que debíamos unir fuerzas con el Gremio y con Fundación Mapfre para evitar que se perdiera no solo un sector, sino parte de la identidad de barrios y pueblos enteros.

El proyecto ha permitido reabrir seis hornos artesanos en municipios como Albal, Benetússer, Catarroja, Picanya, Torrent o Castellar-L’Oliveral, y un séptimo está en proceso de reconstrucción. Hablamos de negocios con décadas, incluso siglos de historia, que habían quedado devastados y que hoy vuelven a dar vida a sus barrios. Además, hemos formado a personas jóvenes de colectivos vulnerables, que hoy encuentran en la panadería un futuro profesional.

‘Renacer Panadero’ ha sido una fuente de inspiración y ha tenido una gran acogida entre las empresas colaboradoras, las personas participantes, los medios de comunicación y la propia ciudadanía. Por eso, a partir de esta experiencia estamos definiendo nuevos proyectos que esperamos poder llevar a cabo tanto en la zona DANA como en otros territorios de la Comunitat Valenciana.

¿Y para el futuro?

– Mirando al futuro, ¿cuáles son las líneas de trabajo prioritarias para Cesal en la Comunitat Valenciana y cómo encaja su proyecto global en los valores de la economía social?

De cara al futuro, nuestra prioridad en la Comunitat Valenciana es dar continuidad y solidez a lo que ya hemos iniciado: consolidar la inserción sociolaboral como vía principal de inclusión, acompañar la recuperación y el crecimiento de pequeños negocios locales y reforzar el apoyo psicosocial a las personas y familias vulnerables. Todo ello, con un enfoque muy claro: trabajar en red con empresas, instituciones, otras organizaciones y ciudadanía, porque solo así los proyectos se sostienen en el tiempo.