El sector europeo del plástico alerta de una crisis que amenaza con el cierre de empresas y la pérdida de empleos

La industria europea del plástico alerta de una crisis que amenaza con el cierre de empresas y la pérdida de miles de empleos. Isabel Goyena, directora general de la Asociación Española de Industriales de Plásticos (Anaip), analiza  las claves de la pérdida de competitividad, el impacto del impuesto a los envases plásticos en España y el papel estratégico de un sector esencial para la transición ecológica.

«Si no promovemos el uso de plásticos fabricados en Europa, no lograremos la transición exitosa hacia la economía circular». Con esta advertencia, Isabel Goyena resume el diagnóstico de una industria que atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. El sector de transformación de plásticos europeo ha perdido diez puntos de cuota de mercado en apenas dos décadas -del 22% en 2006 al 12% actual-, y las organizaciones del ramo advierten de que está «al borde del colapso».

La situación es particularmente delicada en España, único país de la Unión Europea (UE) que aplica un impuesto específico a los envases plásticos no reutilizables. Este gravamen, lejos de favorecer la sostenibilidad, ha generado una fuerte inseguridad jurídica y un lastre para la competitividad de miles de pymes que constituyen el tejido industrial del sector.

Competir en un mercado desigual

Goyena insiste en que la prioridad pasa por garantizar «una competencia justa entre los productos fabricados en Europa y los que llegan desde fuera con estándares mucho más laxos en regulación, seguridad o sostenibilidad».

Según explica, las fábricas europeas se someten a estrictos controles de calidad, certificaciones técnicas y exigencias de seguridad alimentaria, que elevan los costes de producción pero aseguran fiabilidad y circularidad.

«Necesitamos que las autoridades garanticen que los productos importados cumplan los mismos estándares que los europeos», corrobora. Para ello, defiende más personal y recursos en aduanas, la armonización de las reglas del mercado y una vigilancia efectiva que evite la competencia desleal.

En paralelo, la industria reclama una mayor estabilidad regulatoria que permita planificar inversiones en innovación y reciclaje. «Es esencial una implementación armonizada de la legislación comunitaria, con objetivos de contenido reciclado comunes, certificaciones válidas en toda la UE y sanciones claras», añade.

El lastre del impuesto español

El impuesto a los envases plásticos no reutilizables, en vigor desde 2023, es uno de los puntos de mayor fricción entre el sector y la Administración. Según los datos recogidos por Anaip, el 70% de las empresas no tiene claro si sus productos están sujetos al gravamen ni cómo calcularlo. «Esto genera una enorme inseguridad», apunta Goyena.

El impacto económico es notable: en 2023 la facturación cayó en más de 2.000 millones de euros, un 10 % respecto al año anterior. Además, el 40 % de las empresas ha tenido que afrontar más de 50.000 euros en costes informáticos y burocráticos asociados al impuesto, y el 69 % prevé sumar otros 30.000 euros adicionales en el ejercicio fiscal de 2025.

Pero quizás el efecto más preocupante es el desplazamiento de la producción nacional. Desde la entrada en vigor de la Ley de Residuos, las importaciones de transformados plásticos han aumentado en más de 1.000 millones de euros. «Se está favoreciendo la entrada de productos de terceros países que no cumplen los mismos criterios de sostenibilidad ni los controles europeos», subraya la directora de Anaip.

Una industria estratégica para Europa

Más allá de los problemas regulatorios y fiscales, Goyena reivindica el carácter esencial de la industria del plástico. «Estamos presentes en todos los sectores clave: sanidad, logística, transporte, construcción o agricultura», recuerda. Los plásticos, destaca, son materiales ligeros, seguros y versátiles que permiten reducir emisiones y mejorar la eficiencia energética en múltiples aplicaciones.

En transporte, disminuyen el peso de los vehículos, reduciendo el consumo de combustible. En edificación, proporcionan el mejor aislamiento térmico para ahorrar energía. En agricultura, aumentan la productividad de los cultivos y facilitan la continuidad de las cosechas durante todo el año. Y en envases, contribuyen a reducir el desperdicio alimentario y requieren menos energía de fabricación que materiales alternativos.

«Los plásticos nos ayudan a ser resilientes frente al cambio climático», sostiene. Por eso, considera imprescindible compatibilizar sostenibilidad con viabilidad económica y empleo. «La sostenibilidad debe entenderse como un equilibrio entre los ejes económico, social y medioambiental», señala.

Con este enfoque, Anaip ha impulsado la marca Industria de Plásticos Española y Sostenible, cuyo objetivo es visibilizar el compromiso del sector con la economía circular, la reducción de la huella ambiental y la mejora de las condiciones laborales.

Europa en riesgo de dependencia

El debate sobre la competitividad del plástico se enmarca en un contexto global cada vez más incierto. La Asociación Europea de Transformadores, EuPC, junto con otras 28 organizaciones, ha lanzado un mensaje claro: si no se actúa de inmediato, Europa incrementará su dependencia de terceros países en sectores estratégicos.

Las cifras avalan la advertencia: a finales de 2025 se prevé la pérdida de cerca de un millón de toneladas de capacidad de reciclado, lo que pone en riesgo los objetivos de circularidad y neutralidad climática de la UE. Además, la crisis amenaza con la destrucción de miles de empleos y con el encarecimiento de una amplia gama de productos cotidianos.

En este escenario, las asociaciones sectoriales han planteado seis recomendaciones clave a las instituciones comunitarias que pasan por reforzar los controles aduaneros y aplicar medidas espejo a los productos importados; estimular la demanda de plásticos fabricados en la Unión Europea con contenido reciclado; invertir en infraestructuras de recogida y reciclaje con incentivos fiscales; aplicar tarifas RAP (Responsabilidad Ampliada del Productor) ecomoduladas que premien la reciclabilidad; garantizar el acceso a energía a precios asequibles; y asegurar la aplicación uniforme de la normativa en todos los Estados miembros.