Vanessa Fernández, Fundación Nova Feina: "Enfrentamos lo que llamamos 'multivulnerabilidad'"
La Fundación Nova Feina cuenta con 37 años de trayectoria. Pese a su consolidada trayectoria, en la actualidad se encuentra en un proceso de consolidación de un proyecto que surgió a raíz de un grupo de jóvenes que acababan sus estudios y se encontraban con la necesidad de recibir orientación para la inserción laboral. Este grupo se movilizó y creó la asociación, comenzando a trabajar con un técnico de juventud de la localidad valenciana de Quart de Poblet.
Con el paso del tiempo, los miembros se dieron cuenta de que no solo los jóvenes necesitaban orientación laboral, sino que también había muchas personas en búsqueda de empleo que requerían acompañamiento. Así fue como, explica Vanessa Fernández, responsable de programas de Inserción social y laboral de la fundación, decidieron transformar la estructura de la asociación con el objetivo de atender a aquellas personas en situación de vulnerabilidad que requieren apoyo en su inserción laboral.

El mercado laboral: un entorno cambiante
– Hoy en día el mercado laboral se encuentra en constante transformación. Las empresas cada vez exigen perfiles más especializados, la automatización y la digitalización están a la orden del día. ¿Cómo os afecta todo esto en vuestro trabajo? ¿Veis que está siendo más complicado asesorar a los trabajadores?
Es una realidad palpable que el mundo cambia y cada vez más deprisa. Estamos en un entorno cambiante y el mercado laboral también lo es. Todo se traduce en trabajar con itinerarios personalizados. Es decir, cada persona tiene sus propias necesidades y capacidades. Nosotros lo que hacemos es poner en evidencia las capacidades de esa persona y trabajar en aquellas competencias que están por debajo del nivel que el tejido empresarial requiere. Es un proceso que varía, es adaptativo y debe ajustarse a las nuevas realidades.
– Entonces no hay una estructura fija. Cada caso es único, ¿no?
Exactamente, no funcionamos con una estructura rígida. Cada persona tiene un recorrido distinto.
La importancia del trabajo en red para la inserción social
– Hacéis mucho hincapié en vuestro trabajo en Red. ¿A qué os referís cuando habláis de «trabajar en red»?
Trabajamos con todas las entidades y agentes sociales involucrados en el proceso de cambio o crecimiento de una persona. Colaboramos con los servicios sociales, formamos parte de la red estatal contra la pobreza, y también trabajamos con el Programa Incorpora de la Comunidad Valenciana, y en grupos contra la discriminación y aporofobia, entre otras. Las redes sociales y las instituciones locales juegan un papel clave en el proceso de cambio, no solo a nivel personal, sino también territorial. Colaboramos mediante convenios con servicios sociales municipales y con entidades como las Casas de la Dona y las Casas Violetas.
– Operáis de manera cercana al tejido social. ¿Cuál crees que es la importancia de que una fundación como la vuestra opere de esta manera? ¿Tiene algún inconveniente o dificultad añadida?
Trabajar en el tercer sector implica una dependencia económica de los recursos, especialmente de la Administración Pública. Es cierto que también colaboramos con entidades privadas, como bancos y otras organizaciones. Sin embargo, esa dependencia es complicada, ya que los recursos de los que dependemos pueden cambiar. Como el mundo es cambiante, los recursos y las políticas también lo son.
– Hay una cierta inestabilidad debido a esa dependencia.
Así es. Sin embargo, a pesar de estos altibajos, la necesidad sigue existiendo. En un mundo ideal, no existirían ni fundaciones ni organizaciones de este tipo, pero mientras haya una necesidad social, seguiremos aquí.
Tras la DANA, mayores desafíos
– Habéis estado muy presentes en la respuesta a la emergencia tras la DANA, ¿puedes hablarnos de algunos de los proyectos o trabajos que habéis desarrollado a raíz de la riada?
Somos una entidad social cuyo fin es la inserción sociolaboral. Sin embargo, el 29 de octubre, como a muchos otros, nos golpeó la riada. Dado que trabajamos en la zona afectada, conocíamos bien el territorio. Empezamos con una intervención asistencial para cubrir necesidades básicas como agua y alimentos, pero sabíamos que a medio y largo plazo habría un problema estructural y económico.
Actualmente, hemos atendido a 79 familias de los municipios afectados. Estas personas no solo han perdido sus viviendas, sino que enfrentan una grave crisis económica, aislamiento social y, sobre todo, una incertidumbre respecto al futuro. Estamos trabajando en el apoyo psicosocial, la ocupación y el empleo, y también en la recuperación del tejido asociativo y empresarial del territorio.
– Una de las grandes preocupaciones, sobre todo a partir del verano, es la posible pérdida de puestos de trabajo. Algunas empresas anticipan despidos una vez finalicen las ayudas. ¿Qué impacto puede tener esta eventual pérdida de puestos de trabajo, especialmente cuando se trata de personas que ya están muy afectadas?
Es cierto que el 34,2 % de las empresas que constituyen el PIB de la Comunidad Valenciana se han visto afectadas por la riada. Con la finalización de los ERTEs, muchas empresas se enfrentan a despidos, aunque también estamos en un proceso de recuperación. Sin embargo, estamos viendo un aumento en las formaciones relacionadas con oficios tradicionales y en la formación para nuevos puestos de trabajo.
Estamos ajustándonos a las necesidades del tejido empresarial, ya que creemos que la recuperación debe ir acompañada de una construcción de una sociedad más igualitaria y justa, con un enfoque en la prevención.
– ¿Y cuál es la importancia de recuperar y generar el pequeño comercio que ha desaparecido o se ha visto especialmente afectado? ¿Crees que es posible lograrlo?
Creemos que sí. Existen líneas estratégicas para visibilizar el pequeño comercio y reconocer su papel clave en la recuperación de los territorios. En el caso de los 84 municipios afectados, es crucial recuperar el bienestar económico local. Existen estrategias para impulsar y recuperar estos comercios, como la redistribución de ayudas que lleguen a los pequeños autónomos y comercios. Las administraciones locales y la ciudadanía tienen un papel clave en este proceso.
Enfrentando la «multivulnerabilidad»
– Además de todo esto, estamos atravesando momentos sociales y económicos complejos. El precio de la cesta básica ha subido, el acceso a la vivienda se ha complicado… todo esto genera tensión en la población. Muchos se ven expulsados de las ciudades y se mudan a localidades más baratas. ¿Cómo veis esta situación, especialmente desde la perspectiva de las personas que ya están en una situación vulnerable?
La situación es aún más complicada para aquellas personas que ya partían de una vulnerabilidad previa. Ahora enfrentan lo que llamamos «multivulnerabilidad». El papel de las entidades sociales y de la Administración es clave en el proceso de recuperación. Estamos hablando de personas que, además de lidiar con las consecuencias de la catástrofe, enfrentan graves problemas de salud mental y estrés. Es necesario trabajar en la recuperación de la salud física y mental, así como en la capacitación laboral. El mercado laboral está cambiando constantemente, pero debe estar al servicio de las personas y no al revés.
– ¿Habéis observado algún cambio en las necesidades de las personas que buscan acceder al mercado laboral en los últimos años?
Sí. Las personas en los territorios afectados por la riada están en una situación mucho más vulnerable, agravada por la crisis. La ansiedad y el estrés son muy elevados. Además, la estigmatización es un problema real. Muchas de estas personas, incluso si encuentran empleo, pueden ser percibidas de manera negativa debido a su situación. Es crucial ofrecer empleo digno y de calidad para que puedan superar la exclusión social. No solo se trata de conseguir trabajo, sino de conseguir un empleo que proporcione estabilidad y bienestar a largo plazo.
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