La UE debe invertir en minas latinoamericanas para garantizar el flujo de minerales hacia Europa
En mayo de 2024 vio la luz la Ley de las Materias Primas Críticas europea. Javier Targhetta, presidente de la Confederación Española de las Industrias de las Materias Primas Minerales (Primigea) y consejero delegado de Atlantic Copper considera que es una buena iniciativa pero «ha tardado en salir, aunque más vale tarde que nunca».
La primera vez que la UE mostró su preocupación por el acceso a las materias primas críticas fue en 2008, «con lo que ha tardado 17 años en transformarse en una ley», aclara.

La Ley establece tres líneas de actuación para conseguir autonomía estratégica. La primera de ellas corresponde a la promoción de la exploración y explotación de recursos minerales en la propia UE; la segunda pasa por la promoción de la economía circular de dichos elementos; y, por último, y como complemento de las dos líneas anteriores, el impulso de acuerdos comerciales con países fuera de la Unión Europea ricos en esos materiales de forma que se asegure su llegada a la cadena de suministro del viejo continente sin interrumpirla y favoreciendo la actividad normal de su industria.
Preservar lo que ya tenemos
En nuestra opinión, -matiza Targhetta- «la ley está bien enfocada. Sin embargo, echamos de menos una nueva línea que se encargue de preservar lo que ya tenemos en Europa y su viabilidad y por tanto su competitividad. Un aspecto que sí recoge el Informe Draghi», advierte.
Desde Primigea, tal y como expone Targhetta, ven con buenos ojos el establecimiento de acuerdos comerciales con terceros países. Sin embargo, creemos que no va a bastar solo con esta medida, sino que «va a ser necesario inversiones por parte de Europa, bien en explotación y rendimiento minero o bien en industria de cabecera de transformación de esas materias primas con el fin de asegurarse el suministro desde esos países a Europa».
En este sentido, aclara el presidente de la Confederación, la Unión Europea debería invertir en países mineros de América Latina como Chile, Perú, Brasil, Colombia y México y en menor medida Ecuador, Argentina y Bolivia. En estos países hay principalmente cobre y litio, estaño, oro y plata, entre otros.
«La Unión Europea ha comenzado a establecer relaciones con Mercosur y con países directamente como Chile y Argentina para obtener y conseguir un flujo de esos materiales a Europa«, revela Targhetta.

Javier Targhetta, presidente de Primigea y consejero delegado de Atlantic Copper
Posibilidad de colaboración público-privada
Sobre la posibilidad de que se pueda producir una colaboración público-privada «nosotros hemos hablado con altos cargos de la UE y no se descarta que se vaya de la mano de una empresa privada apoyada por financiación pública», concreta Targhetta. De hecho, «si manejamos bien la colaboración público-privada que tanto defendemos desde el mundo de la empresa podemos alcanzar grandes logros», vaticina.
La Unión Europea tiene dos ventajas dos ventajas a su favor de cara al exterior: se trata de un cliente muy fiable y cumple muy bien las normas del buen gobierno y es el mejor cliente como gran economía del mundo.
Mientras, Estados Unidos lleva años invirtiendo en minas fuera del país, sobre todo en América Latina y en África. «China también ha comenzado a hacerlo desde hace doce o catorce años de forma masiva tanto en América Latina como en África subsahariana», corrobora Targhetta.
¿España puede liderar la autonomía estratégica?
A juicio de Targhetta, «España no puede liderar ese movimiento en Europa. Pero sí que puede ser uno de los países más activos tanto en el ámbito de la minería como en la primera transformación de los minerales estratégicos», admite.
Los países europeos que están a la cabeza liderando dicha transformación son Suecia, Polonia, Bulgaria y Portugal. Igualmente, «países como Francia, Italia y Alemania han creado presupuestos especiales para la búsqueda de nuevos yacimientos de minerales», explica el presidente de Primigea.
España ha sido siempre un país minero y tiene cobre, zinc, plomo y hierro. Targhetta explica que se han encontrado dos yacimientos de litio en Extremadura «que ya están evaluados»; y otro de uranio en Salamanca pero «no tiene los permisos de explotación ni está respaldado por las autoridades para tenerlo».
En este sentido, reconoce que «es una pena porque si defendemos la permanencia de la energía nuclear en España para la generación de electricidad, estaría francamente bien que además de contar con las centrales nucleares tengamos el uranio, material que se utiliza para la generación de electricidad en las centrales nucleares».
España también cuenta con otras materias primas que «no están en esa lista de la Unión Europea y que consideramos un error», -clarifica-, y que corresponden a las llamadas rocas industriales como la caliza, la arcilla, el feldespato, la potasa… «imprescindibles para las industrias de la construcción o de los fertilizantes».
Además se trata de materias primas «que viajan mal», asegura Targhetta. Es decir «tienen un precio muy bajo y el transporte y la logística tienen mucho impacto en su precio final». Con lo cual, «si España no las produce va a ser muy complicado traerlas de fuera». «Y si se traen de fuera, -avisa- España no va a ser competitiva con respecto a todas las industrias que dependen de esos materiales y frente a otros países que sí mantienen su explotación».